La ausencia de sol perjudica la producción de serotonina y melatonina, dos hormonas clave en el buen funcionamiento de nuestro reloj biológico interno. Las consecuencias: alteraciones en el estado de ánimo y sueño

“No hay mal que 100 años dure, ni cuerpo que lo resista”. Y si no, que se lo digan a España. La falta de sol y las continuas lluvias han hecho que buena parte del país lleve aguantando el chaparrón varias semanas ya. Y sí, los rayitos volverán algún día (esperemos), pero lo cierto es que tanta nube ha acabado por nublar nuestro carácter. ¿Por qué ocurre?

“Es cierto que la falta prolongada de exposición al sol puede influir en nuestro estado de ánimo”, afirma a CuídatePlus, Mercedes Bermejo, directora de Psicólogos Pozuelo. La experta apunta a diversos factores, tanto psicológicos como biológicos, “que afectan a la regulación de nuestro bienestar emocional”.

Por un lado, continúa, “cuando pasamos unos periodos de tiempo largos sin recibir luz solar de forma suficiente, podemos experimentar diversos síntomas, como fatiga, desánimo o irritabilidad”. Acerca de la razón de por qué ocurre esto, Bermejo responde que la luz natural tiene un papel clave en la regulación de los ritmos circadianos, “en nuestro equilibrio emocional y en la sensación de bienestar”.

En cuanto a los procesos biológicos que puedan estar involucrados, “la exposición a la luz natural nos ayuda a poder sincronizar nuestros patrones saludables de vigilia y sueño”. Además, este reloj biológico interno favorece la producción de serotonina, que es un neurotransmisor asociado también a la sensación de bienestar y la regulación del estado de ánimo. “Por tanto, la luz solar estimula esta producción, pero su falta lleva a la disminución de esta sustancia, que puede favorecer estados de tristeza, de apatía o desmotivación”.

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