La correcta alimentación de la madre en el embarazo puede influir en su salud y la del bebé. Durante una gestación normal, las necesidades nutricionales están aumentadas y, aunque muchas, a través de una buena alimentación, se pueden cubrir, en “la mayoría de las ocasiones se necesita un suplemento farmacológico”, señala Mª Carmen Mohino, vocal de número del COF de Ciudad Real.
Como recuerda la Fundación Española de la Nutrición (FEN), una deficiencia en vitaminas y minerales puede causar “retraso del crecimiento intrauterino y anomalías congénitas en el futuro bebé”. Los más importantes durante el embarazo son, según Mohino, el ácido fólico, el yodo, el hierro y la vitamina b12.
Alimentos ricos en yodo y hierro
Respecto al yodo, la guía Control prenatal del embarazo normal, de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), dice que en las consultas preconcepcional y prenatal se debe recomendar la ingesta de alimentos ricos en yodo, fundamentalmente lácteos y pescado, así como fomentar la utilización de sal yodada por la mujer durante el embarazo y la lactancia. En España contiene 60 mg de yodo por kg de sal, de forma que la ingesta de unos 3-4 g de sal al día cubre las necesidades diarias de este micronutriente , sin superar la ingesta máxima de sal diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) (<5g/día).
Además, es necesario una suplementación farmacológica de 200 μg/día de yoduro potásico en las embarazadas y lactantes durante estos periodos. Por su parte, la FEN propone “una suplementación previa a la concepción y durante el embarazo, ya que a través de la dieta habitual muchas veces no llegan a cubrirse las necesidades”.
En cuanto al hierro, la SEGO apunta que la profilaxis de la anemia ferropénica se basa en asegurar el aporte de 30 mg de hierro elemental/día en el embarazo en las gestaciones únicas y 60 mg/día en las múltiples. Durante la lactancia debe ser de 15 mg/día. Se aconseja realizar una dieta equilibrada con alimentos ricos en hierro, junto con el consumo de suplementos orales a dosis bajas a partir de la 20ª semana de gestación en las mujeres en las que se comprueba que tienen reservas inadecuadas. En gestantes con riesgo de anemia ferropénica, se puede valorar el estudio específico mediante perfil férrico y suplementar si se confirma. Es preferible tomar los suplementos al acostarse o entre comidas junto con vitamina C para favorecer su absorción, siempre y cuando los efectos secundarios lo permitan; y no deberían tomarse con té, leche o café.
¿Suplementación universal?
Según la SEGO, existe alguna observación que sugiere que la suplementación universal en las mujeres sanas con una nutrición adecuada y con un estado normal del hierro, no es necesaria y puede no ser innocua, aconsejando que se ajuste a las necesidades individuales. De hecho, añade Mohino, “su uso rutinario puede producir alteraciones gastrointestinales (disminuyendo la adherencia al tratamiento), aumento del estrés oxidativo y producción de radicales libres”. También recuerda que hay autores que muestran que “la suplementación intermitente tiene efectos similares a la administración diaria (en peso al nacer, parto prematuro, muerte perinatal y anemia), menos efectos secundarios (estreñimiento, náuseas) y menor riesgo de concentraciones altas de hemoglobina”.
No olvidar la vitamina B12
Para Mohino, los últimos estudios incluyen la vitamina B12 como imprescindible.” Su déficit provoca anemia megaloblástica, daño cerebral irreversible, alteraciones digestivas y trastornos nerviosos. Se la relaciona con el riesgo de espina bífida y abortos precoces de repetición”. Durante el embarazo, las necesidades son de 4 a 4,5 mcg/ día.
En general, debido al alto consumo de proteínas sobre todo, es sencillo cubrir el aumento del requerimiento en gestantes que llevan una alimentación convencional, porque además disponen de reservas hepáticas de B12.
“La cantidad de vitamina B12 que hay en los multivitamínicos no es para cubrir un posible déficit, es para asegurar que se llega al aumento de los requerimientos durante el embarazo”, matiza.
El calcio es otro micronutriente que puede estar comprometido durante la gestación, por ello su consumo debe aumentarse, señalan desde la FEN.
“Los suplementos no se recomiendan de forma generalizada, pero pueden estar indicados en féminas con ingestas deficitarias, en gestantes adolescentes, embarazos múltiples y para la prevención de la hipertensión y preeclamsia asociada”, añaden.