FUENTE: La Razón
Tener sobrepeso o unos kilos de más no resulta una mera cuestión estética. La obesidad es una enfermedad en sí misma que acarrea consecuencias muy graves para la salud en cualquier circunstancia, también cuando el SARS-CoV-2 se adueña del organismo. De hecho, científicos de la Universidad de Nueva York (NYU) han divulgado esta semana el mayor estudio elaborado hasta el momento que confirma que «el exceso de grasa es el factor crónico previo más determinante en las hospitalizaciones de la ciudad neoyorkina, después de la edad, con una proporción de probabilidad sustancialmente más alta que cualquier patología cardiovascular o pulmonar de base», escribe el autor principal Christopher M. Petrilli de la NYU Grossman School en un documento elaborado con 4.103 pacientes con Covid-19 en Nueva York».
Evidencia en varios países
«Estos datos demuestran que el factor más importante de hospitalización y de consecuencias graves, incluyendo la muerte, sigue siendo la edad, pero que en segundo lugar aparece la obesidad», remarca José María Ordovás, director del laboratorio de Nutrición y Genómica del Centro Jean Mayer de la Universidad de Tufts, en Boston (EE UU), quien recuerda que «datos de Nueva Orleans, en el sur de EE UU, indican una mortalidad que, relativamente, es el doble que en Nueva York. Se dan varias interpretaciones, entre las que se incluyen la mayor obesidad y el peor estado de salud y socioeconómico de la población. De hecho, la observación anecdótica es que los casos graves que se dan en jóvenes parecen correlacionar con la presencia de adiposidad, pues en Nueva Orleans no solamente hay más mortalidad, sino que ocurre a edades más tempranas, coincidiendo con la hipótesis de la obesidad como factor añadido de riesgo. Esta circunstancia va apareciendo de una manera bastante uniforme en diferentes partes del mundo y coincide con la observación del personal sanitario en primera línea de combate, lo que sugiere que probablemente sea cierto».
Esa evidencia no queda sólo en norteamérica, pues en Reino Unido el 65% de los pacientes ingresados en UCI padece obesidad, algo que también se confirma en España: «Casi todas las series que se han publicado, también en China, muestran que el principal factor de riesgo en personas de entre 18 y 65 años es la obesidad, es decir, cuando la edad no es elevada, el exceso de grasa se convierte en el primer factor determinante para empeorar el pronóstico por Covid-19, más incluso que otras patologías previas», asegura Juana Carretero, internista y vicepresidenta segunda de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Y a eso se añade la experiencia sumada en anteriores epidemias, como la gripe A, «donde la obesidad tenía un impacto directo en la mortalidad, de ahí que ahora nuestro estado de alerta deba ser mayor en estos pacientes con Covid-19», advierte María Luisa Bordejé, coordinadora del Grupo de Trabajo de Metabolismo y Nutrición de la Semicyuc.
Inflamación aumentada
Pero, ¿cuál es la explicación para esa gran influencia? Según los expertos, aquí juega un papel muy importante el hecho de que la obesidad lleva asociada «una inflamación crónica originada por el exceso de tejido adiposo, lo que produce una disfunción metabólica que puede conducir a dislipidemia, resistencia a la insulina, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión y enfermedad cardiovascular, que también se han barajado como factores de riesgo de Covid-19. De ello se deduce que la obesidad puede ser un factor de riesgo agravante de manifestación grave y muerte por esta infección», explica Ordovás.
Sin embargo, eso no es todo, ya que Carretero detalla que «un cierto grado de inflamación crónica va asociada a una alteración en la secreción de las citoquinas, que son los agentes responsables de la comunicación intercelular y que se han demostrado determinantes en esta pandemia. En concreto, las personas con obesidad tienen menos secreción de las citoquinas que protegen de la inflamación y, por el contrario, cuentan con un aumento de aquellas proinflamatorias como interleucina-6, que se ha visto que empeora el pronóstico en afectados por coronavirus».
Esa respuesta inflamatoria es la que se convierte en el «enemigo en casa» para el afectado de Covid-19, ya que «ante la infección, estos pacientes desarrollan una respuesta inflamatoria e inmune exagerada y disfuncional que les puede conducir al fallo de todos los órganos», asegura Bordejé. Este tipo de alteración se produce, principalmente, «por la secreción del tejido graso y sobre todo aquel acumulado en la pared abdominal, lo que explica que los pacientes varones tengan un peor pronóstico que las mujeres frente al Covid-19, pues la prevalencia de esta obesidad es muy superior en los hombres en comparación con las féminas», recuerda Francisco Tinahones, presidente de la Sociedad Española de Obesidad, Seedo.
Consecuencias de la obesidad en el organismo
Tal y como explica la doctora Carretero, son varias las consecuencias que provoca la obesidad en el organismo y que, por tanto, dificultan el manejo de este tipo de pacientes:
- Alteración en la mecánica respiratoria: El síndrome de hipoventilación es muy prevalente en obesos y esto hace que tengan más complicaciones respiratorias.
-Reflujo gastro esofágico: Hace que tengan mayor predisposición a sufrir aspiraciones nocturnas que provocan más complicaciones.
-Hipercoagulabilidad: Mayor predisposición a desarrollar enfermedades tromboembólicas, tanto venosas como pulmonares.
-Alteración en la respuesta inmune: El organismo de los obesos responde peor frente a la infección aguda y también frente a los tratamientos, lo que provoca el desarrollo de un mayor número de lesiones graves.
-Más periodo de contagio: Como pudo observarse durante la crisis sanitaria de la gripe A, los expertos aseguran que las personas con obesidad tardan más tiempo en expulsar el virus de su organismo, «lo cual puede resultar otro factor de riesgo de hospitalización y muerte», advierte Bordejé. Y no sólo eso, ya que, tal y como apunta Carretero, «esto hace que se plantee que la cuarentena deba ser más larga en las personas con obesidad, ya que pueden ser portadores asintomáticos durante más tiempo, sobre todo en el caso de niños o jóvenes, en cuyas edades resulta más difícil mantener la distancia social, por lo que pueden ser un foco de expansión».
A todo ello se añade una teoría que deben aún corroborar los expertos: «La afinidad de la Covid-19 por la enzima convertidora de la angiotensina 2 (ECA2). El ECA 2 se expresa fundamentalmente en el tejido pulmonar y también en el graso. Así, la Covid-19 podría depositarse en este tejido graso retardando su eliminación. Además, al tratarse en su mayoría de hipertensos, reciben fármacos que inhiben la ECA2 o bloquean sus receptores, por lo cual va a aumentar su expresión con aumento de la susceptibilidad de estos pacientes a la entrada y propagación del virus por las células, desencadenando una afectación más grave», asegura Bordejé, quien destaca que «cuando todo haya pasado, debemos interpretar los resultados de este tipo de pacientes, porque quizás nos puede servir de guía para prevenir la obesidad y sus consecuencias, lo cual sigue siendo un reto en el futuro».
Prevenir la obesidad
«Debemos tomar consciencia de que la obesidad y el sobrepeso no son problemas estéticos sino que se acompañan de afecciones que multiplican los riesgos de sufrir complicaciones o incluso morir cuando nos vemos expuestos a virus y otras infecciones», explica el profesor Gontrand López-Nava, director de la Unidad de Endoscopia de la Obesidad del Hospital Universitario HM Sanchinarro, quien insiste en que “conseguir un peso controlado es vital para afrontar con éxito próximas epidemias y disfrutar de una vida con menos riesgos”.