FUENTE: Levante
La odiada vuelta a la rutina es una bendición para el cuerpo. Durante el verano las comidas copiosas y la ingesta de alcohol o bebidas azucaradas y con gas tienen como consecuencia inmediata la hinchazón, el mal tránsito intestinal o la sensación de cansancio y otras a más largo plazo como la sobrecarga del hígado y la vesícula. Estas condiciones complican el regreso al trabajo o los estudios. Incluir algunos alimentos en la dieta y ajustar horarios puede ayudar al cuerpo y a la mente a reforzarse y de paso perder los tres kilos que se ganan de media durante el periodo estival.
Lo primero que hay que atajar es la fatiga y hastío de pensar en la jornada laboral. «Al irse el sol antes hay menos horas de luz y con la vuelta a la rutina baja el ánimo y eso puede llevarnos a comer de manera compulsiva», advierte la nutricionista y farmaceútica Amil López. Para combatir estos síntomas y sus consecuencias recomienda alimentos ricos en triptófano, como el pavo, el plátano, las legumbres, el atún o el salmón. Esta sustancia es precursora de la serotonina, la conocida como «hormona de la felicidad», por lo que ayuda a mantener el equilibrio emocional además de imprimir energía.
La experta aconseja fijarse «objetivos reales» para volver a la vida ordinaria y poner una fecha límite, no demasiado amplia, para no desmotivarse. «Durante dos meses, por ejemplo, nos proponemos reducir grasas o no tomar postre». En este tiempo hay que esforzarse también en comer cinco veces al día y dormir el tiempo suficiente. Un estudio de la Universidad de Chicago demostró que la falta de sueño provoca una reacción química en el cerebro que incrementa el gusto por la comida, sobre todo por los aperitivos dulces y salados que contienen un alto nivel de grasas.
Al haber ingerido más calorías de las que el organismo puede quemar se producen toxinas que contaminan el cuerpo. Librarse de ellas ayuda a agilizar su funcionamiento y evita enfermedades. Los caldos a base de verduras como el apio, los puerros o el calabacín son eficaces para eliminarlas. Además estimulan la función renal, lo que provoca una pérdida de líquidos que da la sensación de mayor ligereza. López los recomienda como cena y además que incluyan lechuga, ya que tiene un efecto sedante óptimo para conciliar el sueño.
Otra secuela del verano es el bloqueo del tránsito intestinal. Las legumbres, los cereales integrales o frutas ricas en fibra pueden ayudar a solventar el problema.
En cuanto a los alimentos funcionales –los que llevan añadidas sustancias activas, como pueden ser yogures para el tránsito o leche con omega 3–, López recomienda hablar con el médico o el farmaceútico antes de comprarlos: «En muchos casos no merece la pena gastarse el dinero en ellos porque las cantidades que añaden son insuficientes para ser realmente efectivos; además la publicidad puede ser engañosa, por ejemplo, todos los yogures ya tienen probioticos».
Entre los buenos hábitos no puede faltar el deporte. El primer motivo es que ayuda a mantener un peso correcto, pero además tiene otros beneficios. Cuando se practica deporte se segregan endorfinas, otra vez la hormona de la felicidad; dopamina, relacionada con el placer; y serotonina, una sustancia que deja el cuerpo en calma y ayuda a olvidarse del estrés. Esta hormona, unida al cansancio de practicar deporte, ayudará a dormir antes y mejor.