FUENTE: La Razón
El consumo de café, especialmente cafeinado, se relaciona con un menor riesgo de deterioro cognitivo en individuos con alto riesgo cardiovascular, según confirma un estudio del CIBER de Fisiopatologı́a de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN) y del Instituto de Investigación Sanitaria Pere Virgili.
El trabajo, publicado recientemente en la revista científica European Journal of Nutrition, ha sido realizado por la investigadora predoctoral Indira Paz-Graniel y liderado por Nancy Babio, profesora agregada de la Universidad Rovira i Virgili, y Jordi Salas Salvadó, catedrático y director de la Unidad de Nutrición Humana de la URV. En él, han explorado la posible asociación entre consumo de café y funcionamiento cognitivo dentro del estudio Predimed-Plus con la participación de 6.427 voluntarios de toda España. A todos los participantes se les evaluó la función cognitiva mediante una baterı́a de cuestionarios neuropsicológicos que exploran funciones cognitivas diversas como la memoria, la orientación, el registro, la concentración, la velocidad de procesamiento, la búsqueda visual y la atención, entre otras.
Dos tazas y con cafeína
Los autores observaron que las personas que consumı́an café tenı́an un menor riesgo de presentar deterioro cognitivo en comparación con aquellas que no lo tomaban. Al explorar esta relación por tipo de café, observaron una protección en aquellos individuos consumidores de café con cafeı́na, pero no en aquellos que consumı́an el café sin cafeı́na. En relación a la cantidad de café consumido al dı́a, se observó que aquellos individuos con un consumo de más de 2 o más tazas de café total o con cafeı́na (100 ml), presentaban un menor riesgo de disfunción cognitiva en comparación con aquellos que tomaban menos de una taza al dı́a. De hecho, los investigadores confirman que no se ha visto relación significativa con el café descafeinado.
Según explica Indira Paz, autora principal del estudio, “la asociación beneficiosa observada entre el consumo de café y el deterioro cognitivo, podría ser el resultado de la interacción sinérgica entre los diferentes compuestos bioactivos presentes en el café. Por un lado, los compuestos fenólicos con propiedades antioxidantes podrían ayudar a disminuir el estrés oxidativo y la inflamación de las neuronas, que conjuntamente con otros componentes bioactivos presentes en el café, podrían atenuar la producción de un péptido denominado β-amiloide que se sugiere es un factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad Alzheimer”. Ası́, el consumo de café podrı́a prevenir el daño neuronal, la sinaptotoxicidad -para evitar que se acumule el péptido β-amiloide a nivel neuronal, que, de ser elevado puede tener efectos tóxicos - y con ello el deterioro cognitivo.
En el mismo trabajo, también se ha explorado la asociación entre la ingesta de cafeı́na y la función cognitiva, observando que aquellos individuos con mayor ingesta de cafeı́na presentaban con menor frecuencia deterioro cognitivo en comparación con aquellos que consumı́an una menor cantidad de esta sustancia. Los autores, basándose en otros estudios sugieren que la cafeı́na al ser estructuralmente similar a la adenosina, un neurotransmisor con efectos inhibidores del sistema nervioso central, podrı́a interactuar con la neurotransmisión a nivel de diferentes regiones del cerebro, y con ello promover funciones como la vigilancia, la atención, el estado de ánimo y la excitación. La investigadora del CIBEROBN Indira Paz afirma que, “considerando los resultados del estudio, recomendaciones en el consumo de café y cafeína podrían formar parte de las estrategias para la prevención del deterioro cognitivo en un futuro”.