FUENTE: El Mundo
El ojo es una compleja y delicada maquinaria que realiza una función básica para la vida. En las últimas décadas, el uso de ordenadores, tablets y móviles lo somete a una especie de estrés visual, al que se suma en algunos lugares los efectos de la llamada contaminación lumínica.
¿Los leds, o diodos de bajo consumo, son peligrosos para la vista? En la comunidad científica existe hoy día un debate abierto sobre los efectos a medio y largo plazo de este nuevo sistema de iluminación. El doctor Ángel Cisneros, Jefe de Servicio de Oftalmología del Hospital Universitari i Politècnic La Fe e investigador en el Grupo Acreditado de Biomedicina Molecular, Celular y Genómica del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe, con una larga experiencia, pone una nota de prudente cautela.
«Hasta el momento presente no hay publicaciones ni evidencia científica de que los led, o emisión de luz por diodos, hayan afectado las estructuras oculares», señala. «No obstante, debemos estar expectantes ante todas estas fuentes de emisión lumínica y recomendar no exponerse demasiado a luces azules si existe compromiso retiniano, como sucede en el caso de los pacientes afectados de la mácula».
En principio, si el ojo está exento de un defecto de refracción que obligue al uso de gafas y no sufre patologías asociadas al llamado Síndrome del Ojo Seco u otras semejantes, «la salud ocular no tiene por qué verse afectada ni a corto ni a medio plazo por los leds», afirma. Ahora bien, recomienda un uso prudente de estas luminarias.
Aunque el ojo humano «ha conseguido un alto grado de especialización en el proceso visual», si la exposición a los leds de luz azul es directa y a distancias que producen deslumbramiento, «pueden ser tan dañinas como la emitida por otras fuentes de luz. Tanto la luz azul como la blanca forman parte del espectro de luz visible y se encuentran en todas las fuentes luminosas. Además, la córnea y el cristalino son auténticos filtros de la luz azul y radiaciones ultravioleta».
Sin embargo, hay grupos más sensibles a esta irradiación. Los niños, porque a corta edad el cristalino todavía no filtra eficazmente la luz azul, los intervenidos de cataratas o con alteraciones retinianas, y la población más expuesta por su actividad laboral, como instaladores eléctricos, pilotos de aviación, actividades en el mar, soldadores, etcétera.
Las luces azules y blancas son necesarias en diferentes funciones fisiológicas y se usan en ciertos tratamientos para mejorar síntomas depresivos y problemas con el sueño. No obstante, el doctor Cisneros recomienda los leds ámbar por ser más cálidos y deslumbrar menos.
La contaminación lumínica que afecta a las grandes ciudades, especialmente a Valencia puede provocar fotofobia. «La luz es fundamental en los procesos biológicos, pero si es demasiado brillante, sea de origen natural o artificial, y provoca deslumbramiento, a veces provoca esta dolencia», explica el doctor Cisneros.
La fotofobia presenta distintos niveles, según el grado de exposición. Su síntoma principal es la imposibilidad de ver correctamente en entornos iluminados que obliga a mirar de reojo.
«La molestia que causa la luz genera fuertes dolores de cabeza. Es importante señalar que cuando nos exponemos a una fuente de luz que nos deslumbra, si no recuperamos la visión normal en un minuto o menos, debemos consultar de inmediato al oftalmólogo».
En lo referente a la función visual a una edad avanzada, la patología que se impone es la catarata y, a continuación, la Degeneración Macular (DMAE). «Ambas patologías son tratadas en La Fe con excelentes resultados», señala el doctor Cisneros. «Se impone la cirugía de microincisión y mínimamente invasiva. La cirugía de cataratas con láser abre grandes expectativas y perspectivas, así como la nueva tecnología que emerge para exploraciones complementarias. Todo ello aporta grandes beneficios a los pacientes, tanto en su diagnóstico como en tratamientos menos agresivos», concluye.