FUENTE: La Razón
Unidades de urgencia saturadas, reutilización de camillas defectuosas, refuerzos de personal en los hospitales... El virus llevaba semanas avisando y, al final, cumplió su amenaza: la gripe ha comenzado a hacer estragos un mes antes de lo previsto. Según los últimos datos de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica del Instituto de Salud Carlos III, correspondientes a la semana del 2 al 8 de enero, se han contabilizado en una semana 174,48 casos por cada 100.000 habitantes. Una cifra que, extrapolada al censo de población, equivaldría a más de 81.000 casos. Así, constituye un aumento del 26% con respecto a los datos de hace una semana, que indicaban 138,17 casos por cada 100.000 habitantes.
«Es una cifra alta, pero va a ir a más. Todavía no hemos alcanzado el pico de incidencia. En 2014 y 2015 se llegó a los 300 casos por cada 100.000 habitantes. La epidemia de gripe tiene una onda que abarca cuatro semanas de subida y cuatro de descenso», explica a LA RAZÓN Juan González del Castillo, responsable del Grupo de Infecciones de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes). De hecho, se está muy por encima del umbral basal (55,68) fijado para esta temporada 2016-2017, que abarca desde la semana 40 de 2016 hasta la semana 20 de 2017.
¿A qué se debe el adelanto de la epidemia? Aunque se desconocen las razones concretas, sí que se juntan un cúmulo de circunstancias. «Se relaciona con la virulencia de las cepas; con las temperaturas bajas, que facilitan que los virus se activen más, y con la congregación de las personas. De hecho, en las fechas navideñas se produce mucho más contacto humano.
El informe especifica que se han producido ocho brotes de gripe en cuatro comunidades autónomas, de los cuales seis se han registrado en instituciones sanitarias y dos en residencias geriátricas. El nivel de intensidad es muy alto en Castilla y León –con una tasa de 374,2 por cada 100.000 habitantes–, mientras que Baleares, Cataluña, Cantabria, Melilla, Navarra y La Rioja alcanzan un nivel medio. Además, la difusión de la enfermedad se considera «epidémica» en todo el territorio excepto en Andalucía, Canarias, Ceuta, Comunidad Valenciana y Extremadura, donde sólo es esporádica.
Desde el comienzo de la actual temporada de gripe, se han notificado 429 casos graves hospitalizados, lo que duplica con creces la cifra de la última semana de diciembre (209). De estos, el 52% son hombres y la franja de edad más numerosa es la de los mayores de 64 años –siete de cada diez casos–, seguida de la que va de los 45 a los 64 años.
Durante el mismo periodo, ya son 53 las muertes notificadas, mientras que la semana anterior la cifra estaba en 19. De los fallecidos, más de la mitad (53%) son mujeres y todos tenían entre 44 y 65 años más. De hecho, más de un 80% superaba los 65. En nueve de cada diez casos presentaban factores de riesgo, mientras que uno de cada tres había ingresado en la UCI. Por último, un dato que revela la necesidad de vacunación para aquellos grupos de riesgo: del total de 53 fallecidos, 48 constituían casos susceptibles de vacunación antigripal. Sin embargo, en un 54% de los casos no habían sido inmunizados.
Aunque es cierto que todavía no se sabe con certeza debido a que no ha alcanzado su máximo, los expertos en enfermedades infecciosas coinciden al señalar que «parece que esta temporada es un virus más virulento». Sin embargo, no hay que confundir este concepto con el de «letalidad». «El concepto de virulencia se define por la capacidad que tiene el virus de producir enfermedad, no de ser letal». Y es que «la gripe es el interruptor que provoca que la insuficiencia cardiaca y las enfermedades cardiovasculares empeoren. En este sentido, la gripe se comporta como un desestabilizador». De ahí que las cifras de mortalidad sean «difícilmente comprobables».
En los ocho brotes de gripe registrados se ha confirmado como responsable el virus de la gripe A: cinco en su variedad H3N2 y tres no subtipado. «El H3N2 es el predominante en la epidemia actual. Es del tipo A, que es el mismo que causó una gran alarma en el mundo científico en 2009. Pero ahora nos enfrentamos a una variedad común», apunta González del Castillo.
En todo caso, pese al adelanto que hemos experimentado de la temporada gripal en 2016-2017, los problemas de plazas y de recursos humanos y materiales en los centros hospitalarios son siempre recurrentes. «Esto trasciende todos los años por los pacientes que requieren hospitalización. Se da un problema de saturación de los servicios de Urgencias y el colapso viene de una gestión de recursos y de camas insuficientes para toda la demanda que hay».
Con todo, ¿esta demanda podría dar pie a una prescripción inadecuada de los antibióticos? La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) mostró su preocupación al respecto. «En ocasiones, y para este tipo de enfermedades, se produce un uso inadecuado de antibióticos, lo que aumenta sus efectos adversos y el desarrollo de resistencias microbiana», recordó a Ep María Rosa Albañil, miembro del Grupo de Trabajo de Patología Infecciosa de la AEPap.