FUENTE: El País
El primer macroestudio de escala global para analizar la evolución de la actividad física de las personas en todo el mundo tiene una conclusión clara: un porcentaje elevado de los habitantes de países ricos está en riesgo de enfermar por culpa de su sedentarismo. Y un perjudicado indudable: las mujeres, que realizan mucho menos ejercicio que los hombres. Este trabajo, que abarca estudios sobre dos millones de personas, ha sido realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y se publica en The Lancet.
En total, un cuarto de la población mundial (27,5%), lo que equivale a 1.400 millones de personas, tienen su salud en riesgo por la falta de actividad física. Pero el principal problema que señalan los especialistas de la OMS es que en lo que va de siglo la situación no ha mejorado en absoluto: "Entre 2001 y 2016, los niveles de insuficiente actividad física han disminuido solo ligeramente y de forma insignificante". Solo un punto desde el 28,5% de 2001, la marca de referencia. A partir de ahí, se aspiraba a reducir en 10 puntos esa tasa de inactividad física en el todo el planeta al llegar a 2025, algo que la OMS ya da prácticamente por imposible.
Pero al margen del fracaso global que estas cifras suponen, hay dos aspectos que resaltan en el informe. Primero, que como se ha visto habitualmente en este tipo de informes, las mujeres son las más perjudicadas por esta falta de ejercicio, puesto que superan en ocho puntos a los hombres en esta tasa de inactividad. Lo que es peor, esta brecha de género se ha ampliado a lo largo del siglo XXI. En 2001 los hombres inactivos eran el 25,5% y las mujeres el 31,5; en 2016, este porcentaje ha caído hasta el 23,4% en los hombres mientras se mantenía casi igual para las mujeres, con un 31,7%.
"Las normas culturales, los roles tradicionales o la falta de apoyo social y comunitario pueden llevar a una participación reducida en la actividad física entre las niñas y las mujeres. Es necesario comprender y abordar estas barreras para planificar y ofrecer acciones culturalmente sensibles para apoyar el cambio de comportamiento", asegura el informe de la OMS. Solo en nueve países de los 168 estudiados las mujeres tienen una tasa de inactividad mejor que la de los hombres, como China y Finlandia.
"Abordar estas desigualdades en los niveles de actividad física entre hombres y mujeres será fundamental para alcanzar los objetivos globales de actividad y requerirá intervenciones para promover y mejorar el acceso de las mujeres a oportunidades que sean seguras, asequibles y culturalmente aceptables", asegura la doctora Fiona Bull, coautora del estudio, en una nota de The Lancet. En España, el porcentaje es de 22,9% para hombres y de 30,5% para mujeres.
Por otro lado, el estudio resalta que los países ricos —que son aquellos en los que el sedentarismo hace más daño— no solo no mejoran, sino que siguen empeorando sus registros. En lo que va de siglo XXI, el porcentaje de inactividad entre ciudadanos de naciones con rentas altas ha pasado del 31,6% al 36,8%. En el mismo periodo, los ciudadanos inactivos de países con rentas bajas se mantuvieron en el 16%.
Las regiones de la OMS en las que más crece la inactividad física son los países occidentales y latinoamericanos, con EE UU, Nueva Zelanda, Argentina, Alemania y Brasil tirando del carro en la dirección negativa. Estos dos últimos países se encuentran en el peligroso grupo de naciones en los que la tasa de inactividad física ha crecido más de 15 puntos.
El informe también destaca que sigue existiendo una grandísima diferencia entre países y regiones, con Uganda (solo un 5,5% de inactivos) y Kuwait (67%) en los dos extremos. "En los países más ricos, la transición hacia ocupaciones más sedentarias y el transporte motorizado personal probablemente explica los niveles más altos de inactividad. Por el contrario, en los países de bajos ingresos, se realizan más actividades en el trabajo y para el transporte; sin embargo, estos comportamientos están cambiando rápidamente", advierte el estudio. Y prosigue: "Deben desarrollarse políticas nacionales para fomentar los modos de transporte no motorizados, como caminar y andar en bicicleta, y para promover la participación en la recreación activa y los deportes en el tiempo libre".
"Lo más importante es que claramente la inactividad física está asociada con un riesgo mucho mayor de (cada vez más) enfermedades", concluye Victoria Ley, que como anterior responsable de Deporte y Salud de la Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte realizó el último macroestudio sobre el ejercicio que practican los españoles. "También es importante la tendencia comparando los datos anuales en las mismas encuestas oficiales: no mejoramos en ningún país y los gobiernos deberían informar mejor, facilitar y promover más la actividad física en la población", asegura.
Ley explica que en su estudio concluían que en España había un 73% de población “inactiva en su tiempo de ocio", porque consideran que es mejor forma de calcular la verdadera actividad física que se desarrolla en países ricos con trabajos más sedentarios. Ese porcentaje surgía entonces de la suma del 34,4% de la población que no hace ninguna actividad física en su tiempo de ocio y el 38,9% solo lo hace ocasionalmente. "En The Lancet la estimación es totalmente diferente; se basan también en datos de encuestas oficiales pero incluyen todo y no solo en el tiempo libre, desde los paseos andando hasta el cuidado del jardín, además de lo que hagan en el trabajo", explica Ley, de ahí la diferencia, además del posterior tratamiento estadístico de los datos.
Cuando se habla de riesgo para la salud no es tener michelines o ahogarse al subir escaleras: a consecuencia de la inactividad física se pueden desarrollar con mayor probabilidad más de una treintena de enfermedades y trastornos crónicos, como síndrome metabólico, hipertensión, obesidad, infarto, diabetes de tipo 2 y diferentes tipos de cáncer, como el de colon y el de mama. Además, la actividad física tiene efectos positivos en la salud mental y retrasa la aparición de la demencia.
Por ejemplo, para España se calcula que la incidencia de la hipertensión en el tramo de edad de 55 a 64 años pasa del 17% al 31% dependiendo si practican ejercicio o no. Y en la población de 45 a 64 años la prevalencia de diabetes se triplica entre los menos activos. Se considera que la cantidad mínima de ejercicio para mantenerse en niveles saludables son 150 minutos de deporte moderado a la semana, 75 minutos si es ejercicio más enérgico.