FUENTE: La Razón
El médico más importante de la historia, cirujano y filósofo griego en el Imperio Romano, Claudio Galeno, aseguraba que la mejor, y tal vez la única manera natural de eliminar el foco de infección de las enfermedades, la suciedad, era lavarse con agua y jabón. El jabón higieniza y elimina la suciedad del cuerpo y de la ropa.
Llevamos ya algún tiempo escuchando que tenemos que lavarnos las manos correctamente; mientras se canta dos veces seguidas el cumpleaños feliz; antes y después de realizar ciertas actividades… y si no nos las podemos lavar, debemos utilizar gel hidroalcohólico para desinfectarlas antes de llevárnoslas a la boca, los ojos o la nariz. Hemos aprendido la lección, hay que lavarse las manos con frecuencia para eliminar bacterias, parásitos y cualquier rastro de elemento contaminante en nuestra piel. Y, por supuesto, utilizar mascarilla, es la única manera de frenar al virus que ha cambiado nuestra vida.
Sin embargo, todo exceso genera ciertos riesgos, “el uso prolongado de mascarillas y geles hidroalcohólicos, está ocasionando reacciones irritativas en la piel como acné, eccemas o dermatitis, sobre todo si no se utilizan del modo correcto”, indica el doctor Javier Romero, jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Quirónsalud Málaga. Para utilizar correctamente estos dos elementos que ya forman parte de nuestra rutina diaria hay que tener en cuenta algunas cosas.
A la hora de lavarnos las manos, debemos saber que los detergentes que llevan los jabones y el alcohol de los geles eliminan no solo la suciedad, también la barrera grasa protectora que tiene la piel, lo que provoca enrojecimiento, escozor y picores en las manos. Es preferible utilizar geles sin jabón, secarnos las manos con papel absorbente, en vez de utilizar toallas, ya que pueden raspar la piel, y aplicarnos una buena crema hidratante después de cada lavado.
Si no podemos lavarnos las manos después de haber estado en contacto con materiales expuestos a otras personas, bien en el transporte público o en el ascensor de un edificio, “la única precaución es no tocarse la cara hasta poder hacerlo”, aconseja el doctor Javier Romero, además “el virus no atraviesa la piel sana, por lo que el uso de guantes de goma no es necesario de forma habitual, ya que empeoran la integridad de la piel de las manos y no evitan la transmisión desde el objeto hasta las mucosas de la cara a través del guante”, añade el dermatólogo.
Otro gran aliado frente al coronavirus en nuestra vida son las mascarillas. Aunque su uso prolongado puede producir daños en la piel de la cara como acné, rosácea (una dolencia de la piel que causa enrojecimiento y deja visibles los vasos sanguíneos de la cara), o dermatitis perioral, que afecta alrededor de la boca y la nariz. La mascarilla es imprescindible en sitios cerrados, pero, si estamos en el exterior a más de dos metros de distancia de otras personas, o cuando estamos en el coche, podemos quitárnosla para que la piel “respire”. El doctor Romero aconseja “no utilizar maquillaje bajo la máscara ya que genera un efecto oclusivo y contaminante en la piel. Es preferible colocarla con la cara recién lavada, cambiarla con frecuencia y usar un jabón suave o agua micelar e hidratar adecuadamente al llegar a casa”.
Ahora, a las puertas del verano, después de un largo confinamiento, las actividades al aire libre, el sol, la playa o la montaña, nos atraen como un imán, sin embargo, en esta nueva realidad que nos está tocando vivir, el uso de mascarillas y la higiene de manos, hace que tomemos ciertas precauciones. El especialista explica que “la mascarilla ejerce un efecto pantalla, similar al de una sauna, esto implica menos producción de oxígeno, más CO2 y un aumento en los niveles de humedad y temperatura y su incidencia en la piel, sobre todo si sufre rosácea”, afirma el Jefe del Servicio de Dermatología de Quirónsalud Málaga, centro que ha sido acreditado con el certificado ‘Protocolo Seguro contra el Covid-19’ de Applus+ tras comprobar que cumple con todos los protocolos de seguridad para pacientes y profesionales, con circuitos controlados y alineados con los estándares más exigentes de protección frente al coronavirus.
Es importante utilizar cremas protectoras si tomamos el sol y olvidarnos de los geles hidroalcohólicos que pueden producir al contacto con el sol, dermatitis irritativa. Podemos prescindir en la playa de la mascarilla, siempre y cuando se respete la distancia social, ya que las altas temperaturas y la radiación ultravioleta son mortales para el coronavirus.