FUENTE: Levante
Los médicos ya han dado la alerta: determinadas dietas restrictivas impuestas por los padres a sus hijos pueden estar afectando negativamente al desarrollo de los pequeños, según han establecido pediatras y expertos en nutrición del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona.
Los facultativos del centro hospitalario catalán constataban un aumento de niños con déficits neurológicos como consecuencia de la no ingesta de carne y señalaban el riesgo que implican determinadas modas alimentarias como la supresión de la leche, la lactosa o el gluten cuando no son consecuencia de una alergia o intolerancia. Además, recomendaban que cualquiera de estas opciones esté monitorizada por un facultativo.
¿Cuáles son realmente las dietas que pueden mermar el desarrollo de los niños? La endocrinóloga Maiza López discrimina entre estas diferentes opciones para señalar la que a su juicio puede suponer un riesgo en este sentido: la dieta vegana, aquella que restringe no sólo la ingesta de carne y pescado, sino también la de huevos y leche. «Si es una dieta vegana muy estricta, muy restrictiva, y no se está siguiendo suplementación, puede existir déficit de vitamina B-12», afirma la endocrinóloga. Precisamente la carencia de esta vitamina es el argumento esgrimido por el equipo de Sant Joan de Déu como causa del déficit neurológico detectado en distintos menores.
El problema de las grasas
En su práctica médica López no se encuentra precisamente con una abundancia de dietas veganas. El problema se plantea más bien en el extremo opuesto: la expansión de unos hábitos alimentarios demasiado condescendientes con la ingesta de grasas y proteínas animales. Una auténtica «epidemia de obesidad», señala. Frente a estas opciones, es partidaria de una dieta mediterránea, que presenta un patrón más adecuado de cara a lograr una alimentación equilibrada.
En caso de que los padres decidan una dieta vegana para sus hijos, la endocrinóloga plantea la necesidad de un seguimiento médico: «Los niños necesitan proteínas, si se opta por seguir una dieta vegana hay que tener conocimientos y hacer un seguimiento. Además, los vegetales no contienen todas las combinaciones de aminoácidos, por lo que hay que saberlos combinar bien. Por otro lado, la soja es más rica en proteínas, pero a los niños no les suele gustar».
López subraya que la dieta «tiene que ser muy restrictiva para que repercuta en el niño» y no ve el mismo problema para el caso de una opción vegetariana ovoláctea, aquella que da luz verde a los huevos y la leche. Y esa es precisamente la opción que defiende como idónea para cualquier edad Josefina Montero, presidenta de la Asociación Vegetariana Vida Sana. «Hay más ventajas siendo ovolácteo vegetariano que no siendo siquiera vegetariano, con una dieta que incluya huevos, legumbres y frutos secos. No hace falta para nada comer carne y pescado, las proteínas las puedes obtener en la mezcla de legumbres con cereales, como el arroz con lentejas o garbanzos con trigo», comienza explicando.
Montero cree que en una primera etapa la leche materna y posteriormente una dieta como la que recomienda pueden ser excelentes herramientas nutricionales para los niños, que crecerían sin déficits. Y como ejemplo pone a sus tres hijos, ya mayores, que fueron alimentados conforme a estos criterios en la etapa del desarrollo y no tuvieron ningún tipo de problema. Ella hace 38 años que no consume carne ni pescado y últimamente tampoco leche, sino lácteos vegetales, opción que recomienda.
Además, señala que el vegetariano medio se preocupa más por su alimentación que el que no lo es, lo que redunda en unos hábitos dietéticos más sanos y motivados. «Una persona vegetariana está mejor alimentada que quienes comen carne y pescado, porque ellos ingieren muchos alimentos procesados y transgénicos, mientras que nosotros nos preocupamos mucho más de nuestras comidas», añade.
Modas alimentarias
Otra cuestión son las llamadas modas alimentarias, bogas que apuntan a la eliminación de elementos como la leche o el gluten de la dieta y que tienen que ver con el constante flujo de tendencias al que estamos sometidos en las redes sociales. Así, hay padres que con la mejor voluntad pueden decidir para sus hijos una de estas opciones, pero quizá no sean en su caso tan beneficiosas. Porque, si bien el gluten o la lactosa pueden estar contraindicados para aquellas personas que muestren intolerancia o alergia hacia ellos, no tienen por qué ser perjudiciales para el resto.
Esto es lo que argumenta Yaiza López, que habla de una tendencia «que está de moda, eliminar la leche o el gluten sin prescripción facultativa». La endocrinóloga alerta de que los niños tienen una especial necesidad de calcio, por lo que la ausencia de leche habría que suplirla con yogures, queso o leche sin lactosa. En el caso de la restricción del gluten sin necesidad médica, López habla sin ambages de «un absurdo». «En realidad los celíacos son un porcentaje muy pequeño de la población y restringir el gluten supone limitar mucho el consumo de cereales -trigo, centeno, avena...- lo que a su vez supone limitarles el consumo de energía, los hidratos de carbono», finaliza.
Las alertas planteadas por los médicos del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona se enmarcan dentro de las conclusiones del X Informe FAROS, elaborado por dicho centro y que lleva por título Guía para una alimentación infantil saludable y equilibrada. Resolviendo dudas, rompiendo mitos y aclarando conceptos.
Pretende servir de efectiva ayuda para padres y madres en el reto de educar a sus hijos en unos hábitos alimentarios saludables.