FUENTE: Correo Farmacéutico
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (fundamentalmente EPA y DHA) son, "gracias a su poder antiinflamatorio y neuroprotector, un aporte coadyuvante o complementario al tratamiento farmacológico muy efectivo en depresión mayor". Así lo informó Vicente Balanzá, profesor de la Universidad de Valencia (UV) e investigador del Cibersam (Centro de Investigación Biomédica en Red) Salud Mental), en una jornada celebrada en el COF de Valencia. Tal y como se puso de manifiesto en este foro, "dicho beneficio se consigue con una ingesta mínima de 1.000 mg/día y, dado que la media de consumo en los países desarrollados es inferior a los 150 mg/día, sería necesario y recomendable complementarlo con suplementos que lo contengan". No obstante, los especialistas hicieron hincapié en que "la recomendación farmacéutica sólo debería realizarse en caso de hallarse ante un caso de depresión clínica diagnosticada por un médico".
Según Balanzá, "la depresión tiene un importante componente inflamatorio y, según estudios realizados, las personas que la padecen tienen unas cantidades de omega-3 en tejidos corporales significativamente inferiores a la población general, dos cuestiones que ensalzan la capacidad antiinflamatoria de este nutriente y su impacto positivo en la patología". En este sentido, "se trata de complementar el tratamiento antidepresivo para sumar eficacia y sus efectos moleculares antiinflamatorios".
DOSIS RECOMENDADAS
Desde un punto de vista práctico, las dosis recomendadas para la depresión son de 1-2 gramos/día de una combinación EPA/DHA, "preferiblemente en una proporción mínima de un 60 por ciento de la primera", aunque la relación ideal, según los ensayos clínicos realizados, "es 3 a 1". El especialista habló también de la "seguridad y tolerabilidad" de estos productos. En este sentido, explicó que "el límite superior establecido como seguro por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria es de 5 gramos/día y que los estudios han demostrado que no son tóxicos ni teratógenos, incluso a dosis altas".
Para Balanzá, "esta situación es especialmente importante para paliar la recomendación de no suministrar fármacos a las embarazadas en general y, en particular, cuando padecen depresión".También expuso que "no se ha demostrado ninguna interacción con psicofármacos y que el riesgo teórico de hemorragias -por su papel de antiagregante plaquetario no se ha comprobado o mostrado en los estudios realizados".
Aquí, señaló que "los únicos efectos secundarios detectados son de carácter gastrointestinal (náuseas leves)". Por ello, "también se podrían recomendar a pacientes pluripatológicos y polimedicados, que suelen presentar depresión".
Respecto a la presentación, José F. Albaladejo, del Departamento Médico de Ferrer, señaló que altas concentraciones de EPA y DHA "proporcionan una mayor absorción y biodisponibilidad". Por ello, aunque los productos más habituales cuentan con un 40 por ciento de aceite de pescado y un 60 por ciento de omega 3, "resultan especialmente interesantes aquellos con más de un 85 por ciento en su composición". En este sentido, Balanzá recordó que "se trata de un producto que se suele considerar como natural, lo que es un plus a la hora de su comercialización, sin olvidar que es barato, en comparación con los antidepresivos".