Científicos de EEUU ensayan en ratones una nueva estrategia que podría revolucionar el tratamiento de la degeneración macular y otras enfermedades que conducen a la pérdida de visión

FUENTE: ABC

 

El secreto de la cura de la ceguera y de otras enfermedades incurables podría estar en nuestro interior. O, mejor, en la capacidad del cuerpo humano para repararse a sí mismo. Científicos del Hospital Mount Sinai y de los NIH, los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos han demostrado que es posible potenciar esa capacidad regenerativa del organismo para restaurar la visión perdida. Lo han hecho con una estrategia nunca probada hasta la fecha y que consiste en activar las células madre dormidas de la retina.

Con esta aproximación han devuelto la vista a ratones ciegos, tal y como documentan en la revista «Nature». De momento, es solo un experimento pero la nueva estrategia podría ser el primer paso o la zancada definitiva para curar enfermedades degenerativas que conducen a la ceguera. Entre otros males, podría revolucionar el tratamiento de la degeneración macular y de la retinosis, dos problemas que aún no tienen cura y aparecen por la muerte de células de la retina.

Autorreparación

En algunos animales como el pez cebra, la retina se regenera casi como lo hace el rabo de las lagartijas. El secreto de los ojos de este pez está en un tipo de células de su retina -células de Müller- con capacidad regenerativa. En los mamíferos, como los humanos o los ratones, esas células existen pero dejan de tener ese poder cuando se pierden los fotoreceptores (bastones y conos) que transforman la luz capturada en señales cerebrales.

Los investigadores estadounidenses plantearon un tratamiento en dos etapas para forzar la autoreparación del ojo. Primero activaron las células madre durmientes de la retina y después inyectaron un gen para favorecer la generación de fotoreceptores. En concreto, potenciaron el desarrollo de bastones, las células más abundantes de la retina y las más sensibles a la luz de baja intensidad. Seis semanas después, los ratones ciegos recuperaron parte de su visión, aunque los científicos no pudieron medir el grado de mejoría.

También glaucoma

Un dato importante es que entre los ratones tratados había animales ciegos de nacimiento y las nuevas células de la retina se desarrollaron como si fueran ratones sanos. Los nuevos bastones empezaron a comunicarse con otros tipos de neuronas de la retina para facilitar la visión.

Bo Chen, profesor de Oftalmología y uno de los autores del texto no duda en afirmar que esta estrategia es una «oportunidad extraordinaria» para las enfermedades del ojo humano: «Si funciona, podría transformar la forma en la que tratamos a los pacientes con enfermedad de la retina y, quizá, aprenderemos a tratar otro tipo de problemas como el glaucoma».

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