Un estudio señala la importancia de que los agentes sanitarios como los pacientes sean conscientes del beneficio real asociado con la reducción del colesterol.

FUENTE: ABC

Uno de cada 10 pacientes que sufren ataque cardíaco antes de los 50 años tienen hipercolesterolemia familiar (FH), un trastorno genético que se traduce en elevados niveles de colesterol.

Los datos obtenidos por un grupo de investigadores del Brigham and Women's Hospital (EE.UU) han demostrado que, debido a esta afección, el número de jóvenes que ha sufrido un ataque cardiaco ha aumentado en un 2 por ciento cada año en la última década. Así, este estudio, publicado en « Journal of the American College of Cardiology», se ha desarrollado con el objetivo de estudiar este tipo de accidentes en los adolescentes y ayudar a prevenir los ataques

En este sentido, muchos de estos pacientes continuaron presentando niveles altos de colesterol incluso un año después de sufrir el accidente. De este modo, uno de los desafíos que presenta la hipercolesterolemia familiar es que es «infrareconocido y subtratado», ha destacado Ron Blankstein, especialista en Cardiología Preventiva y director del programa de imágenes cardiovasculares en este centro.

Para el desarrollo del estudio, el grupo de investigadores recopilaron datos sobre los pacientes del Hospital General de Brigham y Massachusetts que habían sufrido un ataque cardíaco antes de los 50 años entre 2000 y 2016. Así, identificaron a los pacientes con hipercolesterolemia familiar y utilizaron registros médicos electrónicos, para determinar los factores de riesgo cardiovascular, y los medicamentos que los pacientes habían estado tomando antes de sufrir el ataque.

Descubrieron que aproximadamente 1 de cada 10 adultos jóvenes que había sufrido un accidente cardiaco presentaba hipercolesterolemia familiar. Entre los que tenían antecedentes familiares de enfermedad coronaria prematura y colesterol alto la proporción fue de 6 sobre 10. Asimismo, se ha concluido que el 43 por ciento de ellos no estaba llevando a cabo una terapia de estatinas.

Así, después del ataque solo al 49 por ciento de pacientes con familiar se le recetó una terapia de estatina de alta densidad. Un año después del accidente la mayoría continuaba presentando niveles elevados de colesterol. Como consecuencia, durante la década que se desarrolló el estudio, el 10 por ciento de los pacientes con FH murieron. En este contexto, los investigadores han puesto de relieve que existen oportunidades para un tratamiento más agresivo de reducción de lípidos tanto para los pacientes jóvenes que sufren FH como para los que no.

«Es importante que tanto los agentes sanitarios como los pacientes sean conscientes del beneficio real asociado con la reducción del colesterol. Es importante hacerlo después de un ataque cardíaco, pero incluso antes, si un paciente tiene factores de riesgo, hay una oportunidad importante para evitar ataques cardíacos a través de terapia agresiva», concluye Blankstein, quien ha añadido que también hay que mejorar otros factores de riesgo como el tabaquismo, el sobrepreso o la presión arterial elevada.

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