FUENTE: El Mundo
Una de cada ocho españolas descubrirá, a lo largo de su vida, que tiene cáncer de mama. Lo dicen las previsiones y lo refrendan las estadísticas, que confirman que este tumor, el tipo de cáncer más frecuente en nuestro país, continúa ganando posiciones. En 2015, según las últimas cifras que maneja la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) recibieron el diagnóstico 27.747 mujeres , en torno al 30% del total de tumores femeninos, una cifra muy superior a los cerca de 16.000 casos que se detectaron una década antes.
Son muchas las razones que explican este aumento. Por un lado, influye la mejora en las técnicas de detección precoz que se han implementado progresivamente en los últimos 20 años. Además, también tienen que ver el envejecimiento de la población y el crecimiento de la esperanza de vida que se han producido. Pero el sedentarismo y los hábitos de vida poco saludables son, sin duda alguna, una parte fundamental del problema.
"Los casos totales de cáncer en España superan ya las estimaciones que se habían hecho para 2020", alertaba hace unos meses el presidente de SEOM, Miguel Martín, quien subrayaba en la presentación de las últimas estadísticas que hasta un tercio de los tumores pueden evitarse. "Las cuatro patas para reducir la incidencia del cáncer son practicar ejercicio regular, evitar el alcohol y el tabaco y no ganar peso", remarcó.
Cada vez se detectan más tumores, pero también avanza a buen ritmo el hallazgo de nuevas armas para combatirlos. Y en el caso del cáncer de mama, estos pasos son especialmente notables.
Hace 40 años, la supervivencia tras un cáncer de mama rondaba el 75%, mientras que actualmente las cifras son hasta 20 puntos superiores. Así, pese a que la incidencia de los casos ha ido progresivamente en aumento en las últimas décadas, la cifra de mortalidad no ha dejado de descender.
En 2014, según datos del Instituto Nacional de Epidemiología, el cáncer de mama provocó 6.213 muertes en nuestro país. Ese año, los tumores responsables del mayor número de fallecimientos, en términos generales, fueron el cáncer de pulmón, con 21.220 muertes y el cáncer colorrectal, con 15.449, seguidos en tercer lugar por el cáncer de páncreas (6.278).
En el caso concreto de las mujeres, el tumor que causó más fallecimientos fue el de mama, por delante del cáncer de colon (4.827), pulmón (4.047), páncreas (3.085), estómago (2.194), útero (2.185) y ovario (2.152).
Detrás del descenso continuado en la mortalidad asociada al cáncer de mamaestán la mejora en el cribado y la detección precoz de la enfermedad, pero fundamentalmente los grandes avances que se han producido en el abordaje del trastorno.
Hoy en día es posible realizar una caracterización detallada de cada tipo determinado de tumor y, en gran medida, también se puede responder de forma individualizada a ese cáncer al que se ha puesto 'nombre y apellidos'.
Incluso en los casos más complicados, como los que se detectan cuando la enfermedad ya está avanzada, se han producido avances importantes, si bien todavía no puede hablarse de curación.
En ese sentido, en el último congreso de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), celebrado en Madrid a mediados del pasado mes de septiembre, se presentaron novedades que conllevarán cambios notables en la práctica clínica.
Uno de los estudios que merecieron más atención fue el MONARCH-3, una investigación en fase III que puso de manifiesto la utilidad de un nuevo medicamento, denominado abemaciclib (Lilly). En combinación con tratamiento hormonal, este fármaco era capaz de reducir el riesgo de recaídas en un 46% en pacientes postmenopáusicas con enfermedad avanzada, receptores hormonales positivos en la superficie de las células y que no expresan la proteína HER2.
En estos casos, la combinación citada de fármacos permiten un control de la enfermedad en periodos de tiempo mucho más largos y "retrasan la necesidad de que las pacientes tengan que someterse a quimioterapia", tal y como señaló durante el encuentro de ESMO el jefe de la sección de Cáncer de Mama y Tumores Ginecológicos del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, Javier Cortés.
Por otro lado, el pasado verano la Comisión Europea dio el visto bueno a la aprobación de ribociclib (Novartis) en combinación con un inhibidor de la aromatasa para el tratamiento de este tipo de casos en los que la enfermedad está avanzada.
Según los datos presentados, la combinación del medicamento con letrozol redujo el riesgo de progresión o muerte en un 43% con respecto a la suma de letrozol con un placebo.
La investigación es la clave para avanzar, subrayó varias veces durante el congreso de ESMO el presidente de la entidad, Fortunato Ciardiello, quien pronosticó "un futuro luminoso" en la lucha contra el cáncer si los avances de la ciencia se alían de forma consistente con un refuerzo de la prevención.