Según Organización Mundial de la Salud, la alergia es una reacción de hipersensibilidad iniciada por mecanismos inmunológicos. Esta hipersensibilidad puede darse tanto en el aparato digestivo mediada por alimentos o medicamentos entre otros, como en el aparato respiratorio (inhalantes), en la piel (contactantes), o bajo ella (inyecciones, picaduras).
Sistema inmune y alérgenos
El sistema inmune es el encargado de mantener nuestro organismo en equilibrio frente a agresiones externas. Pero en ocasiones este mismo sistema inmune que se encarga de defendernos, reacciona de forma exagerada a determinadas sustancias y es lo que conocemos como alergia.
La alergia es más frecuente de lo que nos imaginamos. Algunos estudios revelan que cerca de una cuarta parte de las personas en España tiene algún tipo de alergia, aunque la gravedad de los síntomas varía dependiendo del alérgeno y de la persona.
Las moléculas que son capaces de desencadenar estas reacciones exageradas se conocen como alérgenos. Son reconocidas como extrañas para nuestro cuerpo y este, al creer que pueden hacerle daño se defiende de ellas. La mayoría de las alergias tienen origen en moléculas que no son perjudiciales para el organismo y con las que cualquier persona no alérgica convive sin preocupaciones. Pero la reacción desproporcionada del sistema inmune del alérgico produce una serie de anticuerpos conocidos como Inmunoglobulinas E (IgE), culpables de los síntomas que conocemos como alergia.
Puede aparecer en cualquier momento de la vida y, no es extraño que aparezca frente a cosas que durante años se han tolerado perfectamente, como frutos secos, mariscos, animales, etc.
Entre las manifestaciones más comunes se encuentran:
Desarrollo de la alergia
El modo en el que una persona desarrolla alergia a alguna molécula es prácticamente desconocido, se cree que hay ciertos factores genéticos y ambientales que favorecen el desarrollo de estas.
Los síntomas son muy variados. En los pulmones y en los bronquios causa asma, en la nariz causa rinitis, y en los ojos conjuntivitis. En la piel puede causar urticaria, angioedema o inflamación, dermatitis atópica, o dermatitis de contacto. Pueden aparecer síntomas digestivos con dolor, gases, vómitos o diarreas de poco a muy intensas. También puede originar una mezcla de síntomas, que es lo que se llama anafilaxia. En la anafilaxia pueden aparecer malestar, mareos, y caída de la tensión o shock.
Si los síntomas aparecen en cualquier momento del año o no, va a depender del alérgeno. Algunos alérgenos pueden estar presentes en cualquier momento, como es el caso de los alérgenos de los alimentos o la alergia producida por los domésticos; mientras que otros alérgenos presentan picos en determinados momentos del año, como los ácaros, que aumentan en primavera y otoño. En el caso del polen, depende de la época de polinización de cada planta, siendo en estas épocas de polinización cuando se presentan los síntomas alérgicos. Según el tipo de planta y el clima de la zona puede aparecer polen incluso en dos épocas distintas del año (el ciprés en primavera y otoño), en épocas poco habituales (Mercurialis en invierno), en varias estaciones (gramíneas en primavera, verano y otoño), o todo el año (Parietaria).
Diagnóstico y tratamiento
Para diagnosticar a que alérgeno se tiene alergia se hace una prueba, conocida como Skin Prick Test (SPT). Los SPT consisten en introducir en la piel del paciente mediante pequeños pinchazos en el antebrazo una cantidad ínfima de una serie de alérgenos para después comprobar si se ha inflamado la zona de punción.
En primer lugar, es importante tomar las medidas oportunas para evitar el contacto con el alérgeno o al menos minimizarlo, ya que reduce de forma significativa los efectos relacionados con la alergia. Por ejemplo, en el caso de alergia al ácaro del polvo evitar lugares con gran concentración de polvo, realizar aspirados de colchones, sillones y sofás con regularidad.
Una vez confirmado que el paciente tiene alergia, se pueden prescribir dos tipos de tratamiento:
En el caso de que se produzca un shock anafiláctico se debe acudir inmediatamente al médico, que le administrará adrenalina o corticoides. Es conveniente que la persona con riesgo de sufrir este tipo de shocks cuente con adrenalina y corticoides de autoadministración en caso de emergencia.
Y para finalizar este post, te dejamos con este vídeo-resumen de la información anterior: