Fuente: La Vanguardia
Si pudiéramos coger los cientos de trillones de bacterias que habitan en nuestro intestino y ponerlas en fila india, darían la vuelta a la Tierra dos veces y media. Ese enorme y complejo conjunto de microbios, único para cada persona como lo es la huella dactilar, conforma la microbiota intestinal.
Las investigaciones llevadas a cabo en los últimos 15 años han ido desvelando las funciones cruciales para la vida humana que desempeñan estos microorganismos, como por ejemplo entrenar a nuestro sistema inmunitario durante los primeros años de vida. De hecho, se ha visto que la microbiota intestinal funciona como una especie de segundo escudo protector del organismo.
En este sentido, explicaron expertos internacionales durante la cuarta edición de las Jornadas BDebate dedicadas al microbioma humano, organizadas por IrsiCaixa en el museo de la ciencia Cosmocaixa de Barcelona, se ha descubierto que estas bacterias desempeñan un papel crucial a la hora de modular la respuesta del organismo ante las inmunoterapias contra el cáncer o la toxicidad de los tratamientos de quimioterapia.
Recientemente, un artículo publicado en la revista Science apuntaba que tomar antibióticos antes de recibir un tratamiento de inmunoterapia podía afectar su efectividad, puesto que los antibióticos alteran precisamente la microbiota intestinal.
“En los últimos años se ha avanzando mucho en la comprensión de la relación entre cáncer y microbiota. Y en VIH estamos también viendo que tiene también un papel clave”, explica Roger Paredes, investigador principal del grupo de genómica microbiana de IrsiCaixa y líder científico del congreso.
Paredes investiga cómo la microbiota intestinal puede modular la respuesta inmunitaria de las personas infectadas por el virus del sida. “Intentamos entender cómo la microbiota influencia la evolución de la enfermedad en el paciente. En un futuro, podremos manipular ese conjunto de microorganismos para mejorar la respuesta de las personas infectadas a las vacunas terapéuticas que estamos desarrollando”, explica.
De hecho, ese es también uno de los objetivos de la medicina personalizada, poder modular la microbiota intestinal para influir sobre la salud de las personas. Pero para eso, insistieron los expertos reunidos en estas jornadas, aún hay que identificar de los cientos de trillones de bacteria que hay en el colon de cada persona, cuáles son las importantes, qué funciones ejercen y cómo manipularlas para tratar algunas enfermedades. En este sentido, ya se han dado algunos pasos importantes. Por ejemplo, se ha detectado que un tipo de bacteria, Akkermansia muciniphila estimula unas células de defensa en concreto del sistema inmunitario.
“En el futuro, podremos usar determinados probióticos o bacterias con capacidad para estimular el sistema inmunitario como tratamiento terapéutico para el cáncer o incluso el sida. Y en cambio, cuando la persona presente alergias u otras enfermedades autoinmunes, utilizaremos tal vez combinaciones de bacterias de las que sabemos que frenan las defensas”, argumenta Paredes.