FUENTE: Valencia Plaza
El perfil de paciente con cáncer de piel con alto riesgo está muy definido, y suele ser una persona mayor, hombre o mujer, con piel clara, que se ha sobreexpuesto mucho al sol, bien por trabajo u ocio, que tiene grandes manchas, incluso algunos con antecedentes de cáncer de piel, explica el doctor Miguel Sánchez Viera, director del Instituto de Dermatología Integral.
Además, suele ser una persona que "no se explora el cuerpo en busca, precisamente, de manchas o lunares porque, en muchos casos los consideran propios de la edad", añade el experto con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer de Piel, que se celebra este miércoles 13 de junio.
La población mayor no suele acudir al dermatólogo de forma rutinaria para hacerse un chequeo de lunares, sino que acude cuando la mancha o el lunar, que acaba siendo un cáncer de piel avanzado, está en una zona que ellos pueden ver y es muy grande, les produce muchas molestias, o por casualidad, alguien de su entorno más cercano les detecta el lunar y les acompaña al dermatólogo.
"Son personas que llegan a la consulta con melanomas y carcinomas espinocelulares con metástasis y con carcinomas basocelulares de gran tamaño que suponen cirugías muy agresivas con reconstrucciones o injertos. Parte de este problema se podría evitar haciendo campañas de concienciación dirigidas a este colectivo, ya que hemos visto que en el colectivo de pacientes menores de 50 han funcionado, repetir la experiencia con ellos", afirma.
El melanoma sigue creciendo a un ritmo anual del 10 por ciento(5.000 nuevos casos al año), sin embargo la tasa de mortalidad está disminuyendo a un ritmo del 2,5 por ciento anual en los menores de 50 años, mientras que en los mayores la disminución anual es del 1 por ciento. De hecho, según cifras de la Skincancer Foundation, se estima que 1 de cada 5 personas habrá desarrollado un cáncer de piel cuando llegue a los 70 años
"Esto es una muestra más de que el colectivo de los mayores es el más desprotegido frente al cáncer de piel: ya sea por vergüenza de ponerse desnudos para hacerse una dermatoscopia digital, ya sea porque consideran que las manchas en la piel son propias en la edad, ya sea porque no se autoexploran siguiendo la regla del ABCDE de los lunares o porque no tienen a nadie que les pueda revisar, por ejemplo, la espalda, el caso es que son los que más cánceres de piel avanzados presentan", señala
El dermatólogo considera que hay que concienciar a esta población del valor de la detección precoz, "como seguro sí que hacen para el cáncer de mama o el de próstata". Para ello, se puede utilizar la dermatoscopia digital, acompañada de un mapeo corporal de lunares, ya que han demostrado ser la prueba más efectiva para detección precoz del cáncer de piel.
Es un método no invasivo, que pueden realizarse todas las personas, permite controlar de un modo muy preciso la evolución de los lunares y otras lesiones sospechosas antes incluso de que degeneren en un cáncer de piel. La realización de esta prueba anualmente en personas con riesgo, facilita el diagnóstico precoz y, por lo tanto, la curación.
"El mapeo corporal y la dermatoscopia digital se realizan mediante equipos de fotografía digital que realizan un mapa seriado de nuestra piel, asociado a la detección mediante microscopia de superficie lesiones sospechosas, almacenando las imágenes para su seguimiento y comparación posterior. Además, la dermatoscopia digital analiza la forma, el color, el diámetro y la evolución, facilitando tomar una decisión en cada momento" asegura Miguel Sánchez Viera.
Por otro lado, se debe usar la regla 'ABCDE' de los lunares que permite de una forma sencilla saber qué hay que tener que tener en cuenta a la hora explorar y analizar los lunares que tenemos en nuestro cuerpo.
La 'A' significa fijarse en la asimetría en alguno de sus ejes; 'B' de los bordes si son irregulares; 'C' del color, hay que preocuparse si es variado y no uniforme; 'D' de diámetro, cuando es mayor de 6 milímetros y 'E' de evolución, si cambia de tamaño, forma o color en poco tiempo.
La principal medida preventiva es la protección frente a la radiación solar y las fuentes artificiales de rayos UVA, fundamentalmente las cabinas bronceadoras de rayos UVA. Además, se recomienda no exponerse al sol sin fotoprotección, como mínimo con un SPF de al menos de 30, aunque es más efectivo el de 50; evitar el sol en las horas centrales del día, de 12.00 a 17.00 horas; y no exponer al sol a niños menores de 3 años.