FUENTE: FarmaIndustria
La industria farmacéutica, cuya misión principal es contribuir a mejorar la salud y el bienestar de las personas, no es ajena a la protección del medio ambiente, que desde siempre se ha considerado como un requisito previo e imprescindible de su actividad.
Con la puesta en marcha de Sigre -iniciativa de cooperación de la industria farmacéutica con los distribuidores farmacéuticos y las oficinas de farmacia-, hace ya casi 20 años, la industria ha impulsado un sistema de gestión que permite cerrar el ciclo de vida de los medicamentos mediante el aprovechamiento de los residuos generados y la minimización de su impacto ambiental.
De hecho, Farmaindustria y Sigre fueron de las primeras entidades en adherirse al Pacto por una Economía Circular, hace más de dos años, una iniciativa impulsada por los entonces ministerios de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente y Economía, Industria y Competitividad, con objeto de implicar a los principales agentes económicos y sociales de España en la transición hacia un nuevo modelo económico en el que los productos, materiales y recursos se mantengan en la economía durante el mayor tiempo posible y en el que se reduzca al mínimo la generación de residuos.
La integración de los principios de la economía circular en todos los sectores es algo imprescindible en la protección del medio ambiente. La industria farmacéutica ha sido pionera y un ejemplo en la aplicación de estos principios para lograr un uso más eficiente de los materiales, seleccionar los menos dañinos para el medio ambiente y maximizar la eficiencia de todos los procesos de fabricación, reduciendo la generación de residuos.
A pesar de las limitaciones lógicas que se dan en un mercado tan regulado como el del medicamento, donde la prioridad es la calidad, seguridad y eficacia de los productos, la economía circular se ha considerado como una oportunidad para establecer un suministro sostenible de materias primas y energía que permita seguir garantizando a todos los pacientes el acceso a los tratamientos que necesitan.
Así, a través de los planes de prevención de envases que elabora Sigre y mediante la aplicación de variadas iniciativas de ecodiseño, se ha logrado reducir el peso de los envases farmacéuticos en más de un 25%; se recicla ya el 62% de los materiales de los envases de los fármacos recogidos, y, gracias al funcionamiento de la logística inversa, se consigue un ahorro adicional de otras 1.300 toneladas anuales de CO2, entre otros resultados.
Desde los inicios, Sigre ha elaborado y coordinado Planes Empresariales de Prevención (PEP) de envases en el sector farmacéutico y hoy, Día Mundial del Medio Ambiente, la organización recuerda que ya son 180 laboratorios farmacéuticos (el 63% de las compañías adheridas) los que han aplicado alguna medida de prevención en sus embalajes.
Esto ha dado lugar a que, pese a la dificultad para introducir mejoras en unos productos tan delicados como los medicamentos, cada año se pongan en el mercado español más de 450 millones de unidades de fármacos con alguna mejora ambiental en su envase, lo que representa un 27,5% del total.
Estas cifras son sólo una muestra de que la industria farmacéutica ha implantado un modelo innovador y pionero que ha conseguido consolidar la gestión ambiental de residuos de envases vacíos o con restos de medicamentos de origen domiciliario; impulsa el compromiso sostenible del sector, que permite cerrar ordenadamente el ciclo de vida del medicamento, y consolida un modelo eficiente, en el que la sostenibilidad y el beneficio del conjunto de la sociedad son los vectores que marcan los ámbitos de actuación del sector.
Precisamente a través de Sigre y de las iniciativas propias de las compañías asociadas a Farmaindustria, este sector está contribuyendo de manera activa a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que forman parte de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. En concreto, al objetivo número 12, dedicado a la Producción y consumo responsables, aunque la industria farmacéutica está contribuyendo muy directamente a otros cinco más.
Las compañías farmacéuticas, en la medida en que trabajan para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas y fomentan un modelo económico basado en el empleo cualificado, la investigación, el desarrollo y la innovación, constituyen uno de los sectores clave a escala global para lograr que en 2030 los ODS sean una realidad.