FUENTE: EFE
Según la Organización Mundial de la Salud, entre el 40 y el 70% de los casos de cáncer, podrían evitarse si mejoráramos nuestra alimentación, si dejásemos de fumar y si llevásemos un estilo de vida más activa.
El Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer (WCRF, por sus siglas en inglés) pone de manifiesto que el alejamiento de los estilos de vida saludables incrementa el riesgo de sufrir esta enfermedad.
“Esto es bastante preocupante porque no existen superalimentos que puedan suprimir, por sí mismos, el riesgo de padecer cáncer o curarlo. Hemos de tener mucho cuidado, no tenemos que caer en la mentira de este tipo de propagandas porque únicamente lo mueven intereses económicos por parte de algunas personas o entidades”, sentencia Aragón.
Comenta que “debemos huir de todos los productos o prácticas que prometan curar el cáncer” porque además su aplicación “deseduca a la población” en los hábitos saludables. Todos estos superalimentos ponen en riesgo la salud de las personas afectadas y pueden hacer que pierdan la oportunidad de seguir el tratamiento médico del servicio nacional, que es que está basado en la última evidencia disponible.
Un informe de WCRF de 2010 sobre alimentos, nutrición y actividad física para la prevención del cáncer, establece recomendaciones para reducir el riesgo de cáncer:
Además de la alimentación, es fundamental no fumar y seguir un estilo de vida activo. En cuanto a la actividad física, las recomendaciones de la experta en salud y nutrición son realizar “actividades moderadas equivalentes a una caminata de 30 minutos diarios”.
Si se ha sobrevivido a un cáncer, aconseja “mantener un peso saludable, una vida activa y prestar aún más atención para llevar una alimentación equilibrada”.
“Es muy frecuente que exista desnutrición en pacientes oncológicos, presente en el 40 -80% de los casos, según el tipo de tumor, la localización y el estadio tumoral. Los tratamientos ocasionan efectos secundarios, especialmente sobre el sistema digestivo de los pacientes y eso dificulta su alimentación y puede desembocar en un alto riesgo de desnutrición”, explica la especialista.
El manejo dietético nutricional en estas situaciones es fundamental para la salud de los pacientes, su recuperación y su calidad de vida. La experta declara que las situaciones más frecuentes durante la quimioterapia son “falta de apetito, dificultad para tragar sólidos o líquidos, tener náuseas, vómitos, diarrea o estreñimiento, sequedad, inflamación de la mucosa y la cavidad bucal, y la alteración en la percepción de sabores”.
Por todo ello, el equipo multidisciplinar del paciente oncológico es el que contribuye a detectar a tiempo el riesgo de malnutrición causada por cualquiera de estos factores y con la ayuda del dietista-nutricionista, individualizar la dieta que mejor se adapte al paciente oncológico.