Gema tiene 41 años y en el aula de informática para personas con discapacidad intelectual, que organiza Down Toledo en colaboración con Fundación Vodafone, todos los jóvenes de 18 a 30 años la llaman «la señora». Ana Belén, Laura y las demás muchachas se dirigen a ella con un trato exquisito. Por algo es la mayor, «la señora» de la clase. Estos nombres engrosan la lista de 720 alumnos que, cuando culmine la tercera edición del programa «Yo me prep@ro», habrán enfocado sus pasos hacia un entorno laboral que los considere aptos. Lo básico para ellos es conocer las nuevas tecnologías, porque con ese aprendizaje sabrán desde sacar dinero en un cajero hasta enviar correos electrónicos y habrán interrelacionado en decenas de grupos de WhatsApp.
Estarán preparados, como concita el nombre del ambicioso proyecto, que coordina la Federación Down España en 20 localidades del país. De las 480 personas con esta enfermedad que han sido aleccionadas en el uso de tabletas, «smartphones» y ordenadores, todas han hecho prácticas laborales y 150 han logrado un contrato. «Hay dos ujieres en las Cortes de Castilla-La Mancha que llevan mucho tiempo contratadas y hay empresas sensibilizadas que trazan convenios con Down Toledo, como el Hospital Tres Culturas dela ciudad, donde tres personas están trabajando», se congratula el gerente provincial de la asociación, Jesús García.
Ala capital castellano-manchega se acerca, desde el Ayuntamiento de Cedillo del Condado, uno de esos afortunados para quien el curso supuso la mejor oportunidad de su vida. Nacho Martín se relame en su estatus. A sus 27 años, lleva meses «escaneando, organizando papeles y ayudando en lo que haga falta» en ese Consistorio. Y está encantado. Gastan bromas con él por «la tripita que ha echado desde que es funcionario» e interrumpe su jornada «varias veces por la mañana a tomar algo». Nacho lo recibe todo con suma alegría. Tiene novia, dos móviles y un puesto de trabajo, confiesa sonriente. Pero lo mejor de todo es lo que le ha aportado el curso de TIC, señala para ABC el director de Empleo y Formación de la Federación de Down España, Pedro Martínez: «El cambio consiste en estrechar la brecha digital que existía entre las personas con síndrome de Down de 20 años o más y la sociedad. Nos encontrábamos con jóvenes que no habían tenido acceso a los dispositivos, y por tanto, estaban desconectados del mundo digital con el consecuente aislamiento».
A través del programa, y con siete meses de clases sustentadas en la lectura fácil y mucho apoyo visual, prosigue Martínez y refrenda García, se forman en distintas materias como el manejo de las redes sociales tales como Linkedin, mensajería electrónica, menús de navegación en internet, el paquete Office para presentaciones y documentos, y aprenden a utilizar también TPV para realizar pagos con tarjetas imprescindibles en cualquier comercio, así como la PDApara que puedan insertarse cada vez más en sectores como la hostelería.
Uno de los alumnos que pasó por estas aulas es camarero en un bar cercano: todas las comandas las realiza con este dispositivo, lo que ha cambiado su nómina y expectativas de futuro. «Si el paro golpea en casa de una persona sin discapacidad, la tasa de inserción laboral del colectivo con ella no supera el 5%», recuerda García. Ala postre, se trastoca la propia realidad de estas personas en sus hogares. De hecho, lo que llama la atención de profesoras del curso, como Esther Martín, es que estos jóvenes consiguen engancharse no solo ellos, sino también a sus familias.
Además de las enseñanzas de valor impagable que se llevarán durante las 10.500 horas formativas del curso, conocer el manejo de un móvil y descargarse aplicaciones o consultar páginas en internet les da una «vidilla» que todos reivindican. Ana Belén consulta qué autobús debe coger para volver a casa, mientras Carlos no deja de consultar su WhatsApp y la discreta Laura consulta a la «profe» algo desde el baño. Son docentes y amigos 24 horas, reconocen satisfechos los responsables del curso.
El programa se ha fijado el objetivo de conseguir la inserción laboral para el 30%de sus alumnos. Una meta que, a juicio de Santiago Moreno Fernández, director general de Fundación Vodafone España, aprecian como «un compromiso de largo plazo». Lo mejor es «el entusiasmo de los chavales por la tecnología y cómo ésta cambia sus vidas». «Se rompen tabúes, se superan barreras mentales y culturales, estimulan su psicomotricidad y mejoran su vida con múltiples relaciones sociales», dice el responsable provincial de Down en Toledo. Les proporciona «autonomía» dentro de su discapacidad intetelectual.