FUENTE: Mediterráneo
El desabastecimiento de una vacuna que venden las farmacias españolas, pero no forma parte del calendario oficial de vacunación de ninguna comunidad autónoma –no está financiada por la sanidad pública–, se está convirtiendo en un fenómeno social que las instituciones implicadas no saben cómo deshacer.
El fármaco, llamado Bexero y distribuido por GlaxoSmithKline (GSK) al precio de 106 euros la dosis, se puede administrar a los bebés a partir de los dos meses de vida, en cuatro dosis progresivas, para prevenir la infección causada por el meningococo B, una enfermedad potencialmente grave: su letalidad es del 5%. Según aseguran los especialistas, el meningococo B mantiene desde hace casi un decenio una expansión muy baja en España: afecta a 0,2 de cada 100.000 habitantes (en los años 80 del siglo pasado esa proporción alcanzó a los 18 individuos por cada 100.000).
La vacuna empezó a escasear en España en el 2015, momento en que GSK adquirió a Novartis –creador de Bexero- su cartera de vacunas. El Ministerio de Sanidad y los responsables de vacunas de las comunidades siempre han defendido, y su posición no ha variado, que esta vacuna no reúne las características que los gobiernos occidentales exigen para incorporar un fármaco preventivo a sus calendarios oficiales.
EFECTO DESCONOCIDO // «No se conocen de forma suficiente sus efectos, porque se ha administrado a poca población. Desconocemos cuánto tiempo dura su eficacia y nos encontramos en el momento de la historia en que menos casos de meningitis B se producen», afirma Carlos Rodrigo Gonzalo de Liria, responsable del área de Pediatría en el Hospital del Vall d’Hebron de Barcelona. No tiene sentido que los servicios de Salud Pública la incorporen al calendario oficial de vacunación». «Si fuera una vacuna necesaria y de beneficios indudables, ya se financiaría», añade.
En el resto de Occidente, únicamente el Reino Unido –que por razones geográficas ha conseguido que GSK le venda la vacuna a un precio simbólico, muy bajo– tiene a Bexero en su calendario oficial de vacunas. En EEUU se recomienda, al igual que en España, para niños afectados por alguna inmunodeficiencia.
La posición de las administraciones sanitarias choca con la que expone la Sociedad Española de Pediatría, partidaria de que, si existe una vacuna contra el meningococo B, por limitada que sea, se administre a los niños.