FUENTE: Diario Médico
El uso de algunos cosméticos y de cuidado personal (como mascarillas para la cara, pintalabios, cremas faciales, pintauñas, tintes, cremas, laca y espuma para el cabello) podría estar relacionado con una mayor probabilidad de desarrollar endometriosis, debido a la presencia de sustancias químicas que son capaces de imitar o bloquear la acción de hormonas (conocidos como disruptores endocrinos), entre los que destacan los parabenos y las benzofenonas.
Esta es una de las conclusiones de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Granada y del Hospital Universitario Clínico San Cecilio, de la misma provincia, publicado en la revista Environmental Research, dentro de un proyecto de investigación denominado EndEA.
Los investigadores han cuantificado los niveles internos de parabenos y benzofenonas en un total de 124 mujeres (con y sin endometriosis), procedentes de los hospitales públicos de la ciudad de Granada, además de recoger información detallada sobre la utilización de cosméticos y productos de cuidado personal de cada una de ellas.
Como detalla a esta medio Francisco Artacho, profesor de la Universidad de Granada y uno de los autores del estudio, "las concentraciones de estas sustancias fueron variadas, aunque los parabenos que aparecían en mayor cantidad fueron el metil-paraben (de media se encontraba en cantidades que superaban los 200 ng/ml de orina) y el etilparaben (de media 35 ng/ml de orina) y entre las benzofenonas fue la benzofenona-3 (con concentraciones superiores a los 10ng/ml de media)".
Los resultados obtenidos mostraron una clara asociación entre un mayor uso de diversos tipos de cosméticos (mascarillas, pintalabios, cremas faciales, pedicura, tintes, cremas, laca y espuma para el cabello) y mayores niveles internos de parabenos y benzofenonas. “Además, observamos que los niveles internos de algunos de estos disruptores endocrinos estaban relacionados con el riesgo de padecer endometriosis”, señalan Artacho y Olga Ocón, del Hospital Universitario San Cecilio, ambo y otra de las firmantes de la investigación.
Preguntado por cuáles son las cantidades de estas sustancias a partir de las cuales se pueden considerar peligrosas, Artacho asegura a CF que "no existe una dosis que pueda considerarse segura, ya que, por un lado, actúan como una hormona (y las hormonas actúan a niveles muy bajos) y, además, se ha demostrado el efecto combinado que ejercen estas sustancias en combinación con otros disruptores endocrinos. Por ello, dado que estamos expuestos a una gran variedad de disruptores endocrinos, por baja que sea, estas sustancias pueden contribuir al efecto combinado de la exposición a disruptores endocrinos".
No obstante, sobre las cantidades de parabenos que puede llevar un cosmético, el Comité Científico
Europeo de Seguridad de los Consumidores (CCSC) señala lo siguiente: "La legislación de la UE permite el uso de parabenos en cosméticos, pudiendo un mismo producto contener uno o varios de ellos. La máxima concentración total permitida en los productos de consumo es de 8 g de parabenos por kg de producto cosmético, siempre que ningún parabeno individual esté presente en una concentración superior a 4 g/kg". Y añade: "Tras examinar la información científica más actualizada, el CCSC confirmó que para las moléculas más pequeñas de parabenos (metil- y etilparabeno), este límite se considera seguro".
Respecto a moléculas más grandes de parabenos (propil-y butilparabeno), el CCSC recomienda reducir el límite a una concentración máxima total de 1,9 g/kg de parabenos "y para otros parabenos menos utilizados (isopropil-, isobutil- y fenilparabeno), la información disponible es muy limitada, y no se puede calcular el riesgo potencial", reconoce.
Limitaciones del trabajo
Teresa Pardo Merino, vocal de Dermofarmacia del COF de Melilla, analiza para CF esta investigación y le pone algunas objeciones, entre ellas, que no han tenido en cuenta la alimentación de las personas incluidas en el estudio. "Creo que sería importante evaluar su alimentación, ya que los parabenos se utilizan en la industria alimentaria para la conservación de los alimentos", propone.
Por otra parte, echa en falta que no se haya tenido en cuenta "el tiempo de aplicación de los productos cosméticos que utilizaban, si eran de aclarado o, por el contrario, permanecían en la piel ni la extensión del área de aplicación o la zona", dice Pardo Merino. A su juicio, estos valores son "imprescindibles antes de afirmar que un cosmético pueda estar relacionado con el desarrollo de enfermedades como la endometriosis".
Mensajes a pie de mostrador
Según Pardo Merino, el mensaje que en la actualidad se debe seguir dando a los usuarios es el de calma y "no alarmar a la población sin estudios que realmente demuestren sus efectos nocivos". "Como farmacéuticos, debemos transmitir dicho mensaje de calma y quizás informar al paciente sobre los numerosos disruptores endocrinos presentes en una alimentación no adecuada".
Este mensaje de calma viene sostenido por una serie de argumentos que aporta la experta, como que los parabenos "son 10.000 veces más débiles que los fitoestrógenos más potentes (por ejemplo la soja) y 100.000 veces menos potentes que el estradiol (estrógeno producido por nuestro organismo)".
Por otra parte, Pardo Merino recuerda que un cosmético, por definición, "no penetra a nivel sanguíneo, sino que permanece en la superficie de la piel".
Por todo ello, la vocal de Dermofarmacia lo tiene claro: "Los cosméticos que hay en el mercado europeo son seguros en su uso esperado y razonablemente previsible".
En la misma línea, añade que, a día de hoy, "los parabenos utilizados en cosmética son ingredientes eficaces y seguros y están muy estudiados por los organismos internacionales que velan por la seguridad del consumidor, como el Comité Científico de Productos Cosméticos (CCSC). Es más se utilizan a muy bajas concentraciones (también reguladas) y poseen un alto poder conservante necesario para que una fórmula sea segura; de no llevar parabenos llevará otro conservante también seguro pero menos estudiado que estos".
Así, el CCSC, al que apela la farmacéutica, insiste en que tras revisar en repetidas ocasiones a lo largo de los años los datos científicos sobre los posibles efectos de los parabenos para la salud, "los estudios experimentales en animales han demostrado que la toxicidad es por lo general baja y que no provocan cáncer".
No obstante, para el firmante del estudio es mejor decantarse por los cosméticos que no contengan parabenos: "Es mejor que usen esos a que utilicen productos con esta sustancia. Sin embargo, podrían llevar otras sustancias disruptoras endocrinas que contribuirían al efecto dañino para la salud. Cada día se están describiendo nuevas sustancias que tienen este efecto hormonal. En resumen, no se puede confirmar que estas líneas de productos son 100% libres de disruptores endocrinos, pero su uso es preferible al de los productos que sí llevan estas sustancias, ya que al menos se garantizan que ese tipo de disruptor endocrino no estará presente".