FUENTE: El Mundo
Aunque estas fiestas han sido diferentes las que sí han vuelto a casa por Navidad han sido las comilonas. Y tras ellas, la temida acidez o ardor de estómago. En este artículo hablamos de por qué aparece, cómo identificarlo, cómo acabar con él y cuáles son los principales mitos que pululan a su alrededor para rematar las fiestas con nuestros jugos gástricos en paz.
¿POR QUÉ APARECE EL ARDOR DE ESTÓMAGO?
La causa principal obedece a las leyes de la física. Imaginemos que nuestro estómago es como una bolsita de agua que tiene dos válvulas, una de entrada y otra de salida. La válvula de arriba se abre para que pase la comida y después se vuelve a cerrar. Si falla el mecanismo de sellado del estómago y queda abierta la compuerta de entrada, el contenido del estómago con los jugos gástricos, puede volver hacia arriba y alcanzar de nuevo esófago. Esto es fácil que ocurra cuando celebramos un festín, como en Nochebuena, o cuando hay sobrepeso ya que la presión en el tubo digestivo es mayor. Si coinciden en espacio y tiempo el sobrepeso y el festín... tendremos entre manos una bomba de relojería. La pared del estómago está preparada para soportar el pH tan ácido de los jugos gástricos, pero el esófago no y de ahí vendrán las molestias.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS?
El síntoma más característico es el dolor y sensación de quemazón en el pecho. De hecho, el ardor de estómago también se conoce como pirosis (del griego piros: fuego) ya que es frecuente la sensación de tener un incendio montado en el esófago. Otros síntomas son la dificultad para tragar, las náuseas, el mal sabor de boca... incluso la tos. Mucha gente que desconoce la causa de su tos acaba siendo diagnosticada de reflujo. El reflujo también está asociado a la faringitis crónica, porque el ácido puede llegar "hasta arriba".
¿EXISTEN FÁRMACOS SIN RECETA PARA EL ARDOR DE ESTÓMAGO?
Sí, los más populares son:
Almagato. Es la opción clásica. ¿Cómo funciona? Se trata de un principio activo muy rápido porque en solo un minuto es capaz de neutralizar el ácido con el consiguiente alivio de los síntomas. El efecto tiene una duración de una hora. Como precaución, es importante saber que puede interaccionar con otros fármacos y por tanto deberían transcurrir dos horas hasta la toma de la medicación.
Alginatos. ¿Cómo funciona? Forman un gel viscoso en el estómago que flota y se pega a la pared superior. Su mecanismo de acción básicamente consiste en "estorbar" formando una barrera e impidiendo que los ácidos suban y salgan de la compuerta. Después el fármaco se elimina por las heces, tal cual.
¡Importante! A pesar de la etiqueta "sin receta", tanto los alginatos como los almagatos son de uso puntual. Si tras un par de semanas tomando antiácidos la cosa no mejora, o incluso si mejora, pero el paciente necesita estos fármacos para encontrarse bien, es necesario ir al médico porque podrían estar enmascarándose otros síntomas.
SEIS MITOS SOBRE LA ACIDEZ
1. El omeprazol es un protector de estómago.
¡Error! A diferencia de los alginatos o almagatos, el omeprazol es un fármaco con receta que no neutraliza ni "estorba" al ácido, sino que suprime directamente su producción. No es buena idea que una persona a la que no se ha prescrito omeprazol decida por su cuenta tomarlo antes de las comidas de Navidad "para prevenir". ¿Por qué? Porque nuestro estómago necesita ácido clorhídrico para poder ir "disolviendo" los alimentos. Si ante una comida pantagruélica, en lugar de darle al estómago la materia prima para disolver los alimentos le ofrecemos un fármaco que suprime el ácido... ¡es posible que haga peor la digestión!
2. Tomar bicarbonato es el mejor remedio para la acidez.
¡Falso! Aunque fuera el remedio favorito de nuestras abuelas puede ser contraproducente y tiene una explicación científica. Nuestro estómago tiene pH ácido y añadir bicarbonato, que es una base, se produce una reacción química con ciertos efectos secundarios. El bicarbonato reacciona con el ácido clorhídrico y da como resultado dióxido de carbono, agua y cloruro de sodio. La sal y el agua pasan al intestino por la compuerta de abajo, pero, ¿qué pasa con el dióxido de carbono? Es un gas y se termina expulsando en forma de eructos -con perdón- al mismo tiempo que aumenta la distensión de las paredes del estómago. Otro posible efecto adverso es que al cambiar el pH del estómago se reduzca la absorción de algunos nutrientes, que esto afecte al comportamiento de algunos medicamentos o que paradójicamente... ¡se produzca un efecto rebote! Como el bicarbonato neutraliza el ácido clorhídrico del estómago las células del estómago pueden enfadarse y reaccionar produciendo más ácido. Esto puede agravar la sensación de ardor. ¡Y no se vayan, que todavía hay más! Al tomar bicarbonato de sodio, así a lo loco, se puede superar la cantidad de sodio recomendada. Recordemos que eran cinco gramos de sal al día o dos gramos de sodio.
3. Tomar leche ayuda a aliviar la acidez de estómago
¡Tampoco! Es cierto que leche puede ayudar a contrarrestar la acidez del estómago. Pero, aunque pueda provocar un alivio momentáneo de las molestias, se desaconseja este remedio por su posible efecto rebote. Tras el alivio inicial, la leche también estimula una mayor producción de ácido estomacal debido al calcio, a la caseína y a la grasa que contiene. Vamos, que puede ser peor el remedio que la enfermedad.
4. Por la noche aumenta la acidez de estómago.
¡Falso! No hay ningún estudio que confirme que por la noche se segregue más ácido o que haya un efecto acumulativo del ácido que se va segregando a lo largo del día. Lo que sí sucede es que al tumbarnos en la cama y ponernos en posición horizontal favorecemos que el contenido del estómago pase al esófago. Un truco para mitigar este efecto es dormir del lazo izquierdo porque favorece el vaciado gástrico (la "boca" del esófago queda hacia abajo).
5. Dormir con varias almohadas reduce el ardor de estómago.
¡Otro mito que sea cae! No se aconseja porque al poner varias almohadas doblamos el cuerpo por la cintura y hacemos más presión en el estómago facilitando la regurgitación. Lo ideal es poner bajo las patas de la cama un par de tacos, unos libros, o la típica enciclopedia que ya nadie usa...
6. Los antiácidos ayudan a reducir el alcohol en sangre.
Muchas personas creen que tomar un antiácido puede disminuir el nivel de alcoholemia. Pero lo cierto es que los antiácidos tienen capacidad para neutralizar el ácido, pero no el alcohol. Ni disminuirá la concentración de alcohol en sangre ni se recuperará la sobriedad antes.