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Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que dirige la alicantina María Blasco, han encontrado un mecanismo que permite al cáncer sobrevivir sin glucosa, lo que abre la puerta a entender por qué aparece la resistencia a algunos fármacos.
El principal objetivo de una célula tumoral, por encima de todo, es sobrevivir, y esto incluso a costa de dañar la salud del organismo al que pertenece, recuerda el CNIO en una nota de prensa.
Para ello, está dotada de habilidades que las células sanas no tienen, entre ellas la de seguir proliferando cuando la glucosa es muy escasa.
Según el CNIO, esa podría ser una de las razones por las que los fármacos antiangiogénicos, de uso muy extendido, a menudo no logran eliminar el cáncer por mucho que «le hagan pasar hambre evitando el desarrollo de vasos que le aportan nutrientes en general y, en particular, glucosa».
Los científicos del CNIO, liderados por Nabil Djouder, han identificado uno de los mecanismos bioquímicos clave que permiten a las células cancerígenas sobrevivir sin glucosa. Los resultados se han publicado en la revista Cancer Cell.
En concreto, han descubierto un conjunto de proteínas que en la práctica actúan como un interruptor: cuando hay alimento disponible -glucosa-, las células tumorales usan una determinada ruta bioquímica para sobrevivir y seguir proliferando.
Sin embargo, cuando no hay glucosa, el interruptor pone en marcha una ruta diferente para conseguir lo mismo: la supervivencia de las células tumorales.
«Las células tumorales son muy inteligentes, cuando se cierra una puerta que parecía indispensable para su crecimiento y su proliferación, abren otras nuevas que les permiten a adaptarse a cualquier estrés y sobrevivir», explica Djouder, quien añade: «Por eso desarrollan mecanismos muy sofisticados y aprenden a sobrevivir, y por eso es tan difícil curar el cáncer».
En las células (tumorales o no) todo lo que ocurre viene dado por cadenas de reacciones bioquímicas: una proteína es modificada por la adición de una u otra molécula y ese cambio induce cambios en otras proteínas.
Los científicos han identificado el sistema de interruptores que sirve a la célula para detectar si hay o no glucosa y para decidir qué ruta bioquímica debe seguir para conseguir su objetivo final que es sobrevivir. Esta investigación es básica, alejada por ahora de una aplicación clínica, pero confirma que los resultados son «una pieza muy relevante del rompecabezas».