FUENTE: Diario Médico
Un estudio realizado por Javier Fernández Aguilar, Mar Jovani e Isabel Guillén, investigadores de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Valencia, y María Teresa Sanz, de la Universidad de Valencia (UV) concluye que existe relación entre ansiedad y parámetros fisiológicos del paciente, como la presión arterial o el ritmo cardíaco, antes de una extracción dental, con la necesidad de tomar más analgésicos para combatir el dolor.
El trabajo, publicado en Scientific Reports, ha analizado los niveles de ansiedad previos que se presentan en el paciente frente a una extracción dental, junto a diversos parámetros fisiológicos, para establecer su correlación con una mayor necesidad de tratamiento analgésico posterior.
Para ello, han usado la escala Corah de ansiedad dental en un total de 185 personas antes de ser sometidos a una extracción dental. Estos pacientes rellenaron en la sala de espera un cuestionario para determinar su nivel de ansiedad previo, de acuerdo con esta escala: inexistente, moderada, alta o severa. Además, se evaluaron dos parámetros fisiológicos en todos los pacientes, antes y después de la intervención odontológica: la presión arterial y el ritmo cardíaco. También se registraron otras variables como la edad, el sexo, la toma previa de antibióticos, el tipo de anestésico local empleado o la duración de la extracción. Tras la intervención, cada paciente recibió un formulario para indicar si había necesitado o no tomar medicación para el dolor, paracetamol 650 mg o ibuprofeno 400 mg, y durante cuántos días.
En declaraciones a CF, Fernández Aguilar afirma que el 60,5% de la muestra estudiada marcaron algún tipo de rasgo de ansiedad, mientras que el 39,5% indicaron que no padecían ningún tipo de estrés o ansiedad. "Estos porcentajes se asemejan mucho a los de otros estudios publicados, donde sitúan esta ansiedad próxima al 70% de las muestras estudiadas. Hay que recordar que el Test de Ansiedad de Corah (empleado en nuestro estudio) tipifica cuatro grados diferentes de ansiedad, desde más leve o sin ansiedad, hasta fobia dental".
Sobre el perfil de las personas con esa ansiedad, el investigado declara que en este trabajo no encontraron diferencias significativas entre género ni tampoco para las diferentes franjas de edad. "Uno de los parámetros que pensábamos al inicio de la investigación era detectar si los pacientes más jóvenes podrían llegar a reflejar más ansiedad, por ser muchas veces la primera vez que se enfrentaban a esta situación, pero no encontramos resultados concluyentes para confirmar esto", reconoce a este medio.
La recopilación de casos durante 15 meses ha permitido demostrar la relación entre los niveles de ansiedad manifestados por los pacientes y sus parámetros de ritmo cardíaco y presión arterial antes y después de la intervención odontológica. El estudio también ha confirmado que los pacientes con mayores niveles de ansiedad se inclinaban por el ibuprofeno como antinflamatorio para la reducción del dolor. Los pacientes con ansiedad leve o sin muestras de ella optaban por el paracetamol o directamente por no tomar medicación analgésica.
Este comportamiento podría tener una explicación a juicio del experto: "Fundamentalmente pensamos que se debe a una cierta conciencia social de que el ibuprofeno es un medicamento más potente para eliminar dolor, mientras que el paracetamol estaría reservado para dolores más "leves".
En su opinión, este punto es importante, "ya que el paciente en general tal vez no llega a distinguir con exactitud la diferencia entre un analgésico y un antinflamatorio. Por eso, pensamos que los pacientes con mayores grados de ansiedad se decantaban por Ibuprofeno, ya que podrían llegar a pensar que es un medicamento con mayor potencia analgésica. En esta línea y por ese motivo, cerramos las opciones terapéuticas a paracetamol 650 mg o ibuprofeno 400 mg, para tratar de obtener el máximo beneficio analgésico con la menor posología posible".
Cuidado con el abuso
Otro dato interesante del estudio es que los pacientes con un nivel alto y severo de ansiedad son los que tomaron más cantidad de medicación para el dolor tras la extracción dental, especialmente durante las primeras 24 horas.
Fernández Aguilar cree que esta ansiedad podría llevar incluso a un abuso de estos analgésicos, y "esto puede suponer, como es sabido, problemas secundarios al uso de antinflamatorios, como úlceras gástricas". Para él, la parte de la población que más le preocupa es la gente joven y de edad mediana, "donde todavía no han dado la cara problemas secundarios al abuso de estos medicamentos. Cuando con el tiempo se generan estos problemas, su resolución puede ser ya muy complicada", advierte.
En este asunto, "la labor del farmacéutico es fundamental de cara a que los pacientes consuman de manera racional este tipo de medicamentos", defiende. "A pesar de que desde las propias clínicas dentales se aconseja al paciente medicamente sobre la pauta a instaurar si no hay que recetar nada especial, son los pacientes los que muchas veces piden consejo a su farmacéutico de confianza sobre el analgésico que tomar para diferentes situaciones". Y añade: "Como los farmacéuticos hacen muy bien, hay que instaurar las posologías más bajas para obtener los máximos beneficios terapéuticos".
El odontólogo sostiene que este tipo de estudios "ponen en común la labor de odontólogos y farmacéuticos, ya que en el caso de los medicamentos sin necesidad de receta, el paciente se deja aconsejar por su farmacéutico".
Cómo reducir la ansiedad
Para reducir o eliminar el consumo de analgésico, especialmente los antinflamatorios, los autores proponen otra estrategia y es conseguir reducir el nivel de ansiedad de un paciente antes de una extracción dental". ¿Cómo? "Nuestro estudio refleja que la extracción dental no comienza el propio día de la cita en la que se va a llevar a cabo -alega Fernández Aguilar-, sino desde la cita donde se diagnostica la extracción. Por tanto, el odontólogo debe saber manejar esta situación en los pacientes con mayores grados de ansiedad con diferentes estrategias, primero no medicamentosas, como podría ser citar a estos pacientes a primera hora para que no sufran ningún tipo de retraso; establecer climas en la sala de espera que lleven a la relajación; y, por último, en los casos más extremos, valorar establecer una terapia farmacológica que disminuya la ansiedad del paciente el día de la extracción, pero reservando este tipo de terapia para casos extremos, donde no se haya logrado controlar la ansiedad por ningún otro tipo de vía".