FUENTE: ABC
En 2014, más de 1.900 millones de adultos de 18 años o más tenían sobrepeso. De esta cifra, más de 600 millones eran obesos. Cada año, la falta de actividad física provoca en Europa un millón de muertes. Son cifras de la Organización Mundial de la Salud, que no son menos alarmantes cuando el foco se pone en los niños. En 2014, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
España ocupa el nada meritorio décimo puesto entre los países de la OCDE en cuanto a prevalencia de sobrepeso y obesidad en niños de 5 a 17 años. Sin embargo, el informe Aladino 2015 sobre obesidad infantil, elaborado por el ministerio de Sanidad y presentado ayer, da visos de esperanza. Las cifras muestran una reducción del exceso de peso en la población infantil de 3,2 puntos en cuatro años, pasando del 44,5 por ciento en 2011 al 41,3 por ciento en 2015. El descenso es significativo en cuanto a la reducción del sobrepeso, pero apenas hay variación en lo que respecta a la obesidad. El 18,1% siguen siendo obesos. «En España tenemos cifras elevadas, los resultados del estudio son esperanzadores, pero no suficientes», concluyó la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat.
Detrás de los kilos de más está el ocio pasivo, es decir, el uso de la televisión, el ordenador o los videojuegos, la omisión del desayuno y la falta de sueño (hay mayor prevalencia en los niños que duermen menos de 10 horas). Otra causa es la falta de recursos económicos. Según el informe Aladino, el porcentaje de niños con obesidad en familias con ingresos menores de 18.000 euros anuales era del 54,8%, mientras que en familias con ingresos mayores o iguales a 30.000 euros, era del 22,6%. También influye el nivel educativo de los padres. «Por muchos esfuerzos que se hagan desde las administraciones o en los colegios, si los padres no cambian la actitud, todo será un fracaso», advierte Nuria Leal, cirujana pediátrica del Hospital La Paz.
Pero no son las únicas razones detrás de la lacra de la obesidad. Los pediatras también advierten de la falta de ejercicio físico así como la ausencia de una dieta equilibrada. Paradójicamente, España, Italia o Grecia, los países que presumen de la dieta mediterránea, son los que ocupan los primeros puestos en los ránkings de sobrepeso. «Es que ladieta mediterránea no se hace en realidad», explica José Manuel Moreno Villares, pediatra del Hospital 12 de Octubre. «La obesidad es más intensa, es decir, nuestros niños pesan más que antes. Hay adolescentes de 15 años que pesan 150 kilos», señala Diego Yeste, endocrino pediátrico del Hospital Vall d’Hebron. Estos niños, advierten los pediatras, vivirán menos que sus padres ya que el exceso de peso también reduce la esperanza de vida.
En palabras de la OMS vivimos una «epidemia». Y aunque son muchos los frentes, la organización del consumidor europeo (BEUC), ha denunciado con una reciente campaña que las empresas de alimentación y bebidas no están haciendo lo suficiente y les urge a detener la publicidad dirigida a menores que promueva hábitos o alimentos no saludables.
La exigencia se dirige a empresas que forman parte del «Eu Pledge», algo así como el «compromiso europeo», al que las compañías se adhieren de forma voluntaria para autorregularse. Como miembros de este programa, deben evitar la publicidad dirigida a menores de 12 años y descartar cualquier forma de comunicación en las escuelas. BEUC cita ejemplos, ya sea en forma de anuncios en la televisión, en redes sociales o en las webs corporativas que demuestran que las empresas no cumplen con sus compromisos. «Hay una diferencia entre lo que las empresas dicen y entre lo que hacen», explica a ABC Ilaria Passarani, jefa del departamento de alimentación y salud de BEUC. Por eso, exigen un compromiso real, que los criterios nutricionales europeos se alineen con los de la Organización Mundial de la Salud, que desaparezcan de los anuncios las mascotas que tan tentadoras resultan para los pequeños y que, en definitiva, se promuevan hábitos saludables. «Denunciamos que los criterios de las empresas no están siendo suficientes para proteger a nuestros niños. Si las compañías quieren asumir una postura seria, deberían alinear sus criterios con los de la OMS», concluye Passarani.
La OCU, que forma parte de BEUC, pidió la retirada del anuncio «La prueba», de Sojasun, por promover el rechazo infantil a la verdura. Otro ejemplo en nuestro país es el de Kinder, en el que se propone a los pequeños ser «la nueva cara» de la compañía. «Hay una app que permite que los padres suban una foto de sus hijos para convertirse en el nuevo rostro de Kinder. En este caso, no hay un marketing directo hacia los niños, pero indirectamente, ¿quién no compraría el producto si ve su cara en el paquete?», ejemplifica Passarani.
Consultada por este periódico, la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) ha defendido su compromiso por la promoción de hábitos saludables. «En España está definido desde hace años y ha sido pionero, puesto que existen unos códigos regulatorios supervisados por la administración y autocontrol». En nuestro país, las empresas pueden adherirse al código PAOS, que tal como explica la página web del Ministerio de Sanidad, «se aplica como un código de corregulación que permite reducir la presión de venta sobre población infantil y mejorar la calidad y contenido de todo tipo de anuncios de alimentos y bebidas dirigidos a menores». Algunos ejemplos prácticos en este sentido son las leyendas que aparecen durante la emisión de anuncios y que lanzan mensajes del tipo: «Realiza actividad física a diario».
Pero si con la autorregulación no alcanza, y los hechos parecen demostrarlo, la asociación de consumidores europeos no descarta la legislación. «Si la autorregulación no funciona, la herramienta más efectiva será la legislación», zanja Passarani. Otras opciones más allá de la «voluntad» la planteó la OMS, que propuso aumentar en un 20% el precio de los refrescos con azúcar. «Es una forma de desincentivar el consumo. Pero es un único producto y el problema de la obesidad va más allá. También podrían bajar el IVA a las frutas y verduras», apunta Yeste. «Los impuestos no son la solución. Por esa regla de tres deberían gravarse las consolas para evitar el sedentarismo. ¿Dónde está el límite? Además, tampoco se habla de los refrescos sin azúcar, que no engordan, pero no son saludables. Nuestros hijos deben beber agua», apunta Moreno.
El drama de la obesidad ha llevado a algunos niños a tener que someterse a cirugía de reducción de estómago. «En España tenemos entre 5 y 10 casos al año de menores de 18 años que tienen que operarse», señaló el cirujano Ramón Vilallonga, durante la presentación de un informe de la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO) que concluía que en los últimos 25 años, el peso medio de los adolescentes se ha incrementado en 10 kilos, y el de las adolescentes en 5 kilos.