FUENTE: Cinco Días
No es algo habitual. Ni siquiera una tendencia en el mercado inmobiliario. Pero la farmacéutica suiza Roche ha decidido dar un paso pionero: trasladar su sede en España por motivos medioambientales. Una directiva interna de la matriz obliga a cumplir ciertos requisitos de respeto al entorno en sus cuarteles corporativos, así que la dirección española ha tenido que buscar un inmueble que los cumpla. Y no ha sido fácil.
La nueva sede tiene que cumplir los requisitos exigidos por el laboratorio suizo –creado en 1896 y uno de los tres grandes del mundo junto a Pfizer y Novartis–. Estos criterios van más allá de la legislación vigente. Por ejemplo, uno de los más cruciales para el traslado ha sido la reducción de los gases contaminantes.
Las mejoras ambientales
“La emisión a la atmósfera de gases con efecto invernadero como son los hidrofluorocarbonos, muy utilizados en sistemas de climatización o extinción de incendios y con un potencial de calentamiento global 2.000 veces superior al del CO2, hace que Roche se plantee hacer frente a este desafío”, señalan desde esta compañía farmacéutica. “La UE ha establecido una disminución de varias sustancias hasta 2030, pero cumpliendo con nuestra directiva interna, en Roche nos adelantamos y nos cambiamos de sede”, añaden.
De hecho, desde la empresa se afirma que será el primer edificio de España cuyos gases de climatización y extinción no serán dañinos con la capa de ozono. La empresa obliga a reducir en un 20% las emisiones de refrigerantes halogenados. Pero no será la única medida para hacer frente a las obligaciones internas. La iluminación será 100% LED para emitir 90 toneladas de CO2 menos al año, se instalarán 22 paneles solares que cubren la demanda del 60% del agua caliente y se reservan plazas de aparcamiento para vehículos eléctricos.
“Desde Roche apostamos firmemente por una gestión de los espacios que sea compatible con nuestros compromisos medioambientales. Creemos que el cambio de sede era un paso necesario para seguir siendo un referente en sostenibilidad”, destaca Luis Manuel González, director de recursos humanos de Roche. Esta compañía suiza facturó en el primer semestre 23.025 millones, un 5% más que el año anterior, situándose como el segundo laboratorio más grandes del mundo, muy cerca del líder Pfizer, y por delante del grupo helvético Novartis.
Entre las directrices aprobadas por la matriz, se encuentra la reducción de un 10% de gasto de energía por empleado (incluido el traslado en coche o en viajes), el aumento del 20% en el uso de energías renovables, una bajada del 10% del gasto de agua y de igual porcentaje en los residuos y en la emisión de CO2 por trabajador. Estos requisitos deben cumplirse antes de 2020, por eso desde España se han adelantado y han buscado cómo cumplirlos.
El nuevo edificio y la obra
Pero no ha sido sencillo. Incluso pensaron en adaptar sus oficinas actuales en la calle del Eucalipto, 33, junto a la M-30, en un inmueble propiedad de la socimi Merlin. “Ha sido realmente complicado, ya que en Madrid no existía un edificio que cumpliera estos criterios. Se valoraron diversas posibilidades, como construir una sede nueva o adaptar el edificio en el que estamos actualmente”, reconoce un portavoz de Roche. La operación ha sido asesorada por el equipo de Tenant Representation de Aguirre Newman.
Finalmente, el laboratorio se muda al edificio de Metrovacesa que estaba vacío y que antes ocupó Cepsa. El inmueble cuenta con cinco plantas de 1.500 metros cuadrados cada una. Para adaptarlo, las oficinas están en rehabilitación, dirigidas por el estudio de arquitectura 3g Office. Las obras tendrán una duración prevista de 12 meses y el coste será asumido a partes iguales por la inmobiliaria y la farmacéutica.
Se da la coincidencia de que el edificio que Roche abandona y al que se muda pertenecerán al mismo casero en breve, debido a la prevista fusión entre Merlin y Metrovacesa, que previsiblemente se materializará este otoño.