FUENTE: El Mundo
El mundo de los dispositivos llevables o wearables, según el término en inglés, está en completa expansión. Pulseras, relojes, cintas, etc. llenan las vitrinas de tiendas y son objeto de deseo de cada vez más personas. La última novedad viene de la mano de un equipo de investigadores de California (EEUU) y de la revistaNature Communications. Se trata de un mini sensor que se aplica directamente en la piel y que es capaz de medir la actividad del corazón y los niveles de lactato, un compuesto orgánico que se genera con el ejercicio, lo que ofrece una radiografíasobre cómo el cuerpo de una persona está reaccionando ante una actividad física, algo útil para atletas, pacientes y médicos.
Cuántos kilómetros caminas al día, cuánto tiempo llevas si moverte de la silla, cuál es la frecuencia cardiaca tras realizar ejercicio... Son algunas de las aplicaciones que ya tienen ciertos gadgets que se regalan de forma profusa en navidades y que están cada día más presentes en las tiendas deportivas. Según un informe de la agencia de medios Mindshare WPP y Goldsmiths, de la Universidad de Londres (Reino Unido), el 76% de los usuarios de teléfonos inteligentes señalan que la posibilidad de vigilar su actividad física ha contribuido a mejorar sus vidas. Sin embargo, muchos expertos se muestran escépticos sobre lo que aportan estos dispositivos en términos de salud.
Quizás la clave esté en los datos que recogen cada uno de ellos y la ausencia de dispositivos capaces de procesar más de un elemento a la vez cuando se tratan de parámetros generados por distintas vías fisológicas, es decir, dispositivos híbridos capaces de procesar datos muy diferentes. Ese vacío es el que vienen a paliar investigadores de la Universidad de San Diego, California, al haber desarrollado el primer wearable flexible capaz de vigilar tanto las señales eléctricas como las bioquímicas del cuerpo humano: la actividad cardiaca y el nivel de lactato presente en el sudor.
El denominado, Chem Phys, es un dispositivo formado por dos sensores con electrodos xerigrafiados, es decir, impresos con el mismo sistema con el que se imprime una camiseta. Los sensores están colocados sobre una matriz adhesiva y flexible que se coloca sobre la piel y que se comunica vía wireless con un teléfono móvil, un smart watch o una tableta. La matriz, realizada con poliéster, mide unos cuatro centímetros sobre los que se colocan estos elementos.
El Chem Phys, que se ha probado en tres personas mientras hacían entre 15 y 30 minutos de pedaleo en una bicicleta, es capaz de registrar adecuadamente la reacción eléctrica de su corazón a ese ejercicio y la de las células musculares, que son las que producen el lactato. Se trata de una prueba de concepto, como explica Eva Baldrich Rubio, líder del Grupo de Nanoherramientas Diagnósticas en el Centro de Investigación Bioquímica y Biología Molecular (Cibbim) de Barcelona. "Este grupo lleva años desarrollando este dispositivo. La novedad ahora es quecombina dos sensores que miden dos parámetros muy distintos, uno físico y otro bioquímico. Es un gran paso a nivel de investigación, que ahora hay que trasladar a una comercialización, algo que es mucho más complicado", señala Baldrich.
"Una de las principales metas de nuestra investigación es construir un wearableque pueda medir simultáneamente un completo registro de datos químicos, físicos y electrofisiológicos que se registran a lo largo de un día", explica Patrick Mercier, que ha trabajado en la transmisión de los datos de este dispositivo y que ha dirigido, junto con Joseph Wang, este trabajo. "Esta investigación representa un importante primer paso que muestra que esto puede ser posible".
Recientemente, investigadores de la Universidad de Stanford (EEUU), publicaban los datos sobre otro dispositivo capaz de medir la frecuencia cardiaca y de detectar metabolitos y electrolitos a través del sudor. "Sin embargo, los sensores de electrofisiología no fueron incluidos, y la fusión de sensores multimodales es crucial para obtener un conocimiento mayor sobre el estado de una persona", explican los investigadores californianos en su trabajo.
"Lo que aporta este trabajo es, de una forma muy económica, la combinación de un sensor de frecuencia cardiaca y otro de lactato en el sudor, sensor este último no muy diferente a los que se utilizan para medir la glucosa o el nivel de alcohol", argumenta Baldrich. Saber estos parámetros podría ser especialmente útil para atletas que quieren mejorar su rendimiento. Existe un gran interés entre estos deportistas pues, según reconoce Mercier en un comunicado, tanto a él como a otras personas de su equipo les han contactado muchos atletas olímpicos interesados en los dispositivos que están desarrollando en su centro.
Pero no sólo sería válido para los deportistas sino que podría tener una aplicación médica. "Muchos de los pacientes que han sufrido un infarto son jóvenes y, tras recuperarse, quieren retomar su actividad y realizar deporte. Dispositivos como éste son una buena manera de saber su actividad metabólica frente al ejercicio progresivo, cómo está reaccionando su cuerpo frente a ese deporte, para que no suponga una actividad extenuante", afirma Marta Pombo Jiménez, vocal de la Sección de Estimulación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
De la misma opinión es el doctor Kevin Patrick, médico y director del Centro para Sistema de Salud Población y Wireless en San Diego, que no está involucrado en esta investigación. "La capacidad de registrar tanto la actividad eléctrica del corazón [que es lo que habitualmente recoge un electrocardiograma] como el lactato en un pequeño sensor podría ofrecer beneficios en una gran variedad de áreas. También podría ser verdaderamente interesante en la medicina deportiva para, a través de este sistema, optimizar el régimen de entrenamiento en atletas de élite", señala este especialista que además es miembro del Centro de Sensores Wearables.
"La Medicina va hacia esto, es decir, el control de parámetros a distancia. La telemedicina va a ser el futuro y es una ventaja tanto para el paciente que puede ver él mismo lo que ocurre en su cuerpo como para el médico que puede hacer una evaluación a distancia", aventura la especialista de la SEC.
No obstante, tal y como explican en el estudio californiano, el dispositivo todavía no está listo ya que necesitan asegurarse de que las señales de los dos sensores no interfieran entre sí por lo que necesitan mejorar su configuración. Como explica Pedro Diezma, CEO de Zerintia, una empresa española que se dedica a desarrollar dispositivos portátiles, "la correcta medición de un wearable depende de muchos factores, fundamentalmente de la calidad y calibración de sus sensores y, por otro lado, de la correcta colocación. Aunque también influyen otros elementos como el algoritmo para el cálculo de los datos (tasa cardiaca, tensión arterial, etc.) o la contaminación externa de la zona a medir, en este caso la piel".
Este nuevo dispositivo "combina sensores químicos, mecánicos y eléctricos, lo que es toda una novedad y un gran avance en el camino de la medición biométrica, además de transmitir la información en tiempo real. Los sensores híbridos permiten una mayor toma de datos, pero también mejorar la calidad del mismo ya que cada sensor se especializa en capturar una serie de mediciones específicas que antes eran realizadas por un único sensor con un mayor índice de error. Esta gran cantidad de información será almacenada en sistemas denominados Big Data para poder conseguir patrones de comportamiento para mejorar el rendimiento deportivo, valorar la evolución de patologías en enfermos crónicos y para un diagnóstico precoz de enfermedades", concluye Diezma.