Fuente: ABC
«Debemos ser prudentes, pero los resultados con animales han sido espectaculares». Con estas palabras, Eduard Batlle, científico del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona (IRB), presentó este miércoles los resultados de un estudio pionero que abre la puerta a la curación definitiva del cáncer de colon. Un equipo de investigadores de este centro, liderados por él, ha descubierto lo que desde hace años quita el sueño a los oncólogos: por quéla inmunoterapia, una de las armas más prometedoras para combatir el cáncer que consiste en activar el sistema inmune para que actúe contra las células cancerígenas, no funciona en el cáncer de colon metastásico. «Solo un cinco por ciento de pacientes con esta enfermedad en fases avanzadas responden a esta estrategia. El resto, tienen muy malas expectativas», explica Batlle.
Según la investigación del IRB, publicada en la revista «Nature», la culpable de que fracase la inmunoterapia en este cáncer es la proteína TGF-Beta, que se encuentra en grandes cantidades en estos tumores. Tras cuatro años de experimentación con ratones, en los que se ha reproducido en ellos la enfermedad en fases avanzadas, los científicos del IRB han descubierto qué hace esta proteína para que «el sistema inmune permanezca impasible y ciego ante las células tumorales y no las ataque».
¿Cómo frena a los linfocitos?
Su acción, según los investigadores, es doble. «Cuando la TGF-Beta se comunica con el sistema inmune, causa dos efectos: por un lado, impide que las células inmunitarias -los linfocitos- se activen y ataquen a las células cancerígenas, y, por otro, no les deja penetrar en el tumor», explica el investigador catalán.
La manera de revertir el proceso es, según Batlle, «neutralizar la acción de esta molécula para que el sistema inmunitario reaccione y destruya las células tumorales». «Bloqueando la acción de esta proteína con un inhibidor, las células del sistema inmune logran infiltrar y reconocer el tumor, combatir el cáncer e incluso prevenir la aparición de metástasis generadas en el hígado y en el pulmón», precisa el científico del IRB. Su investigación concluye que «combinando el inhibidor de TGF-beta que han utilizado con inmunoterapias ya disponibles, el efecto anti-tumoral se potencia y el sistema inmune elimina de forma eficaz las metástasis ya establecidas, que de otra forma matarían al individuo en pocas semanas.
Durante cuatro años, los científicos aplicaron a ratones de laboratorio cuatro de las mutaciones genéticas más comunes presentes en los tumores humanos de cáncer de colon avanzado. «Tras comprobar la similitud con los tumores humanos agresivos, creamos un biobanco de organoides tumorales –minitumores en tres dimensiones–, para poder reintroducirlos en los ratones», explica Daniele Tauriello, primer autor del artículo.
«La creación del modelo animal nos ha llevado mucho tiempo pero ha sido decisiva», apunta el científico. «Eso nos da más expectativas con respecto a los futuros resultados con humanos. No es lo mismo trabajar con ratones inmunodeprimidos a los que se inyectan células tumorales humanas que con ratones diseñados genéticamente para que reproduzcan el cáncer de colon metastásico», aclara Eduard Batlle.
El 80 por ciento se curaron
Prácticamente todos los ratones con cáncer de colon metastásico –el 80 por ciento– a los que se inhibió la acción de la molécula TGF-Beta se curaron. «No hay en su organismo restos de la enfermedad, ni del tumor primario ni de las metástasis.Asimismo, los animales quedaron inmunizados contra este cáncer, el segundo más frecuentemente diagnosticado en el mundo, según explica Eduard Batlle, quien destaca «la posible aplicación de este descubrimiento para abordar el tratamiento de otros tipos de cáncer en los que está presente esta proteína en grandes cantidades».
Aplicable al de vejiga
El investigador cita el caso del cáncer de vejiga. «Hay una investigación muy similar a la que hemos desarrollado pero centrada en cáncer de vejiga que demuestra el papel clave de esta molécula», señala el investigador. Eduard Batlle se muestra, sin embargo, cauto respecto al potencial de su hallazgo aplicado a otros tipos de cáncer como el de páncreas, una de las bestias negras de los oncólogos por su elevada mortalidad. «En el caso de este cáncer hay solo sospechas de que puede reproducirse el mismo mecanismo porque el microambiente es muy similar al del cáncer de colon, también hay niveles altos de TGF-Beta».
Batlle destaca la importancia del hallazgo para ganar la batalla definitiva al cáncer de colon, aunque, pese a los buenos resultados con animales, asegura que falta aún ensayar la terapia en humanos. «Las expectativas son muy altas. Estoy convencido de que será una solución para muchas personas que actualmente no tienen ninguna alternativa», apunta el investigador. En este sentido, subraya que en unos dos años podrían ya iniciarse ensayos clínicos. «Desde hace seis años, con el boom de la inmunoterapia, muchas farmacéuticas se interesaron por desarrollar inhibidores de la proteína TGF-Beta, ya que está presente en muchos tipos de cáncer. Ahora podremos aprovechar todo este camino recorrido», señala el investigador.
El hallazgo abre la puerta a que se desarrolle el primer tratamiento con inmunoterapia para pacientes con cáncer de colon metastásico y también para aquellos que se encuentran en una fase avanzada de la enfermedad pero aún no han desarrollado metástasis. Entre un 40 y un 50 por ciento de los pacientes con un tumor de colon desarrollan metástasis, que extienden la enfermedad en el hígado o el pulmón.
Sin tratamiento hasta ahora
«Cuando hay un diagnóstico de cáncer de colon en las fases más avanzadas, los oncólogos no tienen su disposición tratamientos eficaces que puedan curar al paciente. Son personas huérfanas de tratamiento. Esta nueva estrategia terapéutica es una esperanza para estas personas», concluye el científico del IRB.
El trabajo se ha llevado a cabo con ayudas de la Fundación BBVA, Fundación Olga Torres (FOT), la Fundación Josef Steiner, el Consejo Europeo de Investigación (ERC en sus siglas en inglés) el Ministerio de Economía y Competitividad a través de fondos FEDER y con el apoyo de la Fundación Botín y de Banco Santander a través de su División Global Santander Universidades. Eduard Batlle y Daniele Tauriello son además miembros de la red CIBERONC, Centro de Investigación Biomédica en Red de Cáncer, de la que el laboratorio recibe fondos para desarrollar sus estudios.