La combinación de varios factores como las diferencias biológicas, socioculturales y sanitarias ayudan a entender estas distinciones en salud

En los últimos años, las diferencias en cuestiones de salud entre hombres y mujeres han ganado protagonismo en el debate médico y científico. Comprender estas diferencias es clave para proporcionar un enfoque inclusivo y personalizado en los tratamientos farmacológicos y las políticas de salud. Con motivo del Día Mundial de la Mujer, analizamos cómo el sexo y el género influyen en la salud y en la respuesta a los tratamientos.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud con perspectiva de sexo y género con una mirada sensible a cómo las diferencias influyen en la salud integral de las mujeres. Dichas diferencias pueden clasificarse en:

👉 Diferencias biológicas: relacionado con el sexo de la persona debido a aspectos como la composición corporal (músculo y grasa), el metabolismo y las hormonas.

👉 Diferencias socioculturales: factores como la igualdad de género (roles establecidos), las costumbres y el estilo de vida pueden influir en el acceso a la salud y la percepción de la enfermedad.

👉 Diferencias sanitarias: la investigación médica y los tratamientos han estado históricamente orientados al sexo masculino, impactando así en las mujeres tanto en la precisión de diagnósticos como en la seguridad de ciertos medicamentos.

¿Cuál es la respuesta a los medicamentos?

Hombres y mujeres pueden responder de manera distinta a los tratamientos farmacológicos debido a diferencias biológicas que afectan a la absorción, distribución, metabolismo y eliminación de los fármacos. Estas diferencias incluyen:

Absorción y distribución: las mujeres presentan un mayor porcentaje de grasa corporal y un menor volumen de agua en comparación con los hombres. Esto influye en la forma en que los medicamentos lipofílicos (solubles en grasa) e hidrofílicos (solubles en agua) se dispersan en el organismo. Además de que la grasa subcutánea, más presente en mujeres, afecta a la solubilidad y a la liberación de ciertos medicamentos.

Metabolismo: las enzimas hepáticas procesan los fármacos de manera distinta según el sexo. Estas variaciones en enzimas influyen en que los hombres suelen metabolizar ciertos medicamentos más rápidamente, mientras que, en las mujeres, pueden permanecer más tiempo en el cuerpo.

Efectos adversos: las mujeres tienen entre 1,5 y 1,7 veces más probabilidades de experimentar efectos secundarios a los medicamentos, lo que resalta la importancia de ajustar dosis y tratamientos según el sexo y tamaño/proporciones de la persona.

Influencia hormonal: el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia también modifican la respuesta a ciertos fármacos, afectando su eficacia y seguridad.

A lo largo de la historia en la investigación farmacológica, se ha priorizado a los hombres en los ensayos clínicos, lo que ha llevado a un menor conocimiento sobre cómo afectan los tratamientos a las mujeres. Esto subraya la necesidad de incluir una perspectiva de género en la investigación y el desarrollo de medicamentos.

¿Qué otras diferencias en salud existen?

Además de las ya mencionadas sobre farmacología, existen otras disparidades de la salud donde se observan diferencias notables:

👉 Salud cardiovascular: aunque las enfermedades cardíacas se asocian más a los hombres, en las mujeres los síntomas pueden ser más atípicos y menos evidentes, lo que puede llevar a diagnósticos tardíos (menor presión/dolor en el brazo izquierdo durante un ataque cardíaco).

👉 Salud mental: las mujeres tienen una mayor prevalencia de trastornos de ansiedad y depresión, mientras que los hombres presentan más problemas de adicciones y comportamientos de riesgo.

👉 Dolor crónico y enfermedades autoinmunes: las mujeres son más propensas a sufrir dolor crónico y enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide o el lupus.

👉 Acceso a la salud: se ha observado que las mujeres acuden con mayor frecuencia a la farmacia y los centros de salud, no solo por su propio cuidado, sino también para el de sus hijos o familiares, lo que a veces implica que prioricen la salud de los demás sobre la suya propia.

Objetivo: alcanzar la equidad en salud

Cada vez más estudios buscan abordar estas diferencias para mejorar la eficacia y seguridad de los tratamientos. No obstante, todavía queda un largo camino por recorrer. Incorporar la perspectiva de género en la atención sanitaria, fomentar la investigación equitativa y garantizar un acceso igualitario a los servicios de salud son algunas de las medidas clave para avanzar hacia una medicina más justa y eficaz. ¿Qué otras medidas crees que se podrían aplicar?

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