El método del plato fue elaborado por la Universidad de Harvard y es una de las herramientas nutricionales más de moda.
FUENTE: 20 Minutos
La alimentación saludable y variada aporta enormes beneficios para la salud tanto de deportistas como de gente que, simplemente, quiere cuidarse y llevar una vida sana. Sin embargo, incluir este hábito en el día a día se convierte en un verdadero reto rodeado de muchos interrogantes. ¿Qué es saludable y qué no? ¿Por dónde debería empezar? Y, la más importante: ¿Cómo me organizo?
El método del plato es un conocido sistema que ayuda a organizar las comidas para que sean saludables y, sobre todo, respondan a las exigencias nutricionales del organismo. Fue ideado en la Universidad de Harvard y, como explica la nutricionista de la clínica Alimmenta Adriana Oroz Lacunza en su nuevo libro 'El método del plato', es una de las herramientas más utilizadas en las consultas de educación nutricional.
"Es un método visual y conceptual que ayuda a planificar las comidas y cenas y a garantizar que sean nutricionalmente completas y calóricamente equilibradas", explica Adriana. La distribución de los diferentes macronutrientes, tomando un plato como referencia espacial, es la siguiente: la mitad del plato deben ser verduras y hortalizas (en forma de guarnición, de sopas... teniendo en cuenta que, a más color, mayor será al presencia de diferentes antioxidantes), un cuarto deben ser proteínas (tanto animales como vegetales, variando las fuentes) y, el cuarto restante, carbohidratos. La grasa acompañará el plato en forma de aceite de oliva, frutos secos o semillas, teniendo en cuenta que los hidratos y las proteínas pueden tener cierto porcentaje graso en su composición.
Dudas
Esta dietista-nutricionista responde a varios interrogantes sobre el método del plato para que seguir este sistema sea algo fácil, natural y, sobre todo, saludable. Vivirlo como una imposición no ayudará a incorporarlo a la rutina y seguirlo de manera inflexible puede llegar a provocar ansiedad y frustración por no cumplir con los objetivos planteados.
El método debe ser algo flexible que se adapte a nuestros ritmos y, tras valorar el conjunto de nuestros hábitos, puede servir como una guía inicial para entender cómo combinar los diferentes macronutrientes, pero "no pasa nada si un día no se aplica o no se incluye un grupo concreto de alimentos".
Para saber qué tipo de combinaciones realizar es importante saber que cada alimento puede ser fuente de un nutriente completo pero contener cantidades elevadas de otro, como es el caso de la legumbre. Así, pueden utilizarse como fuente simultánea de carbohidratos y proteínas, ocupando la mitad de un plato, o ser la ingesta de diferencia de uno y otro, representando el cuarto del plato correspondiente.
¿Se puede repetir la ingesta de un mismo alimento de manera continuada? Si este es saludable, no habrá problema. Pero, como señala Adriana, comer siempre lo mismo implica dejar de consumir alimentos que gusten o que enriquezcan la nutrición, por lo que es importante hacer un esfuerzo y, en la planificación, contemplar un balance entre las diferentes fuentes nutricionales.
¿Qué pasa si comemos fuera?
Las comidas y cenas en restaurantes fuera de casa son la mayor fuente de problemas a la hora de continuar con una alimentación saludable. Se pueden ver como una excepción puntual tras la cual recuperar los hábitos pero también se puede hacer un ligero esfuerzo y hacer elecciones saludables.
Adriana explica que para seguir el método del plato en un restaurante lo más aconsejable es elegir un primer plato compuesto por verduras o ensalada y apostar por un segundo compuesto por carne, pescado o proteína vegetal cuya guarnición sean patatas (siempre mejor al horno o hervidas que fritas) y algo de pan integral.
De todas formas, si no se puede seguir este método en su totalidad, no pasa nada. Lo mejor es intentar apostar por platos o preparaciones saludables, huir de los fritos y dar prioridad a las verduras y las recetas hechas a la plancha o al vapor. La intención es conseguir incluir una alimentación sana en los hábitos cotidianos de manera sencilla y no restrictiva, para poder seguir disfrutando de la comida (con o sin compañía) de la manera más saludable.