FUENTE: Correo Farmacéutico
Los datos que aporta la Organización Mundial de la Salud (OMS) son un reflejo de la dimensión del problema de las enfermedades de transmisión sexual (ETS): cada día más de un millón de personas contraen una patología de este tipo. Poniendo nombres y apellidos a estas enfermedades, la OMS ha anunciado esta semana que en 2016 se registraron 127 millones nuevos casos clamidia entre hombres y mujeres de 15 a 49 años; 87 millones, de gonorrea; 6,3 millones, de sífilis, y 156 millones, de tricomoniasis. Las ETS tienen efectos profundos en la salud sexual y reproductiva y figuran entre las cinco categorías principales por las que los adultos buscan atención médica, según la OMS.
A pesar de estas cifras, Adolfo López Gómez, jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología de los hospitales Quirónsalud Infanta Luisa y Sagrado Corazón, en Sevilla, constata que se ha bajado la guardia porque “ya no es noticia. En su día, se movilizó toda la sociedad por el sida, pero en el momento en que se convierte en una enfermedad crónica que no mata se le deja de prestar atención y se vuelve a no utilizar medidas de protección, no sólo en jóvenes”.
Marga Muñoz de la Llave, vicepresidenta del COF de La Coruña, institución que ha puesto en marcha una campaña para fomentar el diagnóstico precoz y la información de estas enfermedades, hace hincapié en que, a pesar de las campañas de prevención y de uso del preservativo, los jóvenes no han vivido la amenaza del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) y esto ha llevado a no usar el preservativo de forma sistemática. Además, se ha visto que cada vez se inician antes las relaciones sexuales en la población adolescente”. En este grupo de población, donde impera “una inadecuada percepción del riesgo”, a juicio de la representante del colegio coruñés, las ETS más prevalentes son la clamidiasis y la gonorrea. Según sus datos, “el 73 por ciento de los casos de clamidiasis genital se dan en personas de entre 15 y 24 años y la gonorrea tiene mayor prevalencia en varones jóvenes”.
Consultar al médico, clave
Al hecho de no poner las medidas oportunas para evitar los contagios, se añade otro problema: no acudir a tiempo al médico para tener un diagnóstico y un tratamiento adecuados. En este sentido, López Gómez reconoce que todavía existe cierta “estigmatización que hace que se rechace cualquier enfermedad ligada a la práctica sexual, por lo que se suele retrasar la consulta médica” y no olvida “la connotación de la enfermedad ligada a una infidelidad, que, por supuesto, también conlleva un retraso en el diagnóstico”.
Las consecuencias de todo esto no son banales y pueden ser de diversa consideración. Patricia Martín Rico, jefa de Medicina Interna del Hospital de Denia (Alicante), detalla que, por ejemplo, una sífilis no tratada “puede provocar una meningitis o meningoencefalitis sifilítica o ser transmitida de madre a hijo, provocando en el feto una sífilis congénita”. La vicepresidenta del COF de La Coruña añade que la transmisión de la madre al niño puede dar lugar a “muerte prenatal o neonatal, insuficiencia ponderal al nacer y prematuridad, septicemia, neumonía, conjuntivitis neonatal y deformidades congénitas”.
En el caso de las úlceras genitales –continúa Martín Rico– es más probable la transmisión de VIH; el virus del papiloma humano (VPH) se asocia a una mayor frecuencia de cáncer de ano, y el herpes genital puede convertirse en una enfermedad crónica y recidivante”.
Para que la población acuda a tiempo al médico, la campaña del COF de La Coruña se centra, entre otras cuestiones, en dar a conocer los síntomas de estas enfermedades. En general, ellos y ellas pueden sufrir úlceras, ronchas, verrugas o ampollas cerca de los genitales, ano o boca; inflamación de uno o más ganglios próximos a la úlcera; dolor en la zona de la pelvis; escozor o picor alrededor de los genitales, y ardor al orinar o defecar.
Síntomas en mujeres y en hombres
En el caso de las mujeres específicamente los síntomas de alerta son tener un flujo anormal en la vagina con o sin olor desagradable; sangrado vaginal sin tratarse de la menstruación o tras la relación sexual, y dolor en la vagina durante las relaciones sexuales de aparición repentina. En los varones con ETS lo habitual es que tengan secreción por la uretra o dolor e inflamación en los testículos.
Además de estos cuadros, López Gómez añade que se debe consultar al médico ante la presencia de otros síntomas más generales, como mal estado o fiebre tras haber mantenido una práctica sexual de riesgo.
Educación sexual y vacunación
Los expertos apelan a la educación sexual y a las vacunas como mejores armas para frenar el repunte de las ETS. “La mejor práctica para evitar la transmisión de ETS es tener relaciones sexuales con preservativoy atenerse al programa de vacunación que incluye el virus de la hepatitis B (VHB) y el del VPH”, defiende Martín Rico.
En la misma línea se expresa el portavoz de Quirónsalud, quien pone el foco en los riesgos del sexo en grupo y con desconocidos. En estos casos, el preservativo debe usarse “en cada contacto con persona diferente, pues si no la propagación de estas afecciones será totalmente descontrolada”. En su opinión, “este tipo de prácticas no deben ser evitadas desde el punto de vista sociocultural, sino sobretodo desde el marco de la salud individual y colectiva”, argumenta.
Inmunización contra el VPH
En cuanto a la vacuna, la OMS recuerda que la inmunización contra el VPH está incluida en los programas en 45 países, en su mayoría de ingresos altos y medios y vaticina que podría prevenir la muerte de más de cuatro millones de mujeres en la próxima década en países con ingresos bajos y medios (donde se dan la mayoría de casos de cáncer cervicouterino) si se logra una cobertura del 70 por ciento”.
En este sentido, los dermatólogos españoles, que celebraron la semana pasada en Barcelona su congreso anual, demandaron ampliar la vacunación para que tenga efecto antes de que se inicien las relaciones sexuales tanto en mujeres como en hombres.