FUENTE: Diario Médico
La conjuntivitis ha sido identificada como una de las posibles manifestaciones clínicas del virus SARS-CoV-2, por lo que padecerla podría ser el primer síntoma de haber contraído infección, según los datos de una investigación realizada por el equipo de Oftalmología, que coordina Julián García Feijoó, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid. El trabajo ha evaluado la prevalencia y características clínicas de la conjuntivitis asociada a covid-19 en pacientes ingresados: 301 pacientes en el citado centro con una edad media de 72 años.
Esta es la primera investigación en España que describe las características clínicas de la conjuntivitis en una serie tan amplia de pacientes, cuyos datos se acaban de publicar en Graefe´s Archive for Clinical and Experimental Ophtalmology.
Pedro Arriola, oftalmólogo del citado centro, señala a DM que la investigación revela una “prevalencia de conjuntivitis del 11,6% en pacientes hospitalizados por Covid-19, en la mayoría de los casos, unilaterales y cuyo tratamiento es sintomático”, hecho que ratifica la oftalmóloga Bárbara Burgos: “uno de cada diez pacientes hospitalizados podría desarrollar conjuntivitis relacionada con Covid-19 durante alguna de las etapas de la misma”.
Primer paso a la identificación
Según el equipo, este hallazgo puede convertirse en una ‘forma de marcador inicial’, en el sentido de que puede ayudar a otros médicos a un diagnóstico precoz de la infección. La conjuntivitis asociada a la covid-19 se puede presentar en uno o ambos ojos, con síntomas como ojo rojo, acompañado de lagrimeo o leve secreción. Suele ser una condición que se resuelve espontáneamente en dos o cuatro días y no se han identificado, por el momento, secuelas visuales ni complicaciones graves asociadas.
En el trabajo se pone de manifiesto que la actual prevalencia de la conjuntivitis entre pacientes con covid-19 puede estar infraestimada, lo que se puede explicar en primer lugar porque pacientes leves, o muy leves, no han sido conscientes de padecer la enfermedad. “Además, por el desconocimiento de esta sintomatología, especialmente durante el comienzo de la pandemia”.
Virus en lágrima y en secreciones oculares
El equipo de Oftalmología en colaboración con el de Microbiología del mismo centro ha desarrollado también un estudio pionero en Europa sobre 36 pacientes con diagnóstico confirmado de covid-19, en el que se ha tratado de determinar la presencia del virus en la lágrima y en secreciones oculares mediante PCR de muestras oculares.
Los datos, publicados en el Journal of Infection y en Journal Medical Virology, revelarían, “el papel del ojo como posible vía de transmisión de la infección”, según Noemí Güemes, principal autora y oftalmóloga del Clínico.
“El ojo podría actuar también como una vía de propagación de la infección, dada la conexión de la superficie ocular con los aparatos respiratorio y gastrointestinal a través del sistema de drenaje lagrimal, indica la especialista”, quien, sin embargo matiza que, “parece que la PCR de muestras oculares no tiene una alta rentabilidad diagnóstica en la identificación del virus, detectándolo sólo en el 5,5% de los pacientes”.
Estos estudios forman parte de los diez artículos publicados sobre Covid-19 que ha desarrollado el equipo de Oftalmología del Clínico, entre los que también se ha investigado y determinado el perfil de citocinas en lágrima de pacientes con la enfermedad, cuyos datos se han publicado en Experimental Eye Research, o el primer caso clínico descrito de panuveítis y neuritis óptica en una paciente con covid-19.
Sus trabajos tampoco han olvidado los potenciales efectos secundarios y toxicidades oftalmológicas en la retina de algunos de los fármacos empleados para tratar la enfermedad por coronavirus. Previamente, ya se había detectado toxicidad ocular con el uso de diferentes dosis y tiempo de duración para el tratamiento de otras enfermedades, como lopinavir/ritonavir, kaletra, cloroquina o hidroxicloroquina.
Sin embargo, los nuevos datos, obtenidos de 90 pacientes con covid-19 tratados con estos fármacos, ponen de relieve que “no se han encontrado efectos secundarios en el ojo a corto y medio plazo”.