FUENTE: Correo Farmacéutico
El 22 de enero de 2018 el Ministerio de Sanidad anunciaba que los ciudadanos podían adquirir en las farmacias españolas las pruebas para el autodiagnóstico de VIH, una herramienta sencilla, de alta sensibilidad, que, mediante fluido oral o sangre obtenida al pincharse un dedo, permite conocer en 15 minutos y en un entorno privado y discreto el estado serológico del paciente (a confirmar en caso de positivo mediante el test Elisa).
Casi dos años después de su puesta a la venta, y aunque no hay datos globales de su comercialización en España, Pablo Ryan, adjunto del Servicio de Medicina Interna del Hospital Infanta Leonor, de Madrid, califica la medida de “muy importante”, ya que en su opinión está ayudando a España a estar “más cerca” de los objetivos marcados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2020, que pasan por tener diagnosticadas el 90% de todas las infecciones por el VIH.
“La prueba para el autodiagnóstico del VIH es una estrategia novedosa, que permite empoderar a las personas que se quieran realizar el test y que da respuesta a unas necesidades que no estaban del todo cubiertas. Además, ofrece una mayor cobertura a quienes no pueden o no quieren acceder al sistema sanitario para realizarse la prueba, con lo que podemos llegar a más gente. En un país como España, en el que el acceso al tratamiento es gratuito y universal, estas estrategias son mucho más efectivas”, argumenta el experto.
Para Ryan, la venta del test de autodiagnóstico de VIH en las farmacias otorga a los farmacéuticos comunitarios “un papel relevante a la hora de ofrecer asesoramiento e información y conocer los circuitos de derivación a los servicios de prevención y tratamiento”. Esta opinión es compartida por Iván Bernardo, miembro del grupo de trabajo de Enfermedades Infecciosas e Inmunología de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (Sefac), que considera que la intervención de este profesional debe ir “un paso más allá” de la dispensación, ofreciendo a los pacientes recomendaciones, consejos y acompañamiento a la hora de interpretar el resultado, ya sea este positivo o negativo.
Labor preventiva en las farmacias
En ese sentido, el portavoz de Sefac recuerda que también pueden llevar a cabo “una labor preventiva y de educación sexual”. Al este respecto, considera que tanto la guía de actuación farmacéutica elaborada por el Consejo General de COF como el Protocolo de actuación del farmacéutico comunitario en la dispensación de pruebas de autodiagnóstico de VIH, creado por el propio Consejo en colaboración con Colegas-Confederación LGBT Española, “fueron un primer paso muy positivo”, aunque matiza que “aún existe un área importante de desarrollo por parte del farmacéutico comunitario, tanto a nivel de acompañamiento como de información al paciente”.
Precisamente, Rutilio Martini, coordinador de Salud de Colegas-Confederación LGBT Española, lamenta que aún no se haya hecho hincapié en uno de los puntos del convenio de colaboración que tiene la entidad con el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos y que pasa por la formación de los farmacéuticos en el trato y la información que deben dar a las personas que soliciten el autotest.
Más visibilidad
Si en algo coinciden las fuentes es en la falta de difusión que ha tenido desde el principio la comercialización de las pruebas. Desde Colegas-Confederación LGBT Española lamentan la falta de campañas “a gran escala”, una crítica que Ryan lleva también al plano más próximo, al de los grupos de riesgo, ya que, en su opinión, tampoco se les ha informado suficiente.
Asimismo, Sefac cree que es necesario visibilizar más a la farmacia comunitaria en el campo del VIH. “Aún no se ha identificado bastante a la farmacia con esta área del autodiagnóstico del VIH. Es verdad que hubo una campaña informativa al principio, pero quizás en estos dos años no se ha dado difusión suficiente a este test de autodiagnóstico y al papel de los farmacéuticos”, expone.
Pese a ello, Martini reconoce al autotest un gran logro: ayudar a visibilizar y normalizar la prueba del VIH. “Gracias a su venta en farmacias se ha empezado a ver la prueba como algo normal, que no tiene por qué escandalizar a nadie y que, por el contrario, refleja un ejercicio de responsabilidad y cuidado de la salud sexual”.