FUENTE: 20 minutos
Coches de bomberos, tambores, bebés que lloran, robots, juguetes que imitan el sonido de instrumentos musicales… Estos, juntos con los juguetes con luces, son algunos de los juguetes que más llaman la atención de los niños, especialmente los más pequeños. Sin embargo, antes de comprar un regalo de estas características, hay que pensarlo dos veces, pues los juguetes ruidosos pueden, a largo plazo, provocar daños irreversibles en la audición de los niños.
Para concienciar a los padres o abuelos sobre comprar juguetes que puedan dañar los oídos de los más pequeños, la AG Bell International, que trabaja a nivel mundial para mejorar la calidad de vida de las personas con sordera y con problemas de audición, elabora cada año una lista de los juguetes más ruidosos, aquellos que hay que evitar a toda costa por ser potencialmente peligrosos para la salud auditiva de los pequeños.
Los daños que los juguetes demasiado ruidosos provocan en los oídos de los más pequeños no se ven inmediatamente, sino con el paso de los años, pues los efectos son acumulativos e irreversibles. El daño se manifiesta en forma de pérdida auditiva, algo que sufren, según la Asociación Aspas, uno de cada cinco adolescentes de entre 12 y 18 años. Esta pérdida se produce fundamentalmente porque la exposición prolongada o súbita a ruidos intensos, sobre todo si este ruido se produce cerca de los oídos, provoca daños en oído interno (cóclea). Se considera que un ruido es intenso si supera los 80-85 decibelios. La mera explosión de un globo, por ejemplo, esta en torno a los 150. En caso de juguetes que se utilicen cerca del oído, como un teléfono, los límites tendrán que ser todavía inferiores.
Para evitar dañar los oídos de los niños con juguetes inadecuados, lo primero es concienciarse del perjuicio que pueden ocasionar y seguir una serie de recomendaciones a la hora de comprarlos o usarlos. GAES y AG Bell International nos dan algunas claves:
• No comprar juguetes que emitan sonidos superiores a los 80 decibelios, algo que se debe especificar en las instrucciones. Para ello, debemos comprobar que el juguete en cuestión cumple la normativa de la UE y que no está en la lista elaborada por y AG Bell International, pues muchos de los objetos que compramos por Internet no tiene el sello UE.
•Mejor elegir los que tienen que control de volumen y botón de encendido y apagado. Si consideramos que sigue siendo muy alto, podemos poner cinta aislante en el altavoz para que el sonido sea más bajo o directamente, no comprarlo, pues si lo apreciamos como molesto para nosotros, también lo será para el niño.
•Aunque cumpla las recomendaciones según el fabricante, podemos comprobar por nosotros mismos que el juegue no es demasiado ruido. Aplicaciones como Decibel X, Noise Meter o Sonómetro pueden ayudar.
•Enseñar a los niños a no llevarse los juguetes ruidosos a la oreja mientras juegan.
•Los juguetes con ruidos, mejor en el exterior que en habitaciones cerradas.
•Aunque se cumpla todo lo anterior, hay que evitar que los niños jueguen durante mucho rato con juguetes ruidosos. Por ejemplo, GAES recomienda que el tiempo de exposición sea de menos de ocho horas en caso de juguetes con un máximo 80 dB. Si tienen más, estaría contraindicado usarlos siempre.
•Además, hay que evitar comprar juguetes que amplifican o cambian la voz del niño, juguetes de instrumentos musicales (no el instrumento en sí) y sonajeros y juguetes chillones.