FUENTE: El País
El cáncer de pulmón es uno de los que más muertes produce al año, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica. A Pere Miquel se lo diagnosticaron en noviembre de 2005. Dos meses después, Miquel, que ya había sufrido un cáncer de lengua, fue operado de nuevo para intentar extirparle este tumor que, como el anterior, también se encontraba en estadio uno. Tras la operación, acudió a revisiones semestrales para controlar la enfermedad, aunque no recibió ningún tratamiento. En 2012 sufrió una recaída. “Tras la intervención y los años posteriores me encontraba perfecto, había sido muy fumador y lo dejé de inmediato, pero localizaron una metástasis de este cáncer en el abdomen y tuve que someterme a tratamiento”, relata.
Fue entonces cuando se convirtió en paciente de Bartomeu Massuti, jefe de oncología del Hospital General de Alicante, quien decidió aplicarle quimioterapia para reducir el tumor del abdomen y operarlo. Cuatro años después, Miquel, que tiene 68 años, asegura que tiene “una calidad de vida estupenda”. Solo acude dos veces al año a revisión porque “un cáncer tiene que estar vigilado durante diez años”.
En España el cáncer de pulmón se encuentra en el tercer puesto de tumores más frecuentes, por detrás del colorrectal (41.441) y próstata (33.370). Se producen 21.000 fallecimientos anuales que afectan en un 80% a hombres y en un 20% a mujeres. Pese a que sigue siendo uno de los más mortales, un reciente informe del Grupo Español de Cáncer de Pulmón sostiene que la supervivencia de esta enfermedad se ha incrementado en España en un 23,5 % durante la última década. Este sábado se celebra el Día Mundial contra el Cáncer, que pone en la palestra la importancia que tiene seguir desarrollando nuevas líneas de investigación. Los tumores más frecuentes en el mundo son los de pulmón (1.824.701), de mama (1.671.149), el colorrectal (1.360.602), de próstata (1.094.916) y de estómago (951.594).
Solo el 16% de los casos de cáncer de pulmón se diagnostican en fases tempranas. La mayoría de los casos los padecen fumadores activos o pasivos, pero también influyen otros factores como los genéticos o ambientales, como la inhalación de partículas de combustibles fósiles, principalmente las que proceden de motores diésel. “Cada vez aumenta más el número de pacientes que no son fumadores, pero todavía esta sigue siendo la principal causa”, explica Massuti.
Para el doctor, este tipo de cáncer todavía sigue estando estigmatizado, pero sostiene que debe cambiarse esta percepción y darle más visibilidad. “No se puede aplicar el nihilismo para esta enfermedad y decir que, como en la mayoría de los casos no se cura, no se puede hacer nada. Hay que tratar a todos los pacientes y no culpabilizarlos. La mejor forma de obtener buenos resultados es invertir en recursos”, defiende.
La historia de María Asunción Codina, de 61 años, también es ejemplo de éxito. Codina, que nunca había fumado, fue diagnosticada de cáncer de pulmón en 2009, pero su tumor, de estadio cuatro, no era operable. Tras varias sesiones de quimioterapia, Enric Carcereny, del Hospital Germans Trias i Pujol en Badalona, logró eliminar la metástasis que se había extendido al espacio que separa los dos pulmones, la pleura y la cabeza, reduciendo el tumor a su tamaño original. Codina, que lleva siete años bajo vigilancia, asegura que lleva una vida normal y solo sufre algunos de los efectos secundarios de la terapia como calambres en las manos, modificación del sentido del gusto o pérdida auditiva.
Según Carcereny en los últimos años se ha aprendido que el cáncer de pulmón no es una única enfermedad, sino varias con el mismo nombre. “Al conocer que existen diferentes tipos de este cáncer se han desarrollado distintos tratamientos. Y es muy importante la personalización de estos métodos con cada paciente para que sean efectivos. También se ha avanzado mucho en cuanto a supervivencia, tolerancia y en la calidad de vida que ofrecen”, argumenta el doctor.
Actualmente existen diferentes tipos de tratamientos para tratar esta enfermedad: quimioterapia, alteraciones moleculares —que vuelven al tumor adicto y después se corta el suministro dejando morir las células tumorales— y la inmunoterapia. Para Carcereny, el último es el avance más importante. “A través de este tratamiento, en el que se administran fármacos por vía intravenosa, se consigue hacer visible el tumor al propio organismo, de tal manera que el mismo cuerpo le ataca”. El doctor añade que no es una metodología que funciona con todo el mundo, pero que en el caso de sus pacientes la tasa de efectos secundarios con esta técnica es del 10%, mientras que con la quimioterapia es del 50%.
Tanto el doctor Carcereny como Massuti son positivos, pero muy cautos, sobre la línea que sigue la lucha contra el cáncer del pulmón. “Este cáncer está muy lejos de desaparecer porque no hay una cura definitiva, pero sí estamos por el buen camino al intentar cronificarlo como ocurre con otras enfermedades y tenerlo controlado”, sostiene el primero.