FUENTE: La Vanguardia
Es muy posible que, en los dos meses de curso escolar que llevamos, tu hijo ya haya pasado por varios procesos víricos y bacterianos. Probablemente, primero fue un resfriado. Luego, una otitis. Después, una gastroenteritis. Y, ahora, parece que vuelve a tener mocos y una tos muy fea... Si a ello le sumamos que en su colegio sobrevuela la noticia de que hay un nuevo brote de varicela, resulta imprescindible extremar la precaución y poner medidas para protegerse, o el invierno se puede convertir en interminable.
La Asocicación Española de Pediatría (AEP) asegura que los niños pequeños sufren de seis a ocho infecciones al año en la edad preescolar (de 1 a 6 años) y de cinco a seis durante la edad escolar (de 6 a 12 años). Y es que es prácticamente imposible mantener a raya a todos los gérmenes que nos acechan y que están esperando un despiste –o una bajada de defensas en nuestro organismo– para atacarnos. Pero sí podemos minimizar las probabilidades de contagio. En el caso de los niños, no hay secreto: las medidas preventivas son las mismas que para los adultos.
LO BÁSICO: NORMAS DE HIGIENE
Decimos "normas" porque aquí, sí o sí, hay que cumplirlas. No podemos pretender evitar una enfermedad que se propaga a través del contacto sin extremar la higiene. Por ello, lávale (y lávate) las manos muy a menudo, especialmente antes de comer y después de estornudar, toser o ir al baño. Puedes usar agua y jabón o un gel desinfectante. Más del 80 % de las infecciones habituales se transmiten por las manos. Al toser o estornudar, utiliza preferiblemente pañuelos de papel y deséchalos cuando estén usados. Limpia a conciencia los utensilios de comer, los juguetes y los muebles que más se toquen (sillas, barandillas, etc.). Y ventila cada mañana las habitaciones de casa.
LA DIETA, ELEMENTO CLAVE
Es importante desterrar mitos como que la leche aumenta la producción de mocos y flemas, o que los suplementos aportan dosis extra de vitaminas para proteger el organismo. Los niños deberían obtener de la dieta todos los nutrientes que su cuerpo necesita. Para ello, deben comer a diario cereales, vegetales, lácteos y carne, huevos o pescado. Si hace falta complementar su alimentación con algún aporte extra de vitaminas, minerales o probióticos, debe ser el pediatra quien lo indique, ya que "tomar suplementos vitamínicos en forma de productos farmacéuticos o de herbolario puede incluso llegar a ser perjudicial para la salud", según la AEP.
¿CUÁNTO DUERME TU HIJO?
Se calcula que los niños de entre 1 y 3 años deberían dormir entre 10 y 13 horas diarias, repartidas entre la noche y las siestas. A partir de esa edad, hasta los 5 años, unas 10-12 horas, y entre los 6 y los 10 años de vida, alrededor de 10 horas. Así lo afirma la AEP, y añade que un buen descanso protege el sistema inmunológico y favorece el aprendizaje, la integración de experiencias y el crecimiento.
LA IMPORTANCIA DE LA VACUNACIÓN
Según el informe Estado de la Confianza en las Vacunas en la UE, 2018, elaborado por la Unión Europea, en los 28 estados miembros, las percepciones de la población sobre las vacunas son en gran medida positivas y la mayoría está de acuerdo en que las vacunas son importantes, seguras, efectivas y compatibles con las creencias religiosas. No obstante –y a pesar de que en España se ha conseguido una cobertura vacunal excelente, superior al 99% de los niños en muchas comunidades autónomas–, aún hay personas que muestran reticencia vacunal y deciden no vacunarse y no vacunar a sus hijos. Con este tipo de conductas, como explica el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría, aumentan las posibilidades de que surjan brotes de enfermedades erradicadas o casi extintas, y se pone en peligro la salud pública: "Cuando vacunamos a los niños, no solo protegemos al niño que está vacunándose, sino que también estamos impidiendo que el agente que causa la enfermedad esté presente, por lo que protegemos también a aquellas personas no vacunadas o en las que la vacuna no ha resultado efectiva".
"En el colegio hay pasa de..."