FUENTE: El País
Tener dolor de cabeza casi es lo normal; se estima que unas 14.000 personas acuden cada mes al médico por este motivo. Pero, cuando las cefaleas se repiten con demasiada frecuencia, o son de una intensidad difícil de aguantar, se convierten en una preocupación comprensible. Tranquilidad. Hay muchas causas que pueden provocar que sufras cefaleas constantes, pero lo normal es que no sean un síntoma de algo peor: nueve de cada diez no son el fruto de una enfermedad escondida.
"La cefalea es un síntoma de muchas enfermedades, desde una sinusitis a un traumatismo craneal, pero también puede no serlo cuando el dolor de cabeza es el único o principal síntoma, sin que haya un daño orgánico en nuestro organismo que lo provoque. Es lo que los médicos llamamos cefaleas primarias, y el 90% de los dolores de cabeza están dentro de este grupo",dice la coordinadora del grupo de estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Sonia Santos.
Dar con el tratamiento adecuado es importante, y para ello hay que saber diferenciar el tipo de dolor que estamos soportando. sobre todo cuando se trata de migrañas. Este dolor de cabeza está dentro del grupo de cefaleas primarias, y no siempre son diagnosticadas porque no todas las personas que las sufren pasan por la consulta. "Y es importante que el médico valore al paciente y vea si sufre migraña, ya que dependiendo del número de días al mes que se presenta este dolor habrá que suministrarle el tratamiento preventivo más adecuado para que disminuya la frecuencia y la intensidad de estos ataques, ya que la migraña crónica puede llegar a interferir seriamente en la calidad de vida del paciente, impidiéndole hacer una vida normal", explica la neuróloga. Estas son las características que diferencian a cada dolor de cabeza, y son importantes porque hay que saber cuándo ir al médico.
Es muy complicado determinar exactamente el tanto por ciento de personas que la padecen, pero es la cefalea primaria más frecuente. Hay estudios que calculan que un 78% de la población general siente el dolor que provoca, con un pico de prevalencia en personas de entre 30 y 39 años. La sensación está localizada en la frente, a ambos lados de la cabeza, y, a veces, en la nuca y en el cuello. Su comienzo es lento y gradual, suele empeorar a medida que avanza el día, y su intensidad va de ligera a moderada. El dolor de las cefaleas tensionales es de naturaleza compresiva –está acompañado de presión a ambos lados de la cabeza-, uno lo siente como si le estuvieran apretando el cerebro con una banda elástica o le estuviera oprimiendo un casco. También se produce cierta tirantez en el cuello, la nunca y los hombros, ya que la cefalea tensional suele estar causada por la contracción muscular del cuello, el estrés y la tensión mental. En estos dolores de cabeza, a veces puede sentirse que la luz o las voces muy altas son insoportables, pero nunca las dos cosas a la vez (como sí sucede con las migrañas), y tampoco se puede decir que sea una molestia que impida hacer tu vida normal. Es verdad que el día se hace más complicado con este dolor, pero no provoca náuseas ni vómitos.
Hay estudios que apuntan a que la cefalea tensional puede ser hereditaria en familiares directos y entre gemelos monocigóticos, y se produce cuando hay tensión y un aumento de la sensibilidad de los músculos pericraneales, que son los que se encuentran alrededor del cráneo. A veces esta tensión puede estar causada por malas posturas o por episodios de estrés, ansiedad u otros estados emocionales.
Los científicos no han dado con una prueba que confirme definitivamente que las técnicas de relajación alivian a todos los pacientes, pero suelen recomendarse porque los médicos han observado que hay personas que encuentran alivio en ellas. Habitualmente, estas técnicas se pautan junto a la fisioterapia manual, los masajes, los estiramientos, la aplicación de calor y el ejercicio físico, todo ello en combinación con tratamiento farmacológico con ibuprofeno u otros antiinflamatorios.
Según la SEN, unas 47.000 personas padecen en España este tipo de cefalea, un dolor de bastante intensidad y muy repetitivo, que a menudo se define como cefalea suicida. Suele atacar más a los hombres (hay entre 2 y 3 pacientes por cada mujer) y normalmente aparece alrededor de los 30 años. Es un tipo de dolor de cabeza que puede desaparecer durante semanas o meses para, de repente, reaparecer y hacernos sufrir a diario. Un 20% de las personas que los padecen lo hacen de forma crónica, o sea, con una sensación constante que se puede alargar más de un año, sin otorgar ni unas semanas de respiro.
"Quien sufre este tipo de cefalea presenta un dolor de gran intensidad, que se inicia rápido y generalmente alrededor del ojo o de la sien. Las crisis suelen estar acompañadas de síntomas en la región ocular, generalmente lagrimeo, caída del parpado, enrojecimiento…", y también en el entorno nasal, principalmente con congestión o secreción, explica Santos. Otra de las características de esta cefalea es que el dolor puede aparecer varias veces al día, y que casi siempre lo hace a la misma hora.
Por qué se produce aún es una incógnita para los investigadores, aunque se piensa que el origen puede estar relacionado con un problema en el hipotálamo, la zona del cerebro en la que se producen las hormonas. La causa sería la liberación repentina de histamina o serotonina -un neurotransmisor paradójicamente relacionado con el bienestar-, sustancias que están presentes en las neuronas, en la zona del nervio trigémino, situado en la cara.
"Aunque cada paciente tiene que ser evaluado de forma individual, es normal que se necesite más de un tratamiento para controlar este dolor. Además de los fármacos y evitar ciertos factores desencadenantes, como consumir alcohol, también se recomienda el tratamiento de oxígeno puro (al 100%, suministrado con mascarilla), dada su eficacia, bajo coste y escasos efectos adversos", concluye Santos.
Las migrañas afectan en España a más de 5 millones de personas, de las cuales más de un 70% presenta una discapacidad grave (interfiere seriamente en su vida) y un 14%, una discapacidad moderada. Es el motivo más frecuente por el que acudimos al neurólogo y, en España, motiva la pérdida de 13 millones de jornadas laborales al año. Aún así, es un trastorno insuficientemente reconocido y tratado porque no existen marcadores para confirmar el diagnóstico, por mucho que, en 1988, la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS, por sus siglas en inglés) elaboró unos criterios que se convirtieron en la herramienta consensuada con la que actualmente trabajan los especialistas.
Se trata de un dolor punzante, que se presenta como un latido, que dura entre 4 y 72 horas y que se produce solo en un lado de la cabeza, con una intensidad de moderada a intensa. Estos dolores de cabeza suelen producir náuseas y vómitos, y pueden empeorar con la exposición a la luz y los ruidos. Hay migrañas con aura y sin aura, y ambas pueden presentarse de forma episódica -menos de 14 días al mes con dolor de cabeza- o de forma crónica -al menos 15 días de cefalea al mes, durante un mínimo de tres meses en los que al menos la mitad tienen los síntomas. "El aura es una focalidad neurológica transitoria, es decir, son alteraciones sensoriales reversibles que se instauran y desaparecen de forma progresiva (no suele superar los 60 minutos). Generalmente el paciente nota esta aura antes del dolor de cabeza y su sintomatología suele ser visual, en forma de destellos luminosos o líneas en zigzag, pero también sensitiva, en forma de acorchamiento y hormigueo, o disfásica, con alteración del lenguaje", enumera Santos.
La migraña es una enfermedad biológica primaria que se caracteriza por una alteración en los mecanismos de adaptación ante determinados estímulos externos (por ejemplo, una luz intensa, determinados olores) e internos (alteración del ritmo vigilia-sueño, ciclo menstrual). El dolor llega como consecuencia de la liberación de sustancias inflamatorias (como el CGRP, un péptido relacionado con el gen de la calcitonina) por parte del nervio trigémino, que es el que recoge la sensibilidad de la región facial", señala la especialista. Y añade: "La predisposición a la migraña puede ser hereditaria, ya que se han descubierto varios genes que favorecen que el cerebro active este sistema de dolor".
Durante una crisis de migraña se recomienda retirarse a un cuarto oscuro, sin ruido, y aplicarse una compresa fría sobre la frente, masajeando el cuero cabelludo y haciendo presión, sobre todo, en las sienes. La migraña no tiene cura, pero puede controlarse para llegar a tener una buena calidad de vida, por ello es importante que sea diagnosticada. Existen varias posibilidades terapéuticas, como el uso de determinados antiinflamatorios, así como pautas de estilo de vida que deben combinarse con los fármacos, como mejorar la calidad del sueño, evitar la obesidad y el sedentarismo. Es importante que el paciente sepa que algunos hábitos, como el estrés, el ayunar, los cambios hormonales, comer algunos alimentos, como el chocolate o el queso, ayuda a que brote una crisis (aunque cada factor será distinto para cada persona). "Todo tratamiento debe basarse en un diagnóstico correcto y, en función de este, planear la mejor opción terapéutica. Hoy en día contamos con diferentes tratamientos preventivos (orales y onabotulinumtoxin tipo A), y la elección de uno u otro dependerá del perfil del paciente y del tipo de migraña, si es episódica o crónica. Recientemente también se han desarrollado fármacos especialmente dirigidos contra el CGRP, la principal diana terapéutica de la migraña. Son anticuerpos monoclonales que han demostrado ser eficaces y seguros en la prevención y su uso por vía subcutánea ya ha sido aprobado por la Agencia Europea del Medicamento", explica la neuróloga.