FUENTE: La Razón
Aunque el Gobierno prohibió los paseos, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, declaró que «si es necesario por prescripción médica que alguien salga a pasear, puede hacerlo». Sin embargo, desde la Federación Española de Diabetes (FEDE) recuerdan que «no existe ningún documento oficial que las respalde, ya que la normativa vinculada al Estado de Alarma no contempla excepcionalidad referente a las personas con diabetes». De ahí que pidan a los diabéticos que daban paseos para controlar su patología que se «ajusten a su nueva rutina dentro de casa en la medida de lo posible, ya que salir a la calle puede suponer un importante riesgo para su salud y para la de los que les rodean. Por esta razón, se considera que el riesgo que existe frente a una infección por Covid-19 es superior al de una inactividad física temporal».
Y en el caso de personas mayores con diabetes más si cabe. Ahora bien, como explica Manuel Sillero, profesor de Atletismo y vicedecano de Calidad, Internacionalización y Prácticas Externas de INEF de la Universidad Politécnica de Madrid, «con el fin de mejorar las funciones cardiorrespiratorias y musculares y la salud ósea, y reducir el riesgo de depresión y deterioro cognitivo, la OMS recomienda que nuestros mayores dediquen 150 minutos semanales a realizar actividades físicas moderadas aeróbicas, o bien algún tipo de actividad física vigorosa aeróbica durante 75 minutos, o una combinación equivalente de actividades moderadas y vigorosas. Lo ideal eso sí sería que los mayores dedicaran 300 minutos semanales a la práctica de actividad física moderada aeróbica o 150 semanales de actividad física aeróbica vigorosa. Dicha actividad debería incluir la práctica de ejercicios de fuerza dos o más días a la semana».
En el caso de los diabéticos, «si los niveles de glucosa están controlados, y el nivel de actividad física habitual del diabético es el mismo que una persona sana, la tabla de ejercicios podría ser la misma que para una persona normal. El problema está cuando la persona diabética es, además, sedentaria. Cuando se realiza ejercicio, el músculo requiere glucosa, por lo que el glucagón posibilita que haya mas glucosa en la sangre. Sin embargo, si esa actividad física se paraliza de manera rápida y no existe un nivel compensado de insulina y glucagón, el paciente con déficit de insulina puede tener problemas para mantener los niveles de glucosa adecuados durante el proceso de recuperación. Este mecanismo de regulación automática de los niveles apropiados de hormonas que las personas sin patología realizan de manera normal, el paciente diabético acostumbrado a realizar actividad física puede llegar a controlarlo; sin embargo, un paciente diabético sedentario puede llegar a tener una descompensación de glucosa y precisar de una dosis adecuada de insulina para volver a las condiciones de equilibrio».
Ejemplos prácticos
¿Y qué pueden hacer en casa? Sillero avanza a LA RAZÓN el programa de entrenamiento para personas mayores de 65 años con diabetes tipo II del proyecto Diapow financiado por la Sociedad Española de Diabetes (SED) y cuya investigadora principal es Amelia Guadalupe Grau, del grupo de Trabajo «Estilo de Vida» de la SED y profesora de INEF de la UPM, y que se ha adaptado para poderlo hacer en casa debido al cierre de las instalaciones deportivas donde se realizaban los entrenamientos.
Así que ya no hay excusas para no levantarse del sofá. Una hora tres días a la semana bastan. Se empieza con una calentamiento, de ejercicios de flexión y extensión de cadera, levantando la pierna hacia adelante y detrás. Después, flexionando una pierna y luego otra teniendo las piernas separadas. A continuación, con las piernas juntas se rota la cadera. Para el ejercicio de dorsiflesión, hay que estar de pie, junto a una pared y, sin levantar el talón, hay que llevar la rodilla hacia la pared. Luego toca hacer la V, que consiste en subir y bajar los brazos los más pegados al cuerpo y estando con la espalda en la pared. Luego toca rotación de columna y por último movilidad de escápulas «gato» y «perro», que consiste estando de pie, intentar al expirar hacer una rotación interna de hombros con una flexión de columna. Al inspirar hay que intentar cerrar las escápulas lo máximo posible. A continuación hay que hacer el trabajo de activación de glúteos (flexionando piernas, damos pequeños pasos de un lado a otro), de inspiración (inspirar profundamente y soltar el aire poco a poco) y caminamos 5 minutos a velocidad moderada por toda la casa. Después comenzamos con el circuito de piernas y brazos que hay que hacer tres veces descansando 30 segundos entre ejercicios si fuera necesario. El de piernas consiste en levantarse y sentarse de una silla con los brazos cruzados ocho veces. Si le resulta fácil, coja un cartón de leche o varios con las manos. Para el de brazos, que también hay que hacerlo ocho veces, apoye una rodilla en la silla con una caja de leche en una mano y la otra apoyada en la silla. El ejercicio consiste en llevar la caja de leche a nuestro costado y cambio de manos.