FUENTE: Cinco Días
Si algo distingue a Valencia en materia alimenticia, sin contar la paella y sus múltiples variantes y debates, son las naranjas, convertidas casi en un símbolo de la región. Una materia prima de calidad diferenciada que sirvió de base para crear uno de los refrescos más populares de los que hoy continúan en el mercado. En la actualidad Trina, otrora Trinaranjus, la bebida refrescante que se hizo un hueco en el mercado presumiendo de no tener burbujas.
Una idea que nació en un laboratorio farmacéutico, en concreto, el que se situaba en el número 130 de la calle Sagunto de Valencia. Eran los Laboratorios del Dr. Trigo, propiedad de Agustín Trigo Mezquita, una importante figura de la sociedad valenciana de primeros de siglo.
Nacido en 1863, miembro de una familia acomodada, cursó sus estudios de farmacia entre Barcelona y Madrid. Está considerado como uno de los grandes pioneros de este sector en su ciudad, y desde el principio tuvo en los cítricos una de las grandes bases de su trabajo. Su primer producto estrella fue el citrato de magnesia, una sal de frutas obtenida a través de extractos de naranja y limón, óptima para las digestiones más pesadas. A raíz de ese éxito, el laboratorio se especializó en la obtención de esencias y de jarabes a partir de estos productos, ya fuese para bebidas, para remedios farmacológicos o incluso para insecticidas. El Laboratorio del Dr. Trigo era ya una referencia en el procesamiento de los cítricos.
Mientras, Agustín Trigo iba ganando influencia en la sociedad valenciana, tanto por su vertiente empresarial como política. Era afiliado del Partido de Unión Republicana Autonomista, el PURA, hijo del llamadoblasquismo valenciano, movimiento liderado por Vicente Blasco Ibáñez, abiertamente contrario a la monarquía ypartidario del establecimiento de la República en España, pero desde unos preceptos más cercanos a la derecha.
El PURA era la fuerza hegemónica en Valencia, y Agustín Trigo se presentó a las elecciones a la alcaldía de Valencia en 1931, que ganó. Fue, eso sí, un mandato efímero, que no llegó a los seis meses de duración, tiempo en el cual participó en la redacción del estatuto de autonomía valenciano, que finalmente no fructificó. Durante sus meses en el cargo, se desataron los ataques a edificios religiosos, que reprimió con mano dura. Acciones que le valieron la oposición de buena parte de la ciudad, lo que desembocó en su dimisión.
Sí lo hicieron, nunca mejor dicho, sus investigaciones con los cítricos. Resultado fue la presentación, en 1936 en la feria de Marsella, de un refresco a base de concentrado de zumo de naranja que tenía el nombre de Naranjina. Fue tal el éxito que un empresario francés la copió y comercializó en su país bajo la denominación Orangina.
Pero el Dr. Trigo no dejó de investigar, y en la década de los 40, asociado con el empresario local Salvador Soler, dio con la fórmula de otro refresco a base de concentrado de naranja pero sin gas. Lo bautizaron como TriNaranjus. Se dice que el “Tri” puede corresponder al apellido de su creador; también puede hacer referencia a las tres naranjas que, como se publicitaba, contenía cada botella de la bebida y que estaban presentes en la base de su botella de cristal; o a los tres tipos de naranja que se usaban. En cualquier caso, TriNaranjus se convirtió en un éxito a nivel nacional, sobre todo desde los años 50, cuando se popularizó el consumo de refrescos.
Agustín Trigo no pudo ver ese boom, ya que falleció en 1952. Salvador Soler se hizo entonces cargo de la empresa, apostando siempre por una importante presencia publicitaria, siendo de las primeras marcas en aparecer en Televisión Española. Sus mensajes siempre aludían a su carácter natural, libre de burbujas, a diferencia de sus competidores principales. En 1989, el grupo Cadbury-Schweppes adquiere la marca y acorta su nombre a Trina. Hoy, es una de las marcas que integran el gigante Grupo Suntory.