FUENTE: La Vanguardia
España es el país de la UE donde más infecciones por el virus del sida (VIH) de produjeron en el 2015, y el tercero del continente europeo tras Rusia y Ucrania. El número de contagios ha aumentado a un promedio de un 1,5% anual en los últimos 10 años, al pasar de los 2.000 nuevos casos en el 2005 a los 2.350 una década más tarde, mientras que el número de personas que vive con VIH asciende a los 130.330, frente a los 126.520 de hace diez años.
Este es el panorama que dibuja el estudio Carga global de enfermedad, lesiones y factores de riesgo, coordinado por el Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud (IHME, en inglés) de la Universidad de Washington en Seattle (EE.UU.), y que ayer fue publicado por la revista The Lancet VIH coincidiendo con la 21 Conferencia Internacional de Sida que se celebra en Durban (Sudáfrica).
Los datos de España destacan aún más cuando, según el estudio, las nuevas infecciones por VIH se han reducido en el mundo un 0,7% al año durante esta última década, un porcentaje, sin embargo, muy bajo y que muestra que la lucha contra el sida se ha estancado: entre 1997 y el 2005 la caída fue del 2,7% anual. España, señala el informe, forma parte del grupo de 74 países –entre ellos, Egipto, Pakistán, Kenia, Filipinas, Camboya, México y Rusia– donde los contagios han aumentado.
¿Cómo se explica este aumento de infecciones? Josep Maria Haro Abad, director de Investigación del Parc Sanitari Sant Joan de Déu y uno de los investigadores que han participado en el estudio, indica que la causa de este incremento hay que buscarla en la “trivialización” de la infección. “Sabemos que se ha relajado la prevención en las relaciones sexuales con esa falsa confianza en que gracias a los tratamientos se ha conseguido convertir el sida en una enfermedad crónica, algo que no es así”, indica este investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red. La cobertura de la terapia con antirretrovirales en España está muy por encima de la media mundial –que se sitúa en el 41 %– y alcanza a un 66 % de los españoles afectados. Esto ha permitido reducir la moralidad de los 1.490 personas en el 2005 a 820 una década después.
Asociaciones de lucha contra el sida, por su parte, no han cesado de advertir en los últimos años que la falta de presupuesto estaba haciendo mella en esta batalla contra el VIH. Las campañas de prevención han desaparecido, así como las destinadas a concienciar a la población de la necesidad de realizarse la prueba del sida: se calcula que una cuarta parte de las personas infectadas por VIH no saben que lo están y “son responsables de más del 50% de las nuevas infecciones que se producen”, explica Haro.
Pero España no destina dinero suficiente en su territorio para luchar contra el sida y menos aún fuera. Desde el 2011, el Gobierno español no aporta ni un euro al Fondo Global. Esta entidad necesita más dinero para conseguir la meta global de acabar con la pandemia en 2030. Una meta que se ve cada día más lejana a tenor del repunte de nuevos contagios: en el 2015 se produjeron alrededor de 2,5 millones de nuevas infecciones por VIH, sólo atenuado por la ligera reducción de la mortalidad (de 1,8 millones en el 2005 a 1,2 millones en el 2015).
El ex director ejecutivo fundador de Onusida, Peter Piot, ha avisado de que la epidemia del sida “no ha terminado” y que sigue siendo una de las “mayores amenazas” para la salud pública. “La elevada tasa de infecciones por el VIH representa un fracaso colectivo que debe abordarse mediante la prevención y la intensificación de las inversiones en investigación”.