FUENTE: Levante EMV
El abandono del hábito tabáquico, el aumento de la vacunación y una buena higiene dental previenen la aparición de la neumonía, una enfermedad infecciosa de los pulmones que comporta riesgo de contagio, según ha indicado la miembro de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), la neumóloga Rosario Menéndez, con motivo de la celebración este lunes del Día Mundial de la patología.
En referencia a la vacunación, la doctora Menéndez se ha referido tanto a la vacuna antigripal como a la antineumocócica y a la nueva vacuna conjugada 13 valente antineumococo. "La vacunación antigripal está indicada para todos los adultos, aunque no tengan factores de riesgo, todos somos suceptibles" de desarrollar la enfermedad, ha explicado la experta. Sin embargo, ha incidido en que la reciban personas mayores con patologías previas. Asimismo, las vacunas especializadas contra la enfermedad están dirigidas a las personas mayores de 65 años y a las que, en cualquier edad, tienen las "defensas disminuidas, patologías crónicas, respiratorias, cardíacas, diabéticas, del hígado o del riñón", ha matizado la neumóloga.
Por otro lado, en cuanto a la prevención, la doctora Menéndez ha destacado la importancia de limitar el contacto con los niños en este contexto. "Son los que más virus y bacteriastransmiten, tenemos que tener precaución con sus excreciones respiratorias y mucho lavado de manos".
La neumonía se produce por microorganismos infecciosos y los más frecuentes son las bacterias, en concreto, el neumococo, aunque también puede estar producida por virus. Los síntomas suelen ser fiebre, tos, expectoración, dolor de costado y dificultad respiratoria. El diagnóstico se confirma con una radiografía de tórax, aunque en la auscultación puede haber hallazgos compatibles, como los ruidos crepitantes.
"Afecta a las personas en los extremos de la vida, es decir, a los niños menores de cinco años y a los mayores de 65", ha manifestado la doctora Menéndez. Sin embargo, "las personas de cualquier edad con déficits de la inmunidad, como los que se tratan contra el cáncer o con inmunosupresores y los que padecen patologías crónicas como las respiratorias, ya sea asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica, los cardiópatas, los diabéticos, los enfermos neurológicos y los renales también pueden sufrirla", ha señalado la neumóloga.
Tiene una mortalidad asociada variable. La neumonía leve, las personas que no necesitan ingreso, conlleva un 1 por ciento de mortalidad, según la doctora Menéndez, que ha añadido que los hospitalizados están entre un 5 y un 7 por ciento. "Las más graves y las más escasas, las que se tratan en cuidados intensivos, tienen una mortalidad de entre un 25 y un 30 por ciento, pero hablamos de personas que no están inmunodeprimidas", ha especificado. En el caso de las personas inmunodeprimidas, con un trasplante o un tratamiento quimioterápico "la mortalidad puede aumentar y los gérmenes no ser habituales, como hongos", ha matizado.
La neumonía se trata con antibióticos y, en el caso de que se produzca el fallo de un órgano, como un fallo respiratorio, hay que añadir oxígeno. Sin embargo, el problema de la resistencia antibiótica no es "acuciante" en el caso de la neumonía, según ha revelado la doctora. "Tenemos muy poca resistencia en España en este momento", ha asegurado.
La neumóloga ha señalado que la neumonía con resistencia a los antibióticos es la que se puede producir en el hospital, como complicación de alguna intervención o de algún acto que se realice en el hospital. En ese caso, "depende de la ecología del hospital y de los problemas de base del paciente", ha dicho la experta.
Por otro lado, si la persona con neumonía tiene otra enfermedad, "lo que es importante es ajustar muy bien el tratamiento de la enfermedad que tenga el paciente, dado que una neumonía descompensa la enfermedad de base y necesita un reajuste", ha incidido la doctora Menéndez. "Si no se reajusta, el paciente puede presentar fallos de otros órganos, una insuficiencia cardíaca, una arritmia o un fallo renal", ha agregado.
La experta ha concedido importancia a la posibilidad de instauración de nuevas terapias, además de antibióticos, para pacientes graves, que tienen vocación de ayudar a las defensas de la persona a mejorar su respuesta. "Se está estudiando la respuesta inflamatoria e inmune de los pacientes para buscar perfiles en los que podamos utilizar algo más. Por ejemplo, en los pacientes muy graves, con déficit de inmunoglobulina, se podría utilizar; en los que tienen un exceso de inflamación en su sangre podemos introducir corticoides. Ahora hay estudios abiertos en estas líneas más específicas para pacientes concretos", ha resumido la doctora Menéndez.