A él se deben las primeras expresiones de la Atención Farmacéutica y al se le debe que un nutrido grupo de farmacéuticos la practican en nuestro colegio, y que han comprendido que se trata de la evolución natural de la profesión, dirigida al paciente y la prestación de servicios asistenciales.
Colaboró con el MICOF de Valencia en numerosas ocasiones impartiendo master y cursos de Atención Farmacéutica y dejó una numerosa escuela de discípulos en la Universidad Cardenal Herrera del CEU de Valencia en la que introdujo de forma pionera un Aula de Prácticas Farmacéuticas en la que los alumnos entraban en contacto con pacientes reales de farmacias valencianas.
Natural de Jaén, hijo, esposo y padre de farmacéuticos, fue en dos amplios periodos de tiempo titular de una oficina de farmacia en Jaén capital y en Valdemoro (Madrid), donde desarrolló primero un servicio sistematizado de elaboración de fórmulas magistrales e indicación de medicamentos sin receta, cuando aún no habían comenzado a circular las nuevas tendencias en el seguimiento de pacientes que supusieron las teorías de Charles Hepler y Linda Strand en los años 90.
Precisamente la visita de Linda Strand al Colegio de Farmacéuticos de Valencia se produjo con la intervención de Martínez Romero, por entender que el MICOF de Valencia era donde se estaba gestando el gran cambio en las funciones del farmacéutico. Y cuando se estableció en Valdemoro pudo poner en práctica la mayor parte de las ideas de una nueva farmacia dirigida al paciente algo que ahora se encuentran en plena expansión.
Su obra no perecedera es la Sociedad Española de Farmacia Comunitaria (SEFAC) en la que fue su primer presidente, y más tarde Presidente de Honor así como miembro de la Fundación Pharmaceutical Care y de otras muchas organizaciones como la sociedad de farmacéuticos Iberolationoamericanos (OFIL).
Viajero incansable, había recorrido España y América Latina, impartiendo cursos en Colegios y Universidades, donde recibió un reconocimiento universal, sin embargo hay que destacar que siempre estuvo unido al MICOF de Valencia y durante algunos años fijó su residencia en Moncada para impartir docencia en el CEU.
Quizá uno de los valores de la personalidad del doctor Francisco Martínez Romero, conocido por todos como Paco Martínez, haya sido la tolerancia llevada a su última expresión, ya que nadie se podía considerar su adversario, y ni mucho menos su enemigo, por más que pensara de otra forma. El trató a todos como amigos y su gran legado de cambio imprescindible en el ejercicio de la profesión del farmacéutico, ya es irreversible.
Sirvan estas líneas para rendirle uno de los primeros homenajes de los muchos que seguro se le harán. Siempre sorprendía, siempre animaba, siempre motivaba. No hace falta decir mucho más: era Paco Martinez, y como él mismo decía: “he hecho muchas cosas pero todas me conducen a lo mismo: soy farmacéutico. Perdonen la inmodestia”.