Aunque hay tratamientos eficaces para esta enfermedad más de la mitad de los afectados en todo el mundo no los recibe.

FUENTE: 20 minutos

La Organización Mundial de la Salud lleva tiempo alertando sobre los efectos demoledores de la depresión en la sociedad del siglo XXI. En la actualidad es uno de las enfermedades más frecuentes y se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo. Se trata de la principal causa de discapacidad y en situaciones de emergencia humanitaria una de cada cinco personas la sufre.

Su tratamiento cuesta a la economía mundial un billón de dólares al año aunque por término medio solo el 3% del presupuesto sanitario de los gobiernos se destina a la salud mental. Además, aunque hay tratamientos eficaces para esta enfermedad mental, más de la mitad de los afectados en todo el mundo (y más del 90% en muchos países) no los recibe bien por falta de recursos y de personal sanitario capacitado, por la eterna estigmatización de los trastornos mentales y/o por la evaluación errónea.

Por su parte, Mental Health America (MHA), principal organización de los Estados Unidos dedicada a promover la salud mental y abordar las necesidades de las personas que padecen alguna enfermedad mental, insiste en que “demasiadas personas creen que es una parte ‘normal’ de la vida que que pueden tratarla por cuenta propia, algo que puede causar sufrimientos y trastornos innecesarios en nuestra vida y trabajo” e insiste en abordar el problema con ayuda de un profesional cualificado.

¿Cuáles son esos signos que pueden ayudarnos a identificar si estamos pasando por una depresión? Desde el portal ifightdepression.com, una iniciativa de la Alianza Europea contra la Depresión (EAAD, European Alliance Againts Depression) que nació con el objetivo de aumentar la conciencia sobre esta enfermedad, indican que algunos de los síntomas más frecuentes son:

Pérdida de interés en actividades que antes producían placer, incluyendo la actividad sexual

Fatiga o pérdida de energía

Pérdida de apetito (pérdida de peso) o aumento del apetito (aumento del peso)

Problemas para dormir, insomnio, problemas para mantener el sueño o dormir demasiado

Pérdida de la expresión emocional (emociones aplanadas)

- Sentimiento de desesperanza, pesimismo, culpa o inutilidad

Retraimiento social

- Problemas para concentrarse, recordar o tomar decisiones

- Irritabilidad

Problemas físicos persistentes como jaquecas o cefaleas, problemas digestivos, dolor crónico, que no responden al tratamiento

Pensamientos o ideación suicida, intentos de suicidio o auto-lesiones.

La organización, que cuenta con el apoyo de la Agencia Europea para la Salud y Consumo (AESC), también señala que la depresión suele acompañarse de ansiedad y de dificultades en las relaciones familiares, amistades y a nivel laboral; y explica que algunos de estos síntomas son más comunes en los niños (problemas de conducta), adolescentes (irritabilidad), o personas mayores (retraimiento, apatía o ideas delirantes).

Otro factor muy importante a tener en cuenta es que la depresión va asociada, en aproximadamente dos tercios de los casos, a síntomas físicos como:

  • Sensación de tensión interna.
  • Reducción del apetito y pérdida de peso.
  • Pérdida de interés sexual.
  • Cefaleas/Jaquecas.
  • Mareos.
  • Dolor de espalda.
  • Problemas para respirar.
  • Problemas de corazón.
  • Problemas gastrointestinales.
  • Dolor abdominal.

La EAAD explica que en muchas ocasiones las personas que pasan por una depresión suelen reconocer primero alguno de estos síntomas físicos: “Sin embargo, muchas veces estos síntomas no son reconocidos y relacionados con la depresión. Además, las molestias físicas (por ejemplo: dolores de espalda), previos a la depresión, es normal que se agudicen durante un episodio depresivo”.

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