¿Qué es el asma? ¿Cuáles son los factores de riesgo?
El asma es un síndrome con diversos fenotipos clínicos, es decir, con signos y síntomas similares, pero causado por diferentes etiologías. Además, al tratarse de una enfermedad inflamatoria crónica de las vías respiratorias, se produce una hiperrespuesta bronquial y una obstrucción variable al flujo aéreo total o parcial reversible.
Conociendo ya lo que es el asma, ¿existe algún factor de riesgo? Sí, de hecho se clasifican en factores asociados a la aparición del síndrome y los desencadenantes o aquellos que agudizan el asma.
Los factores asociados a la aparición de asma son en función de la persona, la atopia, la menarquia temprana, la obesidad, la hiperrespuesta bronquial y la rinitis. Mientras que los factores perinatales engloban: la edad de la madre, la preeclampsia, la prematuridad, la cesárea, la ictericia neonatal, la lactancia, el consumo de tabaco durante la gestación, la dieta tanto de la madre como del lactante y la función pulmonar del neonato. En cuanto a los factores ambientales se incluyen los aeroalérgenos, los alérgenos laborales, las infecciones respiratorias, el tabaco y la contaminación ambiental; mientras que existen ciertos fármacos como el paracetamol, los antiácidos, los antibióticos y la terapia hormonal sustitutiva también afectan a su desarrollo.
Por otro lado, cuando se habla de los factores desencadenantes de síntomas y agudizaciones de asma se divide según si se trata de:
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento sigue un plan global, consensuado previamente entre el médico y el paciente (y en ciertas ocasiones involucrando a la familia o cuidadores también), adaptándose a las necesidades y circunstancias de la patología.
En primer lugar, el tratamiento no farmacológico incluye la deshabituación tabáquica precisamente porque la exposición a ciertos contaminantes ambientales y la exposición pasiva al humo de tabaco empeora el curso del asma. De igual forma, al igual que el tabaco, los cigarrillos electrónicos también constituyen un factor de riesgo tanto para el empeoramiento de los síntomas como las exacerbaciones. También se recomienda tener un buen control ambiental.
Además, el tratamiento tiene como objetivos:
Debido precisamente a que el tratamiento implica alcanzar el control, se debe hacer una revisión periódica para evaluar de forma objetiva que se han conseguido los objetivos. En otras palabras, determinar si el tratamiento ha sido adecuado o si requiere un ajuste de dosis o cambio en la medicación.
Debido a que el tratamiento del asma se divide en función de su objetivo. Por tanto, se clasifica en los medicamentos de control o mantenimiento y aquellos de alivio.
En primer lugar, los medicamentos de control o de mantenimiento se administra de forma continua durante periodos prolongados. Estos fármacos controlan la inflamación. Dentro de este grupo se incluyen los glucocorticoides inhalados o sistémicos, antagonistas prolongada (LABA), tiotropio y anticuerpos monoclonales (omalizumab, mapolizumab, reslizumab, benralizumab y dupilumab).
Por otro lado, también se utilizan los medicamentos de alivio cuya finalidad es utilizarlos a demanda para tratar de forma rápida o prevenir la broncoconstricción (inhaladores). En este caso los medicamentos incluidos son los agonistas β2 adrenérgicos de acción corta (SABA) inhalados y los anticolinérgicos de acción corta inhalados (bromuro de ipratropio). Dentro de este mismo grupo también están incluidas las combinaciones de fármacos como budesonida/formoterol, beclometasona/formoterol o beclometasona/salbutamol, empleadas a demanda.
En la actualidad existen 6 escalones terapéuticos en función de la gravedad de la enfermedad en la que se incluyen los medicamentos a demanda, aquellos de elección y otros adicionales.
Dentro del mismo, adicionalmente al tratamiento propuesto, resalta considerar la inmunoterapia con alérgenos en todas las etapas y escalones. La inmunoterapia consiste en administrar por vía subcutánea, extractos alergénicos para el asma alérgica bien controlada con niveles bajos o medios de tratamientos cumpliendo el requisito de haber demostrado sensibilidad frente a aeroalérgenos.
Por otro lado, la vacunación antigripal y antineumocócica no ha demostrado eficacia para combatir las exacerbaciones. Sin embargo, se recomienda su administración ya que las personas con asma tienen mayor riesgo de padecer enfermedad neumocócica invasiva.
Resulta imprescindible revisar y reforzar el tratamiento para tener en cuenta los síntomas -tanto diurnos como nocturnos- y tener una correcta adhesión terapéutica reduce la morbimortalidad esto incluye las personas que no recuerdan tomar la medicación, aquellas que de forma involuntaria no se toman los medicamentos por falta de información y aquellas personas que no quieren tomársela y lo hacen de formar deliberada.
Por tanto, para asegurar que te estás administrando el tratamiento correctamente, puedes consultar a tu farmacéutico y revisar la técnica de inhalación, así como conceptos básicos sobre el asma. Recuerda que el farmacéutico es el profesional experto en medicamentos.