FUENTE: La Razón
Un estudio realizado por el Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico de Valencia-Incliva ha encontrado nuevas evidencias de la relación entre el ejercicio físico y la disminución del riesgo de cáncer gastrointestinal, sobre todo el cáncer de colon y recto.
El estudio, realizado en colaboración con investigadores de la Universidad de Verona (Italia) y publicado en la revista internacional Oncotarget, ha medido con precisión los niveles sanguíneos de ácidos biliares en 30 corredores aficionados antes y después de participar en una media maratón (21,1 kilómetros).
Los investigadores observaron que la concentración de ácidos biliares, sobre todo los nocivos, disminuye sustancialmente en las carreras de media distancia, según ha informado el Hospital Clínico.
Del mismo modo, concluyeron que la reducción de los niveles de ácidos biliares a nivel sanguíneo a través de la práctica de ejercicio físico es independiente de la intensidad del ejercicio, pero sí estaría correlacionada con la duración del mismo.
Este estudio ha sido posible gracias a la utilización de una técnica compleja pero «muy fiable y de alta precisión», la cromatografía líquida acoplada a espectrometría de masas (LC-MS/MS), que ha permitido medir con mucha exactitud los niveles sanguíneos de ácidos biliares, «con el mínimo error».
El investigador del Incliva Fabián Sanchis-Gomar ha explicado a EFE que dicha técnica se había utilizado previamente para determinar las concentraciones sanguíneas de ácidos biliares, pero nunca para analizar los cambios inducidos por el ejercicio físico, y además en este estudio han ampliado el panel de ácidos biliares analizados.
Ha indicado que los ácidos biliares «provocan un daño celular directo debido al estrés oxidativo, daño al ADN y mitocondrias, inhibición de los procesos de proliferación neoplásica y aumento de la resistencia de las células neoplásicas a los mecanismos inmunitarios que impiden su crecimiento».
Según Sanchis-Gomar, la disminución de los niveles de ácidos biliares a nivel sanguíneo a través de la práctica de ejercicio físico es independiente de la intensidad del ejercicio, ya que se correlaciona con la duración del mismo, y «esto significa que no es necesario ser un atleta de alto nivel para obtener estos beneficios».
A su juicio, este descubrimiento representa una confirmación adicional de que hay que promover el ejercicio físico y que la práctica de ejercicio podría ser considerada como una herramienta terapéutica más, incluso para pacientes que ya hayan sido diagnosticados de neoplasias como el cáncer de colon o recto.
Ha precisado que este estudio forma parte de un proyecto denominado Run For Sciencie, iniciado en abril de 2014, que sigue en marcha y en el que siguen estudiando los efectos inducidos por la práctica de este tipo de ejercicio.
«En pautas generales, yo recomendaría mantenerse lo más activo posible, dentro de las posibilidades», ha señalado el investigador, quien ha explicado que se ha demostrado que la práctica de ejercicio físico disminuye la incidencia de ciertos tipos de cáncer, como el de mama, próstata o colon.
Ha admitido que se necesitan estudios adicionales para poder determinar qué periodos o pautas de ejercicio físico serían las recomendables, pero ha destacado que han encontrado «una evidencia que se desconocía» y que sugiere plantear el ejercicio físico como posible terapia coadyuvante.
Sanchis-Gomar es investigador del Incliva en el Grupo de Investigación de Fisiopatología Celular y Orgánica del Estrés Oxidativo y actualmente realiza una estancia postdoctoral en la Universidad de Medicina de Nueva York, en el NYU Langone Medical Center; The Leon H. Charney Division of Cardiology.
El investigador se encuentra ahora realizando un estudio de los mecanismos implicados en los efectos deletéreos del ejercicio físico en la displasia o miocardiopatía artimogénica del ventrículo derecho.