FUENTE: Levante
¿Tiene usted entre 60 y 85 años y está preocupado por si puede desarrollar alzhéimer en un futuro? Seguro que más de una persona que haya tenido que cuidar y convivir con un enfermo, sobre todo si es familiar, es consciente de lo duro que es esta enfermedad degenerativa que se lleva los recuerdos y anula poco a poco a las personas.
Desde hace unas semanas, dos grupos de investigación sobre la enfermedad –los del hospital La Fe y el Doctor Peset de Valencia– están recurriendo a anuncios en Levante-EMV para reclutar a estas personas que, sin estar afectados por la enfermedad ni tener síntomas de ningún tipo, sí tienen esa inquietud de qué puede pasar en el futuro, sobre todo si han tenido algún caso cercano en la familia.
La investigación, que ahora está en fase de reclutamiento, se extenderá por lo menos a lo largo de 8 años y busca probar la seguridad de un nuevo medicamento que podría abrir las puertas a retrasar o prevenir el desarrollo de la enfermedad en un futuro.
«Es cierto que no es habitual recurrir a anuncios en el diario pero buscamos a personas que no tengan la enfermedad y en las consultas solo podemos llegar a enfermos o a familiares directos», explica Miquel Baquero, neurólogo e investigador principal del ensayo clínico en el hospital La Fe.
De hecho, Baquero cree que muchos de los interesados que se acerquen a hacerse las pruebas para entrar en el ensayo sean personas que hayan visto lo que hace la enfermedad en algún familiar cercano. «Les empieza a fallar la memoria reciente y de ahí van perdiendo capacidades, la del hablar, comprender, reconocer a los que tienen alrededor, hasta llegar a un nivel de dependencia completa. Es terrible si lo has vivido».
No todas las personas interesadas en convertirse en «conejillos de indias» para avanzar en la lucha farmacológica contra la enfermedad entrarán, sin embargo, en el ensayo.
Tras pasar por un primer proceso de entrevistas personales y test, los aspirantes deben superar diversas pruebas médicas que son esenciales para ser seleccionado ya que solo aquellas personas con riesgo de desarrollar la enfermedad se quedarán. «Se les hacen diversas pruebas que son determinantes para entrar o no», explica el neurólogo. El objetivo es establecer si existe proteína amiloide acumulada, lo que es un factor de riesgo determinante para desarrollar la enfermedad en un futuro.
«Si tras estas pruebas no se les detecta la proteína, viene la parte buena porque aunque no se queden en el ensayo esas personas que, a lo mejor por factor hereditario tenían riesgo, se les descarta que en las próximas décadas vayan a tener la enfermedad. Es tranquilizador», explica el investigador. Según explica Baquero, hasta un 20 % de la población, es decir, uno de cada cinco, tienen marcado en sus genes el potencial riesgo de desarrollar la enfermedad pero, sin embargo, «del total de casos de alzhéimer diagnosticados, solo el 50 % es de personas con este riesgo hereditario por lo que no todas las personas que lo tienen lo desarrollan ni todas las que están libres de la alteración genética están libres de la enfermedad», concreta. En total, de todos los candidatos a los que ya se ha empezado a entrevistar, terminarán entrando en el ensayo «un 10 %».
Será en este grupo de personas seleccionadas, y a las que ya se les ha establecido el riesgo de desarrollar alzhéimer por la presencia de la proteína, en los que se probará el fármaco si aceptan seguir en el estudio. El momento de notificar esta alta probabilidad de desarrollar la enfermedad no es, para el investigador, especialmente problemático porque, en principio, las personas que se hayan prestado a estar en el ensayo «a priori saben lo que buscan, lo querían saber y en la mayoría de ocasiones actúan en consecuencia. La mayoría de gente que recibe este tipo de información la usan bien».
El medicamento que se suministra y que está a prueba influye en los depósitos de amiloides en el cerebro, causantes de la enfermedad, para que se deja de producir. «Se reducen drásticamente los niveles, no acumularán más e incluso eliminarán lo acumulado», avanza el investigador que explica que los ensayos preclínicos «han sido muy esperanzadores».
La previsión es que el fármaco se tome durante un periodo de cinco años para tener datos por lo que los primeros resultados concluyentes no estarán «antes de ocho años» pero el salto que este tipo de ensayos puede dar en el tratamiento del mal de alzhéimer es importante. «Además sería preventivo porque ahora se ha estudiado en personas que ya han desarrollado síntomas y parece que es demasiado tarde» para revertir el proceso.
Con este y otros tratamientos similares sobre los que se está investigando se abriría la puerta a atacar la enfermedad antes de que apareciera ya que, según Baquero, «cuando empieza el deterioro cognitivo el reloj de la cuenta atrás ya se ha puesto en marcha». «Algo parece que tiene que pasar, es difícil que no haya una novedad en el tratamiento en los próximo años», según el experto.