FUENTE: La Razón
La proliferación de las medusas en la costa mediterránea es un hecho que se confirma año tras años. De hecho, actualmente en Cataluña las picaduras de medusa representan entre el 40% y el 50% de las incidencias totales en las playas. Sus efectos sobre la salud de las personas, el medio ambiente marino, la pesca y el turismo requieren de una intervención con base científica orientada a minimizar las repercusiones clínicas de las medusas y también a prevenir su presencia.
En este sentido, la Obra Social la Caixa, junto al Hospital Clínic de Barcelona y el CSIC, ha impulsado el programa «Reclaimed», que durará tres años.
«La llegada masiva de medusas a nuestras playas es un fenómeno que no puede solucionarse a corto plazo, pero sí pueden reducirse sus consecuencias mediante la información y planes de prevención y actuación basados en el conocimiento científico», comenta al respecto Josep M. Gili, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC. Así pues, mediante la implementación de protocolos de actuación es posible reducir los efectos de la presencia de esta especie en nuestras cosas.
Por ello el fin principal del proyecto es estudiar «a fondo la problemática sanitaria y las propuestas médicas más adecuadas para el amplio espectro de casos que generan los venenos de las medusas en las personas», explica el doctor Santiago Nogué, de la Unidad de Toxicología Clínica del Hospital Clínic de Barcelona.
En este contexto, el programa ha propiciado la creación de una unidad funcional hospitalaria formada por expertos de la Sección de Toxicología y del Servicio de Dermatología del Hospital Clínic de Barcelona, en la cual se investiga el sustrato inmunológico, hormonal o de otro tipo que comparten los pacientes con una reacción adversa grave o persistente al veneno de las medusas con el fin de aplicar un tratamiento personalizado en cada caso.
Paralelamente, en el marco del proyecto «Reclaimed», un grupo de especialistas de varias disciplinas trabajan conjuntamente para desarrollar modelos predictivos para determinar qué zonas pueden ser las más afectadas. Así pues, la recopilación de información diaria y a tiempo real sobre la presencia de medusas en la costa y sus consecuencias, «permite desarrollar medidas eficientes de prevención a partir del conocimiento riguroso de las especies y su peligrosidad, determinando al mismo tiempo las zonas más habituales y los momentos más destacados de su presencia», comenta el doctor José Manuel Mascaró, del Servicio de Dermatología del Hospital Clínic. Con esta documentación y los datos con base científica, será posible «elaborar protocolos de actuación que faciliten la reducción del riesgo frente a las incidencias de picadas», indica el médico.