FUENT: LA VANGUARDIA
Mi marido no quería más hijos después de nacer la niña. Yo tenía 36 años y todo fue bien. Pero al cabo de unos años empezamos a desear otro hijo y al cabo de un año empezamos a preocuparnos, porque no había manera. Al final ya tenía 45 y decidimos ir al médico. Hicimos una fecundación in vitro y, ¡a la primera! Ahora tiene 15 meses y me lleva loca. Mi hija mayor, 11”. El caso de M.O. coincide con el 25% de quienes consultan por un problema de infertilidad en Dexeus. “Y la causa principal de esa infertilidad secundaria, la de parejas que ya han tenido algún hijo antes pero no consiguen el segundo, es la edad de ella y de él. A los 42 años las posibilidades de quedarse embarazada espontáneamente se han reducido al 8%. La edad ovárica a veces está por encima de la cronológica”, explica Buenaventura Coroleu, jefe del servicio de medicina de la reproducción de salud de la mujer Dexeus.
Cada vez hay más conciencia de que la edad es un límite implacable a la hora de tener hijos y que esos límites biológicos no casan exactamente con la edad social, laboral o amorosa. “Así que muchos de nuestros pacientes se muestran muy sorprendidos de no conseguir ese segundo embarazo cuando no hubo ningún problema con el primero. Pero el paso de los años marca claramente la reserva ovárica de las mujeres y la calidad del esperma del hombre, a lo que se añaden a veces secuelas de infecciones tubáricas y otros problemas que han ido acumulándose con el tiempo”, explica Coroleu.
Lo cierto es que cuando realizan pruebas hormonales a estas parejas con una infertilidad en el segundo, los datos muestran esa relación: si a los 25 años la presencia de hormona antimulleriana, “que es la que nos marca la edad ovárica”, da un 3, a los 30 años ya baja a 2,5; a los 35, entre 1,5 y 1,7, y a los 40 años apenas alcanza el 0,6.
Ese 25% de pacientes de la consulta de infertilidad tienen prisa, se les pasa el tiempo para el segundo hijo, y además “no suelen estar dispuestos a utilizar óvulos de una donante, que es lo que más posibilidades les daría, porque quieren otro hijo genéticamente propio, como el primero”, explica el responsable de reproducción de Dexeus.
“Si no tuviera otra hija, sí que hubiera intentado una ovodonación”, admite M.O. “Pero nosotros pensamos que lo mejor era intentarlo con nuestros óvulos y ponernos un límite de tiempo: hasta los 46. Si no lo conseguíamos, desistiríamos. Tuvimos mucha suerte”.
El límite, sostiene M.O., es importante. “El proceso es muy estresante, sufres por no quedarte, hay más riesgo de aborto, estás medicándote. Te imaginas a la criatura, sí, pero te puedes ahogar mucho”.
La edad más frecuente en el servicio de reproducción de Dexeus es 39 años (ellas). En su estadística propia, la fecundación in vitro tiene una edad media de 38 años. Las mujeres de más edad, a partir de los 41, suelen acudir a la donación de óvulos, salvo este grupo de infertilidad secundaria, que en general la rechaza. A partir de los 45 años, el porcentaje de mujeres que intentan un método de reproducción asistida cae drásticamente. “Por encima de los 40 años, la calidad de los ovocitos nos obliga a plantear el diagnóstico preimplantacional”, señala Coroleu, una nueva barrera que superar para las parejas. La sociedad española de fertilidad recomienda no iniciar procesos más allá de los 50 años.