FUENTE: El Mundo
Tuvieron que pasar cuatro años para que llegara el día. A mediados de 2013 el entonces presidente de Uruguay, José Mujica, se ganó un lugar en las portadas de los principales medios del mundo por decidir que el mercado de la marihuana quedara en manos del Estado. Pasó el tiempo y, finalmente, el gobierno uruguayo se ha convertido en el primero en plantar, producir y vender esta droga.
Desde que se aprobó la ley impulsada por la Administración de Mujica hay tres caminos para acceder a la marihuana en Uruguay. Dos de ellos, el autocultivo y los clubes de miembros, ya son conocidos en el país. El tercero es el que se inaugura hoy: los mayores de 18 años que se hayan registrado en el Instituto de Regulación y Control del Cannabis podrán comprar en las farmacias un máximo de cinco gramos de marihuana a 187 pesos uruguayos, unos seis euros.
Los 4.959 registrados hasta hoy podrán elegir entre cuatro variedades de cannabis, todas al mismo precio. El impacto en el organismo no será muy alto, ya que todas tendrán entre un 2% y un 4% de tetrahidrocannabinol (THC), pero el gobierno estudia poner a la venta otras tres variedades con un nivel más alto. Apenas 16 farmacias en todo el país están habilitadas para vender, y para ello tendrán mecanismos de seguridad como guardar la droga bajo llave y la comercializarán en sobres herméticos.
El camino hasta la legalización de la marihuana no ha sido fácil y en ocasiones pareció lejos de concretarse. En el momento de la firma de la ley, Mujica y su ministro de Defensa, Eleuterio Fernández Huidobro, aseguraban que el objetivo era quitarle el mercado de la droga a los narcotraficantes.
Sin embargo, en 2010, cuando Mujica inició su mandato y le hablaron de la oportunidad de liderar una nueva forma de combate a las drogas a nivel mundial, no le convenció. Años después, y en medio de las demandas por un aumento de la seguridad en el país, Fernández Huidobro, su amigo desde la época de guerrilleros, le mostró otro punto de vista: «atacar el bolsillo» de los narcotraficantes. Y así surgió la idea según el relato que hacen los periodistas Guillermo Draper y Christian Muller Sienra en su libro Marihuana Oficial. Crónica de un experimento uruguayo.
El desconocimiento de los gobernantes sobre el consumo de la droga era tal, que el ministro de Defensa, impulsor de la ley, propuso como método de control que quienes compraran marihuana tendrían que entregar los filtros de los cigarrillos para controlar cuánto habían fumado.
Finalmente el gobierno presentó el proyecto de ley, que fue aprobado el 10 de diciembre de 2013 con los 16 votos de los senadores de la coalición de partidos de izquierda Frente Amplio. Un año antes de que finalizara el periodo, el gobierno logró poner en funcionamiento el registro de autocultivadores, que permite a cada usuario tener seis plantas, y de los clubes de cannabis, que autoriza a consumir hasta 480 gramos por año a cada miembro.
En 2014 se abrieron los registros y desde entonces se han escrito 6.929 autocultivadores y han comenzado a funcionar 63 clubes de cannabis. Antes de que empiece la venta en las farmacias del país, la marihuana que manejan estos dos grupos está demostrando al gobierno que está consiguiendo su objetivo de arrebatarle el mercado al narcotráfico. En los últimos días, el equipo de investigadores de la estatal Facultad de Ciencias Sociales, Monitor Cannabis, reveló que el mercado legal ya representa el 20% de la producción anual.
Sin embargo, para los congresistas opositores al Frente Amplio las cifras muestran el fracaso de la ley porque el consumo ha aumentado y entre los jóvenes ya supera al tabaco (17% frente a 15,5%). La iniciativa de Mujica tampoco obtuvo el apoyo social cuando presentó la propuesta, y no cuenta con él a día de hoy. Una última encuesta de la consultora local Equipos revela que el 62% de los uruguayos no está de acuerdo con la medida, e incluso el 48% de los jóvenes de entre 18 y 29 años la rechaza.
A principios de 2015 el principal detractor de la venta de marihuana era el actual presidente Tabaré Vázquez. Oncólogo de profesión, en su anterior mandato entre 2005 y 2010 lideró la lucha contra el tabaco, prohibiendo la aparición de nuevos vendedores, aumentando los precios de los cigarrillos y restringiendo su publicidad.
Se comenzó a hablar de la «desmarihuanización» del gobierno, pero el proceso nunca se detuvo y el impulso del gobierno anterior pasó a ser un silencio pesado en la nueva administración. Hasta tal punto que el anuncio de que hoy comienza la venta se ha reducido a un comunicado de prensa. Finalmente la iniciativa que puso a Uruguay en el mapa mundial vuelve a darle ese lugar de destaque.